Oteiza de la Solana -Oteitza en euskera- es uno de esos pueblos con encanto de Navarra. Esta pequeña villa de 900 habitantes se encuentra en la comarca de Estella, sobre una colina a unos 500 metros sobre el nivel del mar. Además, pertenece a la comarca geográfica de La Solana. Es conocido por tener raíces romanas, y ello se percibe en las referencias a bandidos locales en forma de inscripciones que conserva, sin ir más lejos, la ermita de San Tirso. Allí nombran al emperador Adriano, en un miliario, unos robustos hitos cilíndricos de piedra que marcaban la distancia en las vías romanas para señalizar los caminos. Pero Oteiza también destaca por su patrimonio artístico donde destacan las parroquias de San Miguel o la ermita de Salvador.
Huellas romanas
La civilización romana, cuya organización se basaba en el progreso y bienestar, ha dejado su impronta en Navarra tras varios siglos de presencia en este territorio. La ermita de San Tirso, patrón de Oteiza, es uno de los puntos estratégicos que conserva huellas de la época romana. Allí se encuentran columnas miliarias que en su día fueron restos arqueológicos que estuvieron encastrados en la ermita, es decir, que fueron utilizados con el fin de ser usados para construir el edificio. Sin embargo, este hecho no sucedió y ahora estos restos se encuentran en la parte exterior. Uno de los más famosos o con más arraigo en la zona es el dedicado al emperador Adriano. La columna data del año 135 (se conoce gracias al grabado) y se halló en el otoño de 1975, en el trascurso de una investigación. Mide cerca de 1,60 metros y las letras de la inscripción unos 6,5 metros, aproximadamente.
Como ya hemos mencionado, los miliarios se utilizaban para conocer la distancia entre las vías, y en este miliario concretamente marcaba que quedaban 3.000 pasos para llegar a Andelos. Este pueblo se encuentra a 4,7 kilómetros en línea recta de la ermita de San Tirso. No se sabe exactamente cuál era el lugar original de esta columna, para saber hacia qué lugar señalizaba, pero hoy en día sin importar estos datos, hacen que la ermita de San Tirso sea un lugar de recuerdo, de conocer las raíces de muchos de los navarros.
Ermita del Salvador
Es un edificio de mampostería con algunos restos de construcción del siglo XVI reedificado posteriormente en el XIX. Se localiza en un extremo de la parte alta del pueblo de Oteiza. Además, presenta una planta de cruz latina con una única nave dividida en dos tramos, brazos de crucero rectos y cabecera poligonal. Preside la ermita un retablo dedicado a Santa Bárbara y al Salvador, que fue el primer titular de esta.
Despoblado de Baigorri: una ruta a pie
Se trata de una antigua villa de Navarra, ahora un despoblado, y que pertenece al municipio de Oteiza y fue una de las propiedades históricas de los Condes de Lerín y del Duque de Alba. Actualmente no quedan más que ruinas de algunas antiguas viviendas, de la iglesia, así como del palacio que se encontraban en aquel lugar. Son muchas de las personas que acceden a este lugar caminando, y por ello, se ha convertido en una ruta perfecta para pasar el día en familia, y así conocer la historia de este lugar. Se dice que Baigorri fue perdiendo poco a poco población, y en 1468, la princesa Leonor de Navarra calificó a la villa como despoblado. Era la primera vez que se deshabitaba. En 1768, Baigorri volvió a resurgir de sus cenizas y volvió a estar habitado, para lo que se restauró el palacio y la iglesia. En el siglo XX, desgraciadamente, volvió a quedarse sin habitantes y en 1960 sus edificios fueron calificados en ruinas. Es una ruta sencilla con unas vistas impresionantes.
Cuenta la leyenda…
Hace muchos años en Oteiza de la Solana, había una balsa que se llamaba Idoia. Se situaba a las afueras del pueblo. Cerca había un corral y sus animales iban todos los días a beber agua fresca a la balsa.
Un día, al anochecer, un campesino regresaba hacia su casa después de su jornada de trabajo. Al pasar junto a la balsa divisó en ella algo que se movía y alarmado corrió al pueblo creyendo haber visto una ballena.
Los habitantes del pueblo, muy asustados, corrieron hacia la balsa con escopetas, escobas y todo tipo de armas en mano. Uno se acercó detenidamente a inspeccionar el lugar y comunicó a todos los presentes que no era más que un simple y miserable baste que seguramente pertenecería al dueño del corral. Desde entonces es frecuente que a los oteizanos les llamen balleneros.
Descubre Estella-Lizarra
Estella-Lizarra, a 11 kilómetros del pequeño pueblo de Oteitza-Oteiza de la Solana, es una de las ciudades navarras más visitadas. Los alrededores se pueden visitar en tan solo un fin de semana, con tranquilidad y observando el verde paraje. Cuenta con múltiples planes que no dejarán a nadie indiferente. Además, no podemos pasar por alto tampoco una visita al nacimiento del río Urederra, en plena Sierra de Urbasa.
La plaza de los Fueros
El recorrido en Estella debe de partir en la plaza de los Fueros, centro neurálgico de la localidad. Como en cualquier gran ciudad, Estella cuenta también con una amplia plaza con varios edificios a su alrededor. Levantarse y la mirada se irá hacia uno de los balcones más conocidos de este punto, que cuenta con unos grandes geranios. Cerca, se encuentra también, la Iglesia de San Juan Bautista, construida con piedra amarilla con tintes neoclásicos.
La plaza de Santiago
La plaza de Santiago está muy cerca de la plaza de los Fueros, a tan solo unos metros, y a diferencia de la anterior, esta es una plaza de nueva construcción. Tiene un toque moderno porque presenta una forma triangular. Está rodeada de árboles y cuenta con una fuente central, al igual que su plaza vecina.
La calle mayor
Una vez visitadas las plazas principales, no hay que pasar por alto la calle mayor, lugar donde se encuentran todas las tiendas y muchas de ellas con comercio tradicional, de toda la vida. Suele haber mucho ambiente los fines de semana, ya que además de tiendas también hay bares, lugar de encuentro de muchos navarros para comer o simplemente tomar algo. También suele haber turistas.
Antiguo Palacio de Justicia y antiguo Ayuntamiento
Se trata del antiguo Palacio de Justicia y antiguo Ayuntamiento levantado en el siglo XVIII. A diferencia de los palacios estelleses anteriores, en los que se alterna el sillar y el ladrillo, nos encontramos ante una fábrica labrada en espléndido sillar. De su fachada destaca el volumen escultórico que adquiere la disposición de las columnas, casi exentas y los boceles que flanquean la puerta principal y las ventanas, dando una grácil movilidad.
Iglesia de San Miguel
Cerca de la calle mayor, a mano izquierda, se encuentra el templo de San Miguel, enclavada en lo alto de una roca y esto hace que de la sensación de que parezca que estamos en un castillo y no en una pequeña iglesia. Para acceder a ella se puede subir por la escalinata o acceder dando un rodeo por la calle que se abre ante ti. Si eliges la escalinata, te encontrará con un patio con un olivo, muy conocido en la zona.
Museo del Carlismo
Se trata de un museo público, creado con rigor histórico, que hace un completo análisis de este movimiento. El Carlismo se originó con el nombramiento de Isabel II como reina tras suspender su padre Fernando VII la ley sálica que impedía reinar a las mujeres. Su primo el infante Don Carlos reivindicó el trono como primer varón en la línea sucesoria lo que desencadenó varias guerras y enfrentamientos que llegan casi hasta nuestros días. De hecho, aún hay un descendiente de este último que reivindica el trono. Esta historia se cuenta en este museo que se encuentra en Estella.
El puente de la cárcel
Una vez en la iglesia de San Miguel, continúa hacia abajo, hacia el río, y allí verás un puente. Se trata del puente de la cárcel. Fue construido en los años 70 tratando de conservar el estilo del primer puente que hubo en ese lugar. Un puente románico que fue destruido por los liberales en 1873 en el marco de la Tercera Guerra Carlista.
Nacedero de Urederra: unas aguas hermosas
Si cuentas con un día de sobra, no dudes en visitar el nacedero de Urederra un lugar único con unas aguas hermosas. Se trata de la salida natural del acuífero formado en el macizo kárstico de Urbasa. En este lugar suceden cascadas con pozas de agua de color turquesa. La característica de su agua es lo que llevó a denominar a este paraje Urederra (agua hermosa).
Además, cabe destacar también la diversidad de flora y fauna de este espacio natural donde podremos encontrar hayas, robles, olmos, arces, avellanos, buitres, aguiluchos o cuervos. El sendero tiene 5,3 kilómetros de longitud y recorre todo el nacedero. Para acceder a este lugar es necesario reservar una cita de visita, debido a la alta demanda.
Gastronomía navarra
Navarra se caracteriza por su diversidad geográfica que queda reflejada en su variada gastronomía: de los montes del norte llega la caza, la carne de ternera y cordero, los quesos de Roncal o de Idiazábal… y ya bajando hacia el sur encontraremos el pimiento del piquillo, los espárragos y la verdura de la huerta de la Ribera de Navarra. El vino cuenta con una larga tradición, pero sin olvidar la típica “copica” de licor de pacharán.