Aunque hay que reconocerle el mérito de mantener en antena El Hormiguero desde 2006 con enorme éxito (primero en Cuatro y después en Antena 3), lo cierto es que Pablo Motos tiene bastantes detractores, que le acusan de un afán de protagonismo desmedido, de querer competir incluso con sus invitados.
Y lo que pasó este jueves con la entrevista de Rosalía les reforzó esas ideas. El presentador valenciano se encuentra esta semana de baja, aislado en su casa, al haber dado positivo por covid, como ya le pasó hace un año. De hecho son las dos únicas ocasiones a lo largo de los más de 15 años que lleva el programa en antena en la que Motos se ha ausentado. Y en ambas su sustituta ha sido Nuria Roca, colaboradora del programa, que ha cosechado muy buenas críticas por parte del público y también una muy buena respuesta de la audiencia.
En esta ocasión, la presentadora de La Roca se ha hecho cargo de El Hormiguero de lunes a jueves, y precisamente el jueves llegaba el plato fuerte de la semana: la entrevista a Rosalía un par de horas antes de que publicara mundialmente su esperado álbum Motomami.
Entró la catalana en el plató y saldó a Nuria Roca, asegurando estar muy emocionada por participar en el programa. Pero cuando todo el mundo daba por hecho que era la presentadora la que iba a conducir la entrevista, como había hecho los días precedentes, apareció Pablo Motos en la pantalla, desde casa, para realizar él las preguntas.
Y eso no gustó a muchos espectadores, que lo vieron como un gesto de ego, de afán de protagonismo, consciente de la repercusión de la entrevista, y de minusvalorar a Nuria Roca, y más cuando el día anterior, con invitados de menos prestigio, Motos no había aparecido por ahí.