Las reivindicaciones de la campaña que defiende la desconexión digital en las aulas

Preocupado por el tiempo excesivo que los menores pasan con pantallas, el colectivo Por una escuela OFF argumenta que la educación debe contribuir a reducir la hiperconexión que actualmente sufrimos, no aumentarla. Recuerdan que tanto organizaciones internacionales como autoridades educativas, sanitarias, de protección de datos nacionales y expertos competentes para emitir recomendaciones objetivas y desprovistas de intereses comerciales, cuestionan los fundamentos del despliegue digital en la educación e invitan a reconsiderarlo. Basándose en diferentes estudios e informes, entre otras cosas subrayan que el uso de los dispositivos digitales en la educación no mejora el aprendizaje, supone una fuente de distracción para los alumnos y plantea serios problemas de protección de datos.

Recuerdan que organismos como la Unesco han pedido a los Gobiernos que revisen sus planes de digitalización en los centros educativos y que evalúen la pertinencia del uso de dispositivos, y que tanto Suecia como Quebec están dando marcha atrás en su política de digitalización de las aulas después de que sus investigaciones concluyeran que los dispositivos digitales en el mejor de los casos no aportaban ningún beneficio en términos de aprendizaje, y en el peor, tenían un impacto negativo en el desarrollo cognitivo de los menores.

Este movimiento ve 12 problemas fundamentales con la digitalización en la enseñanza, entre los que se encuentra la falta de definición de los objetivos educativos, ya que el despliegue tecnológico en los procesos educativos no responde a unas necesidades claramente identificadas sino a la creencia infundada de que contribuiría a modernizar y a mejorar la educación. También hacen referencia a la distracción y a los riesgos que suponen para el alumnado usar dispositivos digitales en clase, al riesgo de deshumanización del sistema educativo donde el profesorado quedaría relegado a un segundo plano, a la industria tecnológica que es la que actualmente establece los criterios por los que la tecnología es educativa o no y hace que prevalezca la lógica comercial por encima de la pedagógica, y al coste económico y mediambiental real que supone.

Cinco propuestas

Las cinco propuestas que hacen para una educación escolar que respete el derecho a la desconexión son:

• Garantizar que los manuales escolares estén siempre disponibles en formato papel.
• Limitar el uso de pantallas en las aulas a situaciones excepcionales. Excluir los dispositivos digitales de la rutina diaria en clase. Eliminar las pantallas en educación infantil y usarlas excepcionalmente en educación primaria. En otras etapas educativas, limitarlas a casos en los que aporten un valor añadido respaldado por la evidencia científica.
• Asegurar el derecho a la desconexión del alumnado, las familias y los docentes. Mantener las agendas físicas y evitar que los deberes se suban a plataformas. Garantizar la posibilidad de realizar los deberes sin estar conectado. No se puede delegar en las familias la responsabilidad de supervisión del uso de los dispositivos escolares.
• Hacer que lo digital sea un objeto y no un medio de estudio. Fomentar una reflexión y un conocimiento sobre las implicaciones del uso de herramientas digitales y formar a los alumnos en informática y ofimática en etapas avanzadas de la escolaridad, en horarios acotados, utilizando sistemas que cumplan la legislación vigente sobre privacidad.
• Ofrecer una alternativa sin pantallas. Como medida inicial, mientras las anteriores propuestas se implementen, ofrecer una línea sin pantallas en cada curso que respete el derecho a la desconexión de los alumnos de familias que así lo soliciten.

Este movimiento no se opone a ningún tipo de desarrollo tecnológico, sino que hace una invitación a la reflexión sobre la forma en la que actualmente estamos usando la tecnología, sobre qué consecuencias está teniendo esta tecnología en los diferentes aspectos de la sociedad y cómo se podría desarrollar y usar de una forma más sostenible poniendo el foco en las personas.

En su página web tiene un manifiesto, que invitan a firmar a todo el mundo, donde proponen explorar un amplio espectro de medidas regulatorias jurídicamente vinculantes, medidas ligadas a la producción industrial y a la comercialización, y medidas en el ámbito de la investigación y la educación para responder a los retos a los que nos enfrentamos.