Mazoka 2022 ha bajado el telón, pero por ello la actividad no ha cesado. A Marta C. Dehesa, Anuska Arbildi y María Pastor les toca ahora la labor del papeleo, las memorias y el balance. Y no hay duda. Califican el resultado de “muy satisfactorio” por la calidad de las obras, por la respuesta del público y porque en su octava edición han vuelto a conseguir uno de los objetivos con los que nació esta iniciativa que ya es referencia a nivel internacional en el mundo de la ilustración: visibiliza este arte y “poner en valor el trabajo de muchas mujeres en este sector”. “Las mujeres siempre han sido artistas, pero no en trabajos que se firmaban: telares, cerámica, azulejos y eso ha generado una falta de reconocimiento”, destaca Marta mientras pone sobre la mesa los datos del certamen que demuestra la importancia de la mujer en el sector: el 72,76% de las personas que se presentan para ser seleccionadas es mujer y de las 40 que conforman la feria, el 80% lo es también.
Sin embargo, hay más datos que destacan el compromiso de Mazoka con la mujer. El jurado está compuesto por seis féminas, desde la tercera edición el cartel lo desarrolla siempre, en función del proyecto, una artista vasca y, a ser posible, que haya sido mazokalari. Además, si se echa un vistazo al programa de actividades de este años, por ejemplo, destacan Musas y flusas, la musicóloga Carolina Queipo, conciertos improvisados con Izaskun Simón, Leire Colomo y María Antúnez, entre otras. “Ponderar a la mujer es una decisión política de la feria. Ante cualquier contratación, si hay una mujer susceptible de hacer el trabajo, lo hace”, explica la responsable, que no se olvida de la parte artística y de poner en valor la calidad del trabajo de las artistas alavesas que han tomado parte en la edición de 2022 y que invita a conocer y a disfrutar de su trabajo.
Patricia Nagashiro
Lleva 20 años en Álava, pero proviene de la Amazonia de Bolivia, algo que se nota en cómo refleja la naturaleza en sus obras. Ha realizado talleres sobre narrativa del cuento e ilustración infantil, técnicas de dibujo y pintura y aunque la acuarela es su favorita, gran parte de su trabajo combina técnicas analógicas y digitales. Fue un postgrado de ilustración científica el que le llevó a interesarse por esa rama de la ilustración y decidió especializarse en ese ámbito, combinándolo con la ilustración editorial.
El trabajo de ilustración científica a Patricia le resulta apasionante, aunque le suponga una minuciosa labor de investigación y comprensión. “Una infografía debe ser capaz de resumir un tema de forma sencilla pero muy visual, para que pueda entenderse fácilmente y para ello yo debo estar empapada del tema. Cada trabajo es un reto apasionante”, explica cuando habla de sus trabajos de ilustración médica e infografía. Además, sus ilustraciones de zoología y botánica sirven para “plasmar una especie animal, capturando sus características sin descuidar el rigor científico”.
Sus trabajos han sido publicados en editoriales y revistas científicas y ahora explora las posibilidades de internacionalizarse para ampliar su campo de actuación.
Maider Leturiaga
Es de Zarautz, pero estudia en la Escuela de Arte y Diseño de Euskadi (ID Arte) en Vitoria-Gasteiz y acaba de hacerse con la beca Bekikasle Mazoka “por su gran potencial, calidad gráfica y su identidad coherente y singular”, dijo el jurado. “A veces me cuesta valorar mi trabajo y me ha dado confianza y motivación”, reconoce esta artista que desvela que le encantan “los dibujos animados de los años 90”, que ella plasma con animales antropomórficos, de proporciones irreales y colores vivos, “como los cartoon de aquella época”. Sus creaciones se nutren del día a día, de lo cotidiano , aunque también versiona obras de arte históricas. “Mezclo realidad y fantasía, pero saco el lado gamberro”, concreta cuando le pides que defina sus señas de identidad.
La modestia impregna su discurso y repite en varias ocasiones que lleva ilustrando “poco tiempo” y que le queda “camino por recorrer”. Le cuesta decantarse por una rama de la ilustración, “porque no quiero cerrarme puertas”, pero reconoce que “la literatura, ilustrar libros, novela gráfica, contar historias”, es lo que más le llama la atención. “Mi estilo se acopla más a cosas infantiles, pero nunca se sabe”.
Lucía Cámara
A Lucía Cámara siempre le ha interesado cómo mostrar la identidad de las personas a través de prendas y objetos, que sus creaciones las pueda lucir la gente y por eso sus ilustraciones van estampadas en tela. Apuesta por la personalización, “por hablar con una persona, que me cuente que siente o quiere, plasmarlo en una ilustración y con eso generar una tela con la que se pueda confeccionar lo que quiera”, explica. Pero también de su cabeza fluyen ideas que acaban siendo plasmadas en textiles.
El último proyecto de esta diseñadora gráfica que compatibiliza su pasión con su trabajo en una empresa de marketing digital, ha sido Mito, una reinterpretación de los trajes tradicionales vascos. Inspirado en tres personajes de la mitología vasca (lamia, Amari y sorginak), realizó una ilustración inspirada en cada una de ellas y creó estampados derivados de estas, formando una línea de telas con los que ella, su madre y su tía confeccionaron unos trajes únicos. Antes fueron las canciones las que le inspiraron y en otras ocasiones el día a día o la naturaleza provocan sus creaciones, que acaban siendo usadas para hacer una bolsa, una camiseta, un vestido o cualquier otra pieza que ella va mostrando en luestampados.com y en instagram (@luestampados).
Helena Malvido
“Exploro la cotidianeidad, la rutina y esas situaciones que nos gustaría recordar para siempre. Más que contar una historia, me inspiro en un momento concreto y trato de simplificarlo”. Así es como define Helena su trabajo. Estudió publicidad, posteriormente arte contemporáneo, y su trabajo está enfocado al diseño gráfico. La ilustración siempre le ha acompañado, pero hasta hace tres años no se puso a ello de manera formal. “La ilustración me permite tener proyectos fuera de lo que es mi trabajo, un espacio que es solo mío en el que hago lo que quiero”, asegura esta artista alavesa mientras define su estilo: “Más allá de lo que es el dibujo como tal, a mi me interesa más la mancha; no tanto el trazo y sí más el color sobre el papel”.
Ha hecho un par de fanzines y le gustaría desarrollar más esa faceta de contar cosas, pero ahora mismo se centra más en plasmar el día a día. “Cuando empecé a ilustrar me iba de viaje y dibujaba sobre ello, pero al final me doy cuenta de que mi vida no es eso, mi vida es lo que me rodea cada día, los elementos sencillos, el viaje es lo anormal de mi vida”, explica.