Al Bilbao Athletic se le está haciendo muy larga la temporada. No es para menos. Lo suyo es una especie de vía crucis. Se conoce la pobre y decepcionante trayectoria del filial rojiblanco, que mantiene su deterioro pese al recambio en un banquillo que lejos de surtir un efecto revitalizador no ha hecho más que acentuar la caída sin frenos de un equipo que cerró la última jornada con una semana más hundido en el farolillo rojo del grupo II de Primera RFEF y consciente de que la permanencia se ha convertido prácticamente en una cuestión utópica. Álex Pallarés, la apuesta de Sergio Navarro para reemplazar a Bingen Arostegi, no ha dado con la tecla idónea, hasta el punto de que solo ha conocido una victoria en los quince partidos que suma al frente de los cachorros. Una estadística desoladora que retrata el fatal momento de un equipo que sacó un meritorio punto de su visita a Las Gaunas frente a la SD Logroñés después de competir los últimos 40 minutos en inferioridad numérica debido a la expulsión con roja de Unai Eguíluz, quien evidentemente causará baja para el duelo del próximo sábado en Lezama, desde las 17.00 horas, frente al Sabadell, conjunto que marca la permanencia, dista a diez puntos para los rojiblancos.
Precisamente, el enfrentamiento con el conjunto arlequinado, un ex Primera División venido a menos, puede marcar al Bilbao Athletic para lo malo y para lo no tan malo. No en vano, el conjunto de Pallarés afronta el tramo decisivo de la liga con el complicadísimo objetivo de hacer números de Champions si quiere albergar algunas opciones, por mínimas que sean, de evitar un descenso que, a día de hoy, parece cantado. El colectivo de Miquel Llado, que no pudo pasar del empate sin goles en su duelo en la Nou Creu Alta ante el Murcia, ocupa la décimo quinta posición, la última que da la salvación, con los mismo puntos que La Nucía, 31, pero estos dos equipos cuentan con un partido menos. El Sabadell jugará el próximo día 22 en su estadio los 43 minutos que restan de su partido suspendido, tres jornadas, atrás ante el UD Logroñés, con victoria catalana en ese momento (1-0), en tanto que el conjunto alicantino tiene pendiente su choque con el Amorebieta, que se debía haber disputado el sábado en la Ciudad Deportiva Camino Cano y que fue aplazado por el fallecimiento repentino, la noche del viernes, en el hotel de concentración de la expedición zornotzarra del directivo Aitor Larruzea.
El panorama es poco halagüeño para un Bilbao Athletic -en el que el domingo debutaron Asier Pérez y Wibuala Junior Bita- que quiere aferrarse a la resiliencia para los once encuentros que restan de la liga regular. Los números son los que son y que no dejan en buen lugar a Pallarés, que se sabe cuestionado por el entorno pero que también cuenta con el respaldo de Sergio Navarro, el número dos de Lezama y valedor de su fichaje. Así las cosas, en la factoría rojiblanca ponen el foco en los brotes verdes que dicen detectar, aunque no se traduzcan en resultados. Por ello, apelan a sumar la victoria frente al Sabadell, ya que podrían marcar un punto de inflexión y un cambio de dinámica a corto plazo. No en vano, el filial viaja después a Palma, donde rinde visita al Atlético Baleares, otro equipo que no ha cumplido las expectativas y que está situado en zona de descenso, con seis puntos por encima de los cacharros, que regresarían a Lezama para enfrentarse a Osasuna Promesas, ante el que curiosamente debutó Pallarés al frente de los cachorros el pasado 27 de noviembre en Tajonar, derbi que cayó del lado de los navarros (3-2), que continúan inmersos en su pelea por engancharse al play-off. Tres encuentros inmediatos que pueden alimentar el sueño de la salvación o certificar el descenso de manera virtual. Ser o no ser.