Las vacas de Eulogio Mateo, de Cárcar, volaron ayer en el sexto encierro del Pilón, y es que, a pesar de que la manada se paró brevemente en el recoveco final del recorrido, al llegar al asfalto, las diez vacas llegaron al corral cuando el crono apenas marcaba los 55 segundos completando, de esta forma, la carrera más rápida en lo que va de fiestas. Además, y aunque se vieron más corredores en la cuesta que estos días atrás, los efectivos de la DYA solo tuvieron que atender a un corredor con heridas de carácter leve.
A las 9.00 horas en punto, y con la relativa tranquilidad que se palpaba en el ambiente tras un encierrillo muy veloz, los astados de Mateo salieron del corral azuzados por el propio pastor. Con las laderas llenas de espectadores, la manada en ningún momento hizo amago de pararse o de tratar de escapar.
Bajo el tremendo griterío de los allí presentes, fueron unos cuantos los osados que se animaron a intentar correr unos metros delante de las reses aunque, como suele ser habitual, la mayoría de ellos acabaron tirándose al suelo debido a la endiablada velocidad con la que enfilaron la cuesta.
Sin incidentes, mucho mejor
Las primeras impresiones de Mateo, tal y como aseguró tras acabar la carrera, es que ha sido un encierro “como quería y esperaba, sin incidentes”.
De hecho, y preguntado por si no era mejor que una vaca diese más juego, lo tenía claro: “No, no, no, no, no. Los problemas hay que evitarlos. Es más emocionante si una se vuelve o se tira al barranco, pero para mí en un encierro lo suyo es que suban y que bajen alegres, y que la gente disfrute corriendo. Ahora tenemos mucha faena y es mejor que no haya incidentes”.
Para el día de ayer, con 7 animales repetidores con respecto a otros años y 3 novatos, “lo que he buscado es que haya un par de vacas que tengan mucha vela, que sean delanteras; eso es lo ideal. Que no piensen mucho, que arreen para adelante y que arrastren a las demás”. Por el contrario, y para la prueba de ganado, llevó 4 vacas coloradas, dos de 11 años y dos de 7 y 8 años respectivamente que “son un poco más independientes; hace falta que se suelten para que las puedan recortar”.
Satisfecho tras recobrar la normalidad, apuntaba que “ha sido muy complicado; hemos tenido que matar y vender ganado, pasar penurias, y hacer lo que hemos podido para aguantar, sobre todo, aguantar. Ahora ya toca tirar para adelante otra vez”.
Para terminar, y con ganas de volver a este feudo el año que viene, insistía en que “el Pilón siempre tiene algo especial; por la gente, por lo que es el encierro en sí, por el ambiente, etc”.
Hasta Falces se acercaron en la mañana de ayer, entre otras caras conocidas, el diputado del Congreso, Santos Cerdán, la presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, y el secretario de organización del PSN, Ramón Alzórriz.