Rosa Oteiza, la mujer que puso rostro a la estatua del monumento a los Fueros, inaugura este domingo en DIARIO DE NOTICIAS Pamplona, Vidas Ejemplares. Una serie que el historiador, portavoz de EH Bildu en el Ayuntamiento de Pamplona y exalcalde Joseba Asiron compaginará, semana sí semana no, con su habitual Adiós Pamplona.
El título da bastantes pistas, pero ¿qué es esto de vidas ejemplares?
–Vidas ejemplares era un folletín que solía publicarse en los años 60-70, con vidas de santos y personajes ejemplares. Me gustaba el nombre, y cuando quise hacer la historia de una serie de personajes de Pamplona me vino a la cabeza. Se trata de rescatar a una serie de personajes que, o bien fueron famosos y han dejado de serlo, o directamente nunca han formado parte de la historia. La historia es muy dura y hace una selección muy fuerte. Y personajes que conocía todo el mundo hace 50 años ahora son unos perfectos desconocidos. Me he puesto el objetivo de rescatar 100 personajes que, por razones buenas o malas, Pamplona no debería olvidar.
“ Me he puesto el objetivo de rescatar 100 personajes que, por razones buenas o malas, Pamplona no debería olvidar ”
Ponga algún ejemplo.
–Hoy en día paseamos por el Redín, pero no sabemos quién fue la familia Redín. Y Tiburcio Redín fue un capitán de galeones muy famoso en su tiempo. Tenemos la famosa calleja de Pintamonas. ¿Pero quién fue Pintamonas? Era un aguador que, cuando iba a una casa y no había nadie, echaba el barril de agua por debajo de la puerta. Le preguntaban ‘¿por qué haces eso?’ y respondía: ‘Para que sepan que he venido’. Rescato esa historia sin ningún tipo de prejuicio, desde personajes serios y que incluso pudieron tener una influencia negativa en Pamplona, como Sanjurjo, hasta gente de la calle como Wenceslao Lecumberri, al que llamaban Uve. Residió en la Misericordia desde niño y vivía permanentemente en la fantasía de que le iban a convocar para jugar con Osasuna. Jamalandruki el mago, Josetxo Antimasberes El Castañuelas, Remigia Echarren... se trata de recuperar a toda esa gente.
¿De dónde saca la información para nutrirse de tantas historias?
–El barrido de la prensa de la época es muy útil para los personajes de la primera mitad del siglo XX. También existía un género literario, casi desaparecido, de temas pamploneses. Lo cultivaron José Joaquín Arazuri, José María Baroga, José María Iribarren, Andrés Briñol, etc... Es una fuente de información muy interesante. Y para muchos he tenido la suerte de contactar con la familia. Como el hijo de Jamalandruki o la hija de Pedro Trinidad, que tenía el privilegio de bailar a la giganta europea porque salvó a seis personas de ahogarse en el Arga.
¿Establece algún marco temporal?
–No. El más antiguo es Pompeyo. Y Jamalandruki falleció en 1988, o Germán Rodríguez. Tuve una entrevista preciosa con su hermano Fermín. Todos sabemos una cosa de Germán Rodríguez, que le mató la Policía en 1978. Pero quién era, dónde estudió, cuáles eran sus aficiones, etc... Todo eso me lo ha contado su hermano.
Desde Pompeyo hasta finales del siglo XX el abanico de candidatos para sus reportajes es casi infinito.
–Sí. Y he procurado que no sea solo una galería de personajes con finales tristes. Hablaré de Germán o de Camino Oscoz. Pero también de personas que tuvieron una trayectoria vital diferente, agradable. Como Perico de Alejandría, abandonado en la Inclusa y que tenía un sentido del humor espectacular. O Maxi la cutera, que no ha pasado el filtro de la historia.
“ He procurado que no sea solo una galería con finales tristes, también con personas que tuvieron una trayectoria vital diferente, agradable ”
Se estrena con Rosa Oteiza. ¿Es la primera por algún motivo especial?
–En primer lugar porque todos tenemos la referencia del Monumento a los Fueros, pero no sabemos la historia vital que hay detrás de la modelo que posó para esa escultura. También porque es de justicia. En 2003 –centenario de la colocación de la estatua– se pudo resarcir la deuda que tiene Pamplona con ella, pero el Ayuntamiento no quiso localizar a los descendientes ni homenajear a Rosa. Y porque la historia no ha sido justa con las mujeres. Ella tuvo una vida terrible y demostró su carácter. Hizo el máximo sacrificio, renunciar a su familia y a sus hijos por los convencionalismos y los prejuicios de clase que ha habido siempre en esta ciudad.
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Intercalará las Vidas ejemplares con el Adiós Pamplona, que continúa.
–Siempre piensas cuándo dar la última pincelada a una acuarela, porque si te pasas pierde gracia. A Adiós Pamplona le llegará su momento. Pero hace poco contactó conmigo el hijo de un gran fotógrafo de Pamplona, Eusebio Mina. Quería donar el archivo de su padre al Ayuntamiento. Hay montones de fotografías, desde los años 50 hasta los 80, que merece la pena recoger en Adiós Pamplona, porque además tienen un trasfondo e intención periodística. Yo soy Historiador del Arte, pero siempre me han gustado los temas referidos a Pamplona. Rilke decía que la verdadera patria del ser humano es su infancia. Si lo aplico en primera persona, mi patria son los rincones de Pamplona, el Redín, el Caballo Blanco, La Taconera, Navarrería o Iturrama. Arazuri y Baroga, a los que también dedicaré un artículo, Briñol, Iribarren... me inocularon el veneno de la historia de Pamplona. Y no puedo abandonara. Hay cosas en esta ciudad muy interesantes que la gente o no sabe o ha olvidado. La intención última, tanto de Adiós Pamplona como de Vidas Ejemplares, es recuperar esa memoria.