Junts se halla inmersa ya en las horas clave que decidirán, a través de la consulta a su militancia, su permanencia o salida del Govern, y en las que crece la presión sobre el secretario general, Jordi Turull, que prefiere no revelar su postura acogiéndose a la indicación de la sindicatura electoral del partido, que pidió ayer a los cargos y a los electos, lo que incluye a los consellers, que “se abstengan” de posicionarse para salvaguardar “el principio de máxima neutralidad”. Sin embargo, pesos pesados como Carles Puigdemont y Laura Borràs dejaron clara su apuesta por abandonar a Pere Aragonès. Desde su exilio en Waterloo, el exmandatario compartió un tuit del portavoz de JxCat, Josep Rius, en el que defiende dejar el gobierno “ante la negativa de ERC a cumplir el acuerdo de legislatura”. En un artículo publicado en El Punt Avui, y bajo el título Sí a Junts. Sí a la independencia. No en este Govern, este dirigente cree que esta es “la única manera de acabar la carrera que empezamos el 1-O”.
Aunque aún no se ha pronunciado de manera explícita, Puigdemont deja entrever así su sentido de voto, prácticamente confirmado cuando retuiteó también un mensaje con la expresión “pacta sunt servanda” (lo pactado obliga). Además, en un hilo en su cuenta de Twitter defiende el debate abierto en la formación posconvergente al entender que “refuerza la democracia” frente a las críticas externas. “La falta de respeto a la pluralidad es el preludio del autoritarismo”, entiende el expresident. Su posición la refrendan compañeros de ejecutiva de Rius como Aurora Madaula o Cristina Casol, ambas afines a Borràs, para quien “es la hora de tomar la determinación de ofrecer un proyecto libre para volver a encarrilar Catalunya en el camino del mandato del 1-O”.
La suspendida presidenta del Parlament publicó un tuit en el que afirmó que, “por responsabilidad, por coherencia y por respeto a los afiliados y votantes de JxCat y a todos los votantes independentistas del 14-F”, votará no tras certificar que este Govern “no avanza nacionalmente” y, por tanto, “tampoco garantiza nuestro progreso como sociedad”. “Y cuando tu socio te expulsa de la presidencia del Parlament y de la vicepresidencia del Govern, ¿crees que se puede hablar de lealtad y respeto?”, se pregunta.
Al margen de ellos, miembros de sus círculos, como Aleix Sarri –director de la Oficina Europarlamentaria de Junts– o Jami Matamala, íntimo de Puigdemont, expusieron en redes sociales su apuesta por la ruptura con Esquerra. A ellos se suman el abogado Jaume Alonso-Cuevillas, Francesc de Dalmases o Joan Canadell, así como Gemma Geis, consellera de Universidades e Investigación. Desde el Parlament subrayó que, si no se cumple el pacto de Govern, especialmente en materia universitaria, no se verá “capaz” de continuar en el cargo.
Quien sí que se ha pronunciado a favor de continuar en el Ejecutivo es el actual secretario de política municipal de JxCat, David Saldoni, próximo a Turull. “A pesar de las dificultades lo tenemos que volver a probar. Tenemos que seguir en el Govern”, sostuvo. En este sentido, la consellera de Acción Exterior, Victòria Alsina, avisó de que romper podría llevar a Junts a “caer en la irrelevancia, perder la visibilidad, esfumarse y no poder defender su programa” al pasar a ser el segundo partido de la oposición. “La travesía en el desierto no sería la de Convergència con Artur Mas, con 60 diputados y un partido musculado. Seamos realistas”, aseguró tras hacerse recientemente militante de Junts y confesar que ignoraba el plan de pedir una cuestión de confianza a Aragonès: “La sabían muy pocas personas. Si lo hubiese sabido, me hubiese opuesto”, remarcó. A su parecer, si Junts sale del Govern se rompe la que describe como última trinchera de la unidad independentista: “Enviamos a los libros de historia el 52%, ponemos el contador a cero y volvemos a 2012”.
A contrarreloj
Mientras se dirime toda esta espiral en Junts, y a contrarreloj, Aragonès apela ahora a la posibilidad de llegar a algún acuerdo, concerniente sobre todo a la estrategia de ambos partidos en la capital del Estado, para salvar su gabinete de coalición. “Hay margen para llegar a acuerdos”, especialmente en la reclamación de “coordinarse” en Madrid, precisó en la sesión de control de ayer, tendiendo la mano a sus socios para intentar acercar posiciones con un tono conciliador. “Quiero que este Govern continúe”, recalcó en respuesta a la intervención del líder de JxCat en el Parlament, Albert Batet, que evitó formularle una pregunta directa y se limitó a repetir las tres condiciones para firmar la paz. El president le respondió que para rehacer los puentes hace falta una “implicación al 100%” de todos los consellers y abrir un nuevo periodo marcado por el “respeto mutuo y la máxima lealtad”. En paralelo, el líder parlamentario de ERC, Josep Maria Jové, hizo un llamamiento a la “generosidad” y la “mirada larga”. Gestos que parecen llegar tarde.
Roger Torrent
Juicio a la Mesa del Parlament. El expresident de la Cámara, Roger Torrent, y los miembros soberanistas de su Mesa (Josep Costa, Adriana Delgado y Eusebi Campdepadrós) invocaron la inviolabilidad parlamentaria para evitar que prosiga su juicio en el TSJC por desobediencia al TC y señalaron que en su caso está en juego la separación de poderes. La Fiscalía pide hasta un año y ocho meses de inhabilitación por tramitar en noviembre de 2019 resoluciones a favor de la autodeterminación y de reprobación de la monarquía.