El campo de Lasesarre presentó un gran ambiente con motivo de la final de la Euskal Herria Txapela entre el Athletic y la Real. El feudo del Barakaldo rozó el lleno, y aunque se vio alguna camiseta txuri-urdin en las gradas, la gran mayoría eran athleticzales, que no quisieron desaprovechar la oportunidad de ver a su equipo luchar por un título en un derbi. Como todos los años, la organización del torneo eligió a un exjugador del fútbol vasco para rendirle tributo. En esta ocasión, el homenajeado fue Gorka Iraizoz, que protagonizó el saque de honor ante la presencia de ambos equipos.
La fecha veraniega ayudó a que muchas familias se animasen a venir con sus hijos a este derbi de pretemporada. Aunque con la intensidad vista en el partido parecía más bien un duelo de mitad de curso. Así lo hizo ver también la afición rojiblanca, que apretó al árbitro en cada falta y rugió con las ocasiones de los pupilos de Ernesto Valverde.
Con el paso de los minutos, el ambiente del encuentro se crispó dentro y fuera del campo. Prueba de ello fue la expulsión de Rico y la bengala que encendió una parte del público txuri-urdin. Solo el pitido final fue capaz de rebajar la tensión típica de un derbi. El encuentro, más allá de proclamar a un nuevo txapeldun, puso de manifiesto las ganas de los aficionados de volver a vivir el ambiente del fútbol, que se vio reflejado con la invasión de campo por parte del sector más joven del público.
Iñigo Martínez. El nombre de moda
A pocos días de comenzar la temporada de forma oficial, el debate en el entorno rojiblanco se centra en el futuro de Iñigo Martínez. A las puertas de Lasesarre, antes de comenzar el partido, algunos athleticzales no dudaron en dar su opinión al respecto. Parte del público dejó claro que, si no renueva, la mejor opción sería dejar al jugador en la grada. Mientras que otros discreparon: “Es el mejor del equipo, tiene contrato y tiene que jugar”. En lo que sí que coincidió la afición es en que si llega una “buena oferta” del Barcelona se “traspase” al jugador.