Originarias de los barrios de Bon Pastor y Sant Adrià de Besòs, Felinna Vallejo (1999) y Laüra Bonsai (1996) conforman el rompedor dúo de rap Las Ninyas del Corro, que actuarán por primera vez en Navarra, concretamente en la sala Zentral, el miércoles 28 de diciembre a partir de las 21.00 horas. En conversación teléfonica, Laüra comparte con este periódico lo que ha supuesto este año de éxitos en el marco de una unión que arrancó en 2015, cuando se conocieron rapeando por separado, aunque no fue hasta dos años después cuando se reunieron en este dúo que en 2021 publicó su segundo disco, Onna Bugeisha, un homenaje a todas las almas del barrio obrero.
El festival Atrapa-2 es un programa de cultura urbana, aunque no sé si os gusta mucho ese cliché, esa etiqueta tan genérica.
–Es verdad que con el tiempo se ha ido convirtiendo en una especie de etiqueta y supongo que es para que todo el mundo entienda los diferentes sonidos que a algunos les parece que suenan iguales. Y reconozco que a nosotras también nos beneficia para entrar en algunas programaciones y festivales, pero el rap que nosotras hacemos es un rap bastante estricto y underground, aunque no nos cerramos en absoluto a colaborar con otros artistas.
¿Cuál es el motor que mueve las letras y la música de Las Ninyas del Corro?
–Sobre todo el hecho de ser dos chicas que vivimos en la periferia de Barcelona, en barrios humildes y obreros. También haber sido siempre partidarias de la familia, de los amigos, de la lealtad, de unos valores que te han inculcado desde pequeñas... Todo nuestro imaginario gira en torno a eso y, por supuesto, con la protesta siempre presente por venir de dónde venimos. Y, claro, en nuestras letras también hay mucho feminismo, porque el rap siempre ha sido un género protagonizado por hombres y nos ha costado mucho hacernos hueco. Así que nuestras letras son una mezcla entre lo social y lo personal, entre lo que sucede a nuestro alrededor y lo que nos pasa a nosotras, porque también hablamos mucho de nuestras vivencias y nuestra reflexiones sobre algunas situaciones.
Lo externo y lo interno.
–Exacto, y es por eso por lo que creo que nuestras letras llegan a la gente, porque hablamos de lo social que nos afecta a todos, pero también de temas privados con los que muchas personas se pueden identificar. Que una chica hable de lo que le pasa y de lo que piensa y lo haga desde el rap puede generar que otra chica o chicas del público se vean representadas y escarben por ahí en sus vidas.
El feminismo está muy presente en vuestro trabajo y se hace presente y patente cuando dos jóvenes como vosotras suben al escenario a hacer rap clásico. ¿Ha sido muy difícil llegar hasta aquí?
–Sí. Hace diez años igual más difícil porque no había tantas mujeres haciendo rap y era normal que muchas chicas no escucharan rap, pero supongo que las que sí lo escuchábamos hemos acabado siendo esos referentes que entonces no había. O sí había, una en Jerez, una en Granada, dos en Canarias..., pero no se les daba la visibilidad que merecían. En las revistas de rap, en novedades incluían al final una etiqueta de rap femenino y poco más. Esto sigue pasando, nos siguen encasillando un poco, pero al mismo tiempo se están produciendo cambios, porque cada vez hay más artistas que quieren contar con raperas en sus proyectos y las oficinas de contratación también.
¿Os sentís arropadas por los compañeros?
–Hay muchos hombres a los que todavía les da reparto decir que les gusta el rap hecho por una chica, pero poco a poco estamos sintiendo que el respaldo del público masculino se iguala con el del femenino. Y también vemos el apoyo de festivales, que, claro, dan una buena imagen si programan a raperas. Esa imagen les beneficia a ellos y a nosotras, claro.
¿Es la relación de amistad que mantenéis entre vosotras, esa complicidad de quienes han empezado en la calle y ahora, después de años de vivencias en común, comparten escenario el sello que distingue a Las Ninyas del Corro?
–Seguramente. Tenemos un vínculo especial porque hace diez años igual estábamos solo ella y yo como chicas en un evento de rap. Haber vivido eso juntas lo hace más especial. La emoción de ver que había otra chica con los mismos gustos, la misma manera de vestir y el mismo sentido crítico del rap me emocionó mucho desde el principio y yo creo que nos hemos ayudado mucho la una a la otra a la hora de descubrirnos cosas, de crear algo que no existía.
¿Cómo es el directo de Las Ninyas del Corro? ¿Qué se va a encontrar el público de Pamplona?
–Existe mucha complicidad entre nosotras porque somos amigas desde hace muchísimos años. Yo sé perfectamente con una mirada cuándo Felinna necesita que le haga un coro o ella sabe cuándo yo me estoy ahogando y necesito ese refuerzo. Hemos dado muchos conciertos y ya controlamos más todo esto, pero, en esencia, creo que la mezcla entre las letras, la complicidad entre nosotras y la ilusión que sentimos por nuestro proyecto se transmite y el público la siente. Igual podemos contagiar a alguna de las chicas que vengan a vernos la esperanza de que puede hacer lo que nosotras estamos haciendo. Y eso es muy bonito.
Este año habéis ofrecido conciertos muy potentes tanto dentro como fuera del Estado. Por ejemplo, los de Atenas (Arch Club) y Toulouse (Le Bikini), que fueron auténticos exitazos, con ‘sold out’ en ambos bolos. ¿Cómo habéis vivido estas salidas internacionales?
–Han sido muy especiales. Nunca habíamos concebido que le pasase esto a un grupo de rap en español. Hace unos años igual sí porque se llevaba más el rap, pero ahora... Nos sorprendió mucho que nos llamaran. El de Grecia fue emocionante, acudieron mil personas. Algunas venían a ciegas, otras igual habían escuchado algo, pero no sé cuántas entendían lo que decíamos. Y fue muy bonito ver cómo eso daba lo mismo, porque se contagiaban por cómo te movías y el mensaje que proyectabas. Nos encantó la experiencia. Y la de Toulouse también. No era nuestro público, pero nos sirvió para presentarnos en Europa y me encantaría poder seguir abriéndonos camino por ahí, porque parece que es un sonido que le sigue interesando a la gente.
Vuestra apuesta está clara, es el rap puro, más tradicional, aunque no os cerráis a colaboraciones.
–No estamos cerradas a nada.Mantenemos la raíz y hemos dado que hablar por eso, porque nadie hace este sonido ahora mismo, y menos dos chicas. Pero a nosotras nos gusta la música y todos los días escuchamos cosas nuevas que podemos entender y que respetamos. Se pueden mezclar distintos géneros, claro; mientras la música esté bien hecha... Tenemos ganas de colaborar con distintos músicos y productores y de aprender. No paramos de aprender.
¿Con quién os gustaría colaborar a medio plazo?
El año pasado ya lo prosusimos –en el programa de La Resistencia– y nos encantaría se hiciera realidad, y es que nos gustaría colaborar con Estopa. Es un grupo muy diferente al nuestro, pero son charnegos, vienen de la clase obrera, de la periferia de Barcelona... Hay paralelismos entre nosotros y creemos que sería interesante fusionar nuestros géneros. Hemos hablado varias veces con ellos y puede ser que ocurra (ríe).
Pues que se pongan las pilas los hermanos Muñoz.
–(Ríe) Sí, por favor...
Hablabas antes de la protesta como seña de identidad de vuestro proyecto. ¿Es más necesaria que nunca en este mundo en el que vivimos anestesiados o muertos de miedo?
–Antes sentía que igual había una parte más revolucionaria en el rap que ahora no veo tanto. Al final, creo que es muy importante llegar a las personas del público de una manera muy personal, de una manera que les permita sentirse identificadas contigo. Porque si tu discurso es simplemente panfletario y se queda todo en lo ideológico, esa persona no se sentirá afectada o revolucionada por lo que está escuchando. Pero quizá sí se sienta así a través de nuestros pequeños gestos o reflexiones personales. Así que sí, por supuesto que vamos a seguir metiendo protesta en nuestras letras, porque es importante que el pensamiento crítico permanezca vivo entre la gente, sobre todo entre las personas más jóvenes, que lo tienen muy complicado.
La familia y vuestra gente siempre están presentes en vuestro trabajo y en alguna ocasión habéis comentado que os gustaría devolverles todo lo que os han dado.
–Por supuesto. Además, las dos tenemos la suerte de que nos han apoyado y nos apoyan siempre. Están muy contentas con todo lo que estamos consiguiendo. Y nosotras siempre hemos sido partidarias de estudiar, de sacarnos nuestras carreras universitarias y de poder tener, así, un futuro que ni pudieron tener nuestros abuelos ni nuestros padres. Y vamos a aprovechar la oportunidad que estamos teniendo ahora en el mundo del arte para expresar lo que somos. Y si en algún momento podemos devolverles algo de lo que nos han dado, lo haremos.
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Creo que tú, Laüra, has acabado Periodismo; Felinna está terminando Psicología y las dos habéis podido dejar vuestros trabajos como dependientas para centraros en la música.
–Exacto. Estábamos compaginándolo todo hasta este año en el que hemos hecho tantos conciertos fuera. Hay que pasar por muchos aros, comer mucha mierda, como digo yo, viajando mucho en furgoneta, haciendo dos o tres conciertos seguidos, no descansando... Pero es por donde tenemos que pasar todos y ojalá que el año que viene, y al otro y al otro y al otro el grupo crezca y sea un proyecto a largo plazo.
Entre el primer disco y el segundo habrán cambiado muchas cosas.
–Muchas. Ahora las oportunidades se nos triplican, hay más gente que nos conoce y está dispuesta a trabajar con nosotras, estamos con una empresa que se encarga del booking... En el primer disco sí que es verdad que había una ilusión muy especial por no saber hasta dónde podías llegar, pero teníamos tantas cosas que hacer aparte de nuestra música que nos desvivíamos. Fue duro, pero también bonito. Ahora estamos con el segundo disco, que dicen que es el más difícil, pero hemos tenido medios y tiempo para hacerlo y haremos todo lo posible para que sea tan bueno como el primero.
¿Cuáles son los referentes que os han acompañado en este tiempo?
Lola Flores siempre ha sido muy importante para nosotras. También Gata Cattana, que desgraciadamente falleció y fue una guía para las que veníamos por detrás. Más a nivel personal, mencionaría a Silvia Pérez Cruz o María Arnal, dos artistas catalanas que tienen una forma de transmitir sus canciones desde una forma de ser mujer que nos representa bastante. Y ya yéndome más lejos, mencionaría a dos divas como Amy Winehouse y Beyoncé, por ejemplo.