En lo personal, ¿lo pasó muy mal cuando aterrizó en Donostia?
Bueno, estaba viviendo con mi familia en un camping. ¡Pero eso era lo bueno! Tuve que pasar un tiempo de adaptación que no es nada fácil. Tampoco quiero decir que estaba mal, soy más de relativizar, hay que analizar dónde estaba. Me encontraba intentando ser un futbolista profesional en el deporte que quería. Era un sueño, difícil, pero valía la pena y era una elección mía. Había decidido yo venir a la Real y las cosas no siempre son sencillas. Era un periodo complicado, pero necesario, e incluso con el tiempo recuerdo que pasé buenos momentos durante el mismo.
Ahora es feliz y como aquí en ningún lado.
Está claro que yo siempre voy a estar agradecido a la Real. ¡Cómo no!
¡Si pensamos que va a volver hasta Antoine!
Pues no quiero hablar en su nombre, pero seguro que guarda un sitio especial en su corazón para la Real. Es lo que hay. Yo agradezco a este país y a la Real todo lo que me han dado, no solo a nivel de cultura, sino también al nivel de crecimiento, de desarrollo personal y trabajo hasta llegar a mi felicidad actual. Hay que agradecerlo y yo lo hago mucho.
¿Mereció ir al Mundial?
Ese es otro tema. Los centrales de Francia son muy buenos y no soy yo quien decide.
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Me contaron que Luis Enrique estaba como loco por intentar que jugase con España…
La verdad es que no lo sé, a mí nunca me ha llamado nadie. Si es verdad me gustaría agradecérselo, porque que un entrenador así valore de esa forma para llevarte al Mundial me parece muy importante. Y en Francia había mucha competencia, muchos lesionados también, pero es cierto que yo tenía ilusión y para mí ha sido duro no ser convocado. Pero ya está, es pasado, han hecho un gran Mundial y hay que felicitarles.
¿Le consta que le siguen en Francia?
No, no tengo ninguna llamada de nadie, pero tampoco estoy angustiado ni me estreso por eso, me centro en mi trabajo con la Real y en estar en perfectas condiciones. He trabajado duro en vacaciones y creo que me encuentro muy bien físicamente ahora. Solo pienso en ayudar a mi equipo y, al final, van a ser mis actuaciones en el campo las que digan si merezco ser parte de la selección.
Ha caído un mito, ya no es irrompible.
Hay que reconocer que soy humano también. Sabía que en un momento dado iba a pagar la factura de todo lo que jugué el curso pasado. Al final hasta en la lesión he tenido bastante suerte porque era una fractura que se ha curado bien, en menos tiempo de lo esperado. Incluso hubo un parón por lo que solo me perdí cuatro partidos, una suerte. Ya estoy bien.
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¿Qué tal la vuelta, todo bien?
Todo bien, salvo algunos que ya están tocados, aunque seguro que volverán pronto.
¿Qué explicación le encuentran de puertas hacia adentro a tanta lesión?
La explicación es fácil. El camino al que va el fútbol mundial consiste en jugar muchos partidos, con cada vez más exigencia, hay que ser más veloces, más fuertes… Y somos humanos y las lesiones forman parte del juego. No hay que darle más vueltas. Muchas veces estamos buscando explicaciones y no nos damos cuenta de que jugamos 50 partidos al año.
¿Qué objetivos se marcan para esta temporada, empezando por la Liga? Merino ya habla de Champions…
Es que Mikel es muy ambicioso y es uno de nuestros líderes. Hay que serlo, está claro. Ambición e ilusión no faltan, pero no soy de comentar tenemos que hacer eso… Lo que hay que hacer es trabajar duro, hablar poco y ya veremos al final de año dónde estamos.