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Lecciones de vida

Imanol charla con sus jugadores en Zubieta.
Imanol charla con sus jugadores en Zubieta.

Hay pocas escenas más bonitas y emocionantes en el fútbol que las improvisadas. Hoy en día, que parece todo preparado o que a los que mandan les gustaría que funcionásemos todos como si fuéramos robots, a uno le sobrecogió la cariñosa reacción del Sánchez Pizjuán en la despedida a Julen Lopetegui. No voy a entrar en valoraciones de lo acontecido, porque creo que estoy viendo los toros desde la barrera y me faltan claves para emitir una opinión bien formada y que sea justa para no herir sensibilidades. En este caso recurro a la doctrina Lillo: “Es respetable el derecho a opinar, pero no todas las opiniones son respetables”. Aunque yo tenga la mía, eh, que conste en acta. Creo que pocas veces había vivido un funeral no ya de cuerpo presente, sino en vida. Una crónica de una destitución anunciada en un juicio final sumarísimo que nadie debería sufrir en sus carnes. No deja de ser curioso que algunos todavía le echen en cara que tenía que haber dimitido con su dignidad por bandera para no sufrir un escarnio de semejante calibre. Imagino que serán los mismos que se agarran a la silla en su puesto de trabajo y no se mueven hasta asegurarse de que van a cobrar hasta el último euro de indemnización que tienen firmado en su contrato. Por muchos ceros que tenga tu nómina, el que esté libre de culpa en temas así, que tire la primera piedra...

Imagino que fue el morbo lo que nos llevó a la gran mayoría a ver si la noche acababa como el rosario de la aurora. Pero cuando todo apuntaba a una escena trágica más propia de un circo romano, tras el 1-4 que había endosado el Borussia al Sevilla, y cuando un amplio sector exigía sangre, existen pocas cosas más reconfortantes que el hecho de que se imponga el respeto por una dilatada y exitosa trayectoria en un ambiente tan crispado. En lugar de bajar el pulgar, y siendo plenamente conscientes del inevitable fatal desenlace, optaron por dar las gracias a su entrenador, algo que sucede demasiadas pocas veces en este deporte donde impera la inmediatez y la mala educación. Sin quererlo, y a pesar de formar parte de un arma arrojadiza para los otros gestores, sus cánticos de ánimo al de Asteasu se convirtieron en un grito de esperanza. El fútbol todavía tiene su corazoncito, por mucho que no tengamos ni tiempo de escucharlo y hacerle caso. No hay que olvidar, porque muchos lo borran de su memoria, que hasta el pasado mes de enero Lopetegui tenía los mejores registros de la historia del Sevilla. Después se torcieron las cosas y, aunque es cierto el llamativo bajón en los resultados, todavía le dio para clasificar al equipo por tercera temporada consecutiva a la Champions (otro hito en el club). Además, cómo no, de haber añadido a sus vitrinas la sexta Europa League. Que se dice pronto.

Todos tenemos claro a estas alturas que la de entrenador es una de las profesiones más ingratas que existen. Como dijo el legendario Joe Royle, “el trabajo de entrenador es el único del mundo en el que todos saben más que tú. Nunca le diría a un fontanero, abogado o periodista cómo hacer su trabajo, pero los sábados todos saben más que yo”. Bueno, le digo yo que el de periodista tampoco anda tan lejos, porque todo el mundo lleva uno dentro. Y si no, le aconsejo que se dé un paseo por el mundo de Twitter...

Mi admirado Le Tissier solía explicar que era complicado que los jugadores con mucho talento acabasen siendo técnicos: “A los futbolistas así no les ha gustado ser entrenados. Y si no te gusta ser entrenado, pues no tienes muchas ganas de entrenar. Cuando digo esto suena arrogante aunque no sea mi intención, pero cuando sufres durante años los entrenamientos de alguien que no es tan bueno con el balón como tú, no tienes el deseo de hacer lo que hace él”. Y dejó una sentencia que para mí, afectado probablemente por el mismo virus que el ex del Southampton, es vital en el fútbol de hoy en día: “Si todos los entrenadores hacen la misma formación todos van a entrenar igual. Para mí los mejores técnicos son los que no hacen las cosas según las reglas, los que son capaces de pensar de otra manera. A veces hacer algo un poco diferente equivale a ganar un partido”, declaró a Panenka.

Y en esto, simplemente tenemos al mejor. Creo que a partir de ahora vamos a ver una versión más liberada de Imanol, quien no fue jamás un virtuoso del balón, y más centrada aún en que brille su obra de autor. El fichaje de Xabi Alonso por todo un Bayer Leverkusen (ojo, un equipo de Champions de la Bundesliga) es la mejor solución para todos. El Erasmus ideal para que acabe formándose en un club de élite y siga siendo una buena opción de futuro, mientras su sombra deja de incomodar al oriotarra que, por momentos, ha visto y ha sentido cómo le han hecho de menos los que mandan. En una situación así ya no existe ninguna traba que impida la renovación de su contrato, un mero trámite, o así es como debería ser, cuando cuenta con el respaldo incondicional del vestuario y de la mayor parte de la afición. Eso sí, a ver si sus defensores más acérrimos bajan el nivel de agresividad porque no pasa nada por comentar que a veces se equivoca, algo lógico y normal cuando tienes que tomar tantas decisiones. O porque a alguno no le gusta que el equipo se pase 20 minutos pasándose el balón entre los centrales cuando juega frente a un rival rendido y con uno menos cuando el gol-average es importante. Alguno estará encantado y me parece estupendo y hasta razonable, yo como no se lo veo a ningún otro equipo en el fútbol que sigo, que es mucho (pueden preguntar en mi casa), pues me extraña, me sorprende y no me convence. Pero bueno, que tampoco tiene tanta importancia como han querido dársela algunos, los más vehementes que saltan a la primera, en su particular caza de brujas contra los que osan criticar a Imanol. Esto es fútbol, insisto, “es respetable el derecho a opinar, pero no todas las opiniones son respetables”. Me hace gracia que todavía algún osado me eche en cara que siempre me queda algo para meterme con el oriotarra. Me da la risa, de no creer.

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Pero bueno, yo a lo mío. Me quedo con la frase de Le Tissier. Creo que Imanol es uno de esos preparadores que son capaces de pensar de otra manera y que hace algo un poco diferente que equivale a ganar un partido. Empezando porque no permite relajarse nunca al grupo y no consiente que un exceso de confianza en las rotaciones pueda poner en riesgo uno de los objetivos de la temporada. Y acabando porque su equipo domina a la perfección dos modelos de juego, que utiliza a su gusto a lo largo de los encuentros y que le permiten desnivelar y desbloquear contiendas.

Vuelvo a lo de Lopetegui. Cuando sucede algo así, una improvisación coral tan hermosa, es buen momento para tomar nota y evitar cometer errores en el futuro. No hay nada mejor en el fútbol que la estabilidad en el banquillo y nuestro entrenador es el más querido y valorado por su gente de toda la Liga. Vamos a tenerlo presente para siempre. Con él y con todas las personas que se dejan la piel por nuestros colores. Que el día que se acabe, entre todos, demostremos que hemos aprendido y que somos capaces de discernir entre el agradecimiento innegociable por el trabajo realizado y el enfado del momento, por la, supongo o imagino, mala trayectoria del equipo. Ojalá que no llegue nunca. Porque esta Real enamora. Nos vuelve locos... ¡A por ellos!

2022-10-10T06:41:03+02:00
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