“Los archivos son fuentes imprescindibles para conocer la realidad histórica”.
Ayer continuaron las actividades en el congreso internacional Historia con Memoria en la Educación en la UPNA, donde 150 alumnos de Secundaria de los colegios IES Alaitz BHI, IES Marqués de Villena, Centro Integrado FP Donibane, IES Iturrama BHI, IES Navarro Villoslada, IESPlaza de la Cruz y el IESValle del Ebro participaron en varios talleres organizados por cuatro expertos en archivo histórico: Josebe Alonso, del Archivo Histórico de Euskadi; Henar Alonso, del Archivo Militar de Ávila; Sergio Gálvez, del Archivo del Ministerio de Trabajo y Economía Social; u Iñaki Montoia, jefe de sección del archivo de la UPNA.
¿Qué es un archivo? Iñaki Montoia Ortigosa, los define como “un servicio público” cuyos documentos son “el testimonio material de un hecho o acción que producen los individuos o las agregaciones para desarrollar sus actividades”. Es decir, son una prueba fehaciente de lo que ha sucedido.
Siguiendo a Montoia, los pilares bajo los que radica la importancia del archivo y su documentación son los siguientes: veracidad, fiabilidad, integridad y disponibilidad. Por eso, “no se pueden destruir ni esconder. Son un escudo de los Derechos Humanos”, afirma el jefe del archivo.
Un caso concreto donde esta información se muestra imprescindible es en el paso de un régimen totalitario, como una dictadura, a una democracia, por ejemplo. En esa transición, se suelen revisar los documentos oficiales del régimen anterior para conocer si se cometieron crímenes o no.
“Cuando se pasa de una dictadura a una democracia, se suelen revisar los archivos oficiales para mostrar a la ciudadanía los crímenes realizados por el dictador. Por eso, hay que luchar contra la destrucción, ocultamiento o engaño de los documentos oficiales englobados en un fondo documental; cosa que sucedió en la transición española. Se destruyeron, a propósito, muchos documentos”, afirma el profesor Montoia.
De esta manera, ante un cambio de régimen, sin un archivo que investigue los documentos oficiales del anterior gobierno, “muchas preguntas se pueden quedar sin respuesta”, afirma Montoia.
Mirada crítica
Pero, cabe señalar, que aunque puedan ser un documento oficial, eso no implica que digas la verdad en todos los casos, pues el propio régimen, en vez de destruir o esconder los documentos a posteriori, sencillamente, puede mentir en ellos. Por tanto, Montoia pide un análisis crítico a la hora de enfrentarse al documento de un fondo documental. “Cuando un documento es sospechoso, entonces hay que investigar al autor (el que firma), el contexto histórico y demás factores que puedan haber influenciado en lo acontecido”, explica el jefe del archivo de la UPNA.
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Y, aunque los documentos puedan hablar de crímenes cometidos hace décadas y cuyas víctimas puede que ya no se encuentren vivas, investigar el fondo documental permite, por lo menos, reconocer el mal que se ha hecho y dar un status de “víctima” a los que lo sufrieron. Aunque, por ahora, este reconocimiento no implica ningún tipo de ventaja fiscal.
Así, enfrentarse a un documento implica ver qué ha pasado, dónde, por qué, quién tomó parte y quién lo firma, y una vez se tomen en consideración estos puntos, se podrán sacar conclusiones acerca de, en el caso del franquismo, un régimen que gobernó España durante décadas.
No es como google
Por último, cabe mencionar que “un archivo no es como google”, afirma Montoia. Mientras que en google hay información digitalizada de todo tipo, ya sea verdad o mentira, en los archivos se investiga la veracidad de las palabras y, aparte, hay textos que aún no han sido digitalizados, que aún no se encuentran en la nube. Por tanto, de cara a realizar investigaciones, muchas veces hay que acudir al pertinente archivo, pues un buscador online puede no ser suficiente.