Los que atesoran ese don de calcar la realidad con sus manos y pinceles o los que son capaces de interpretarla de forma magistral con sus ojos y colores tienen cada año el lienzo en blanco que les sirve el concurso de jóvenes pintores de Leioa. Van 23 ediciones que han dado lugar a una colección admirable que, encima, se ha confeccionado a contrarreloj, puesto que se trata de obras realizadas en siete horas. El resultado de la última hornada de este certamen fluye ahora en la sala de exposiciones de Kultur Leioa, allí se muestra la veintena de cuadros que nacieron de la nada en la cita del pasado 20 de junio y también otros de los trabajos premiados en años anteriores. Hasta el próximo 10 de octubre, los frutos de este concurso cuelgan de las paredes de Kultur. En total, hay 41 ejemplos de talento.
"Esta iniciativa se organiza para dar oportunidad a las personas jóvenes a mostrar sus habilidades y toda la creatividad que tienen", destaca Irantzu Jauregi, del Gaztegune. Pero este certamen persigue más objetivos: "Por otro lado, se hace para poder ver y disfrutar de las distintas visiones que se pueden tener de diferentes entornos de Leioa. La temática siempre es Leioa, antes era el municipio general y ahora ya concretamos espacios o barrios. Queremos dar un valor añadido a todos esos lugares que tenemos y que la gente pueda verlos con otros ojos y desde otros puntos de vista, porque hay muchas cosas que nos pasan desapercibidas. Y, sobre todo, es un concurso para apoyar a las personas jóvenes y fomentar su participación en la cultura y dar a conocer luego sus trabajos y su creatividad", añade Irantzu.
La edición de este 2021 tuvo un bello escenario al que los participantes pudieron encumbrar: el palacio Artaza y sus jardines. Allí se desplazaron el pasado 20 de junio y comenzaron a dar sus trazos a las 8.00 horas. A las 15.00, a más tardar, la obra tenía que estar concluida. "Los jóvenes tienen que acudir, primero, a que se les ponga un sello en el lienzo para luego poder comprobar a la hora de entregar que es el soporte en el que han ido trabajando", matiza Irantzu. Los pintores podían plasmar en sus obras el paisaje que alcanzaban a ver o un pedazo; o un detalle; o su sugestión. De hecho, la creación ganadora, firmada por Maddalen Pinuaga, es una planta que florece en este paraje leioaztarra. Con ella conquistó al jurado y se llevó los 800 euros del primer premio. "Desde hace un tiempo, delimitamos el espacio en el que pueden situarse los participantes y la temática a tratar. Este año ha sido Artaza, que estaba previsto para el pasado, pero que no se pudo celebrar por la pandemia. Este año lo teníamos previsto para mayo, pero al final lo retrasamos a junio y con la particularidad de que la entrega de premios fue on line", indica Irantzu, que pone en valor el hecho de que sea un certamen para jóvenes. "En las bases queda definido que es un concurso para personas de 12 a 30 años. Hay una categoría especial para menores de 18 años y, luego, hay un premio para la mejor obra local", comenta la integrante del Gaztegune. En esta ocasión, Jorge Gimeno se alzó con la distinción de casa.
Algunos de los pintores son aficionados a la pintura que van a academias, o que tienen un interés por esta disciplina y también suelen acudir estudiantes de Bellas Artes. "Es una pasada, con el poco tiempo que tienen, las obras que llegan a hacer", enfatiza Irantzu.