Muy cerca de la perfección, Leire Garai y Enara Gaminde consiguieron ayer una nueva e importante txapela para su palmarés, la del Torneo San Fermín, al no dar opciones en la final a Amaia Aldai y Ane Mendiburu (22-6). Si el ambiente en las calles de Pamplona era inmejorable, no se le qudó atrás el del Labrit. No fueron las y los 1.600 pelotazales del Navarra Arena, pero el frontón situado en pleno centro de la ciudad se llenó y, aunque quizá los aficionados que se reúnen por las noches sean más ruidosos, el ambiente resultó increíble y desde la cancha las pelotaris lo agradecieron con entusiasmo.
Para que la fiesta fuera redonda, solo faltó que la gran final tuviera un poco más de emoción. Viendo el nivel mostrado por ambas parejas en las semifinales en Mendavia y Tafalla, se esperaba un duelo apretado y equilibrado, pero las grandes finales tienen esto, más cuando las gradas se llenan de esta manera, que suele ser difícil sacar todo lo que una tiene dentro. Y ayer fue una única pareja la que se acercó a su mejor nivel, la formada por Leire Garai y Enara Gaminde. A pesar de que el primer tanto fue rojo, las azules rompieron el partido con 15 tantos consecutivos.
Cada una en su parcela, la vitoriana adelante y la de Lukiz atrás, fueron muy superiores a sus pares. En los cuadros largos, como era de esperar, Enara Gaminde abrió grandes agujeros, ya que, actualmente, con apenas 15 años, es la zaguera más fuerte del circuito. Cuando tiene el día es casi imparable la vizcaína, que llegó pletórica a Pamplona. Y además contó con una Leire Garai muy inspirada.
Maddalen Etxegarai y Uxue Osés terminaron terceras al ganar la final de consolación ante Miren Larrarte e Itxaso Erasun (18-14).