Detrás de las escalofriantes cifras hay mujeres con nombre y apellido, con una vida, familia, hijos y hoy hemos querido hablar con dos de ellas.
Lorena: "Ahora estoy empezando a vivir. Cuando él salga, volveré a lo de antes"
Lorena está divorciada, tiene dos hijos de 8 y 10 años y ha tenido que vivir con escolta ante la violencia que su ex marido ejerció contra ella. Violencia psicológica y física que le ha llevado a prisión. Violencia también vicaria porque su ex marido se llevó 20 días a sus hijos a Salamanca y no les dejó decirles nada a su madre. "Le encontraron porque un familiar mío que vivía allí se dió cuenta de que eran mis hijos y me avisó". Aún está esperando la sentencia.
Lorena ya no lleva escolta y nos dice que ahora "está empezando a vivir y a descansar" porque su maltratador está en la cárcel. Sin embargo también nos dice que el día que él salga volverá a la situación anterior. "Seguramente pediré escolta porque es obsesivo", reconoce.
Amaia: "Tenemos cada vez más apoyos pero seguimos en la sombra"
Amaia Gallo es la presidenta de Goizargi emakumeak Araba y sufrió violencia psicológica durante 15 años. Se divorció hace cuatro pero su caso como el de muchas mujeres no ha tenido una sentencia penal porque es complicado demostrar ese tipo de violencia. "Poco a poco, al cabo de años, vas acumulando pruebas y cuando tus hijos están preparados puedes demostrar en un juzgado con su testimonio que lo que vivían en casa no era normal", señala.
Tiene dos hijos de 13 y 15 años que están una semana con ella y otra con su padre. Nos habla de la denominada violencia vicaria, Cuando están con su padre, él, denuncia, les manipula con cualquier cosa. "Desde decirles fíjate qué educación te da tu madre a sólo me podéis querer a mí o si la elegís a ella, me vereis en el cementerio". Una situación que ha hecho que sus hijos necesiten terapia para contar lo que les ocurre porque cuando están con su padre, afirma, están "sumisos y cuando vuelven escupen lo que pueden y se van calmando", relata. "No quieren decirme nada a mí porque no quieren hacerme daño", afirmab y lamenta, "tus hijos se convierten en cuidadores de tu bienestar emocional. Lo llevan todo por dentro".
Amaia tiene apoyo psicológico, toma ansiolíticos y está estudiando para buscar un trabajo y ganarse la vida.
Puntos a mejorar
Lorena reconoce que en el juzgado lo pasó mal y que no tuvo el apoyo que vivió con el Ayuntamiento o con la ertzaintza. Un punto sin duda a mejorar pero no es el único porque tanrto ella como Amaia reconocen que su situación económica es complicada. Tienen dos hijos menores a su cargo y sin nadie con quien dejarles es complicado encontrar trabajo y ganarse la vida, señalan.
También les preocupa lo que ven en la juventud. "Hay mucha gente joven que ni siquiera sabe que está sufriendo violencia", advierte Amaia y pide que no miremos hacia otro lado. "La sociedad debe saber que también es su responsabilidad".