Por segunda vez consecutiva la reina Letizia pasó por la capital ribera, pero como lo habitual ya no es extraordinario las tornas se cambiaron y hubo menos presencia de público que en 2021, pero muchos más políticos. Y es que las elecciones ya se huelen y acompañaron a la reina, además de todos los miembros del equipo de gobierno, y algún concejal, el ministro de Cultura, la consejera de Cultura, el delegado de gobierno y el presidente del Parlamento, además de María Chivite y Alejandro Toquero que sí estuvieron el año pasado.
Las redes ahora son las que mandan, y más en este tipo de eventos, y el agujero de la falda de H&M de Letizia se hizo más viral en una hora que la mítica canción de los Estopa. No hizo chocar a ningún Seat Panda, pero eclipsó de forma total a Pilar Miró, la homenajeada, al Festival Ópera Prima, y a la propia Tudela, que es lo que se pretendía difundir con la presencia de la reina. “Estrafalaria”, “sin palabras”, “atrevida”, “marcadora de tendencias” o “boquiabierto” son algunos de los epítetos que se dirigieron en las redes y en los medios rosa al atuendo de la regia visita, pero en la mayoría poco se hablaba de Tudela, del certamen o de Pilar Miró, un referente, sin duda, en el cine español.
La reina llegó a la ciudad entre gritos de “¡guapa!” y “¡vivas!” y no escatimó ni un solo esfuerzo en saludar, acercarse y mostrarse campechana (qué mala prensa tiene ahora esta palabra) y sin duda cumplió su papel. Sonrió, no dudó en dejarse que se hicieran fotos con ella, departió con los alumnos y hasta tuvo el gesto de recoger una hogaza de pan que Alfonso Baigorri, el panadero de Ablitas, le ofrecía desde la otra acera. Letizia le hizo una señal al militar que tenía más a mano y un escolta se acercó, lo cogió, pasaron el detector de metales por el suculento manjar, ahora que no existe la figura del catador, y lo metieron al maletero del coche en dirección a las cocinas reales. Junto a él unas mujeres gritaron a Chivite, “¡vete a Pamplona, sinvergüenza!”, sin que nadie les reprendiera.
Se acreditaron 22 medios con unos 50 periodistas (más que en 2021). Incluso el Ayuntamiento, a falta de periodista municipal, acreditó a un aficionado a la fotografía y al responsable de un página de Facebook local como gráficos del Consistorio. Toquero esta vez no lavó la cara del Barrio de Lourdes, pero minutos antes de que llegara la reina tuvieron que quitar una papelera cercana, aunque, eso sí, no tocaron un cartel con código QR del programa de fiestas que ahí seguía, 4 meses después de las celebraciones de Santa Ana. Algunos comercios se prepararon con carteles alusivos como la frutería en que se podía leer “Ya tenemos de vuelta a la Reina de la huerta”, con rima como El perro del hortelano de Pilar Miró, la película basada en la obra de Lope de Vega que vio ayer la reina.
El alcalde, Alejandro Toquero, se esmeró en preparar una caja de verduras a Letizia, tal y como hizo el año pasado, pero eso sí, por expreso deseo de la Casa Real, las borrajas, acelgas, alcachofas y cogollos se entregaron, del huerto de José Aguado, sin limpiar, incluso con la tierra de la huerta tudelana. Dentro del cine Moncayo, 200 alumnos (40 de cada uno de los centros de Secundaria de Tudela, escogidos entre los que tenían mejores notas) esperaban la entrada de la reina, con 10 elegidos que le saludarían a la entrada. Todo medido y estipulado como sucede en estos eventos, donde se lleva a periodistas y gráficos como si de una manada se tratara. Al final se cumplió el programa, el protocolo, los ritos, no hubo sustos y Tudela volvió otra vez a las páginas de la prensa rosa en una segunda cita y “presiento que puede ser el inicio de una hermosa amistad”, que diría Bogart en Casablanca.