¿Le parece razonable que vuelvan a instalarse controles policiales en el centro de Pamplona en las fechas de San Fermín?
–Pensaba que eso pertenecía a las fotografías en blanco y negro del pasado, que con el tiempo adquirían un tono amarillento, pero parece efectivamente que volvemos a los controles. Me temo que el equipo de Gobierno va a intentar ser protagonista ese día, como ya ocurrió el año pasado, y quieren controlar el aforo por lo que puede pasar.
¿Veremos otro pañuelo gigante colgado de la fachada consistorial el 6 de julio?
–No nos han dicho ni una palabra. Veremos qué intenciones tienen, pero da la sensación de que a Enrique Maya le está costando mucho digerir que no va a presidir dos 7 de julio. La verdad es que no me veo con él de cervezas, no es de ese estilo, prefiere un protagonismo desde la institución y ese protagonismo perdido lo tiene que compensar con otras cosas, porque él se siente muy bien siendo la persona que levante la chistera para que den comienzo los toros.
Maya nunca ha ocultado sus preferencias al respecto.
–Tiene una forma de ver las cosas más conservadora. No le veo bailando con las peñas, es un hombre con las convicciones de sombra. Es de sombra; nunca le vería en sol. Cuando te encuentras con Maya en un pasillo o en el zaguán es normal, pero es más difícil cuando hay periodistas por medio. Es más complicado, porque tiene algunas cosas sin superar, como la censura.
¿Lo dice por el veto a las pancartas de las peñas?
–Ese ha sido el último episodio, pero ha tenido varios otros, como la censura a los payasos por motivos políticos o el veto a una charla sobre la brecha orgásmica. A Maya no le gusta la crítica, lleva muy mal que le critiquen. No puede soportar que haya 12 carteles poniéndole a parir, como ha pasado siempre con los alcaldes de Pamplona con las peñas. Es que si no existiera esa sátira en las pancartas no tendrían gracia.
¿Cree que se atreverán a discriminar otra vez al euskera, equiparada en tamaño y relevancia al francés o inglés en la imagen institucional?
–El problema que tienen Navarra Suma y PSN es que no dicen la verdad. Manifiestan que no discriminan al euskera, que lo aprecian y lo promocionan y un montón de cosas más, pero no es cierto. Podía entender, aunque no lo comparto, cuando criticaron que el euskera limitaba el acceso a la administración, pero se ha visto que sólo era la excusa porque luego quitaron todo lo demás. Navarra Suma siempre pone el euskera en un segundo plano y lo hace gracias al apoyo del PSN a la modificación de la ordenanza. Lo que quieren es arrinconar a uno de los idiomas propios de esta ciudad, humillar a los que lo utilizan y discriminar a los euskaltzales.
¿Lo hacen por arañar unos cuantos votos?
–Creo que sí. Hay mucha gente que vota a Maya porque le ofende ver el euskera en la calle.
¿Le parece que el acuerdo entre Navarra Suma y PSN tiene base para durar?
–Lo que pienso es que han llegado a más acuerdos de los que dicen. Aunque Esporrín habló de luz y taquígrafos, no hubo ni luz ni taquígrafo en el acuerdo para cambiar la gestión de los equipos preventivos, el servicio de atención a domicilio, escuelas infantiles o el proyecto de los Caídos. En este caso, estoy absolutamente convencido de que Navarra Suma nunca lo habría presentado para su votación en Gerencia de Urbanismo si no contaba con los votos para sacarlo adelante.
Geroa Bai ha acusado a los socialistas de tener un acuerdo de gobierno más que un acuerdo presupuestario. ¿El episodio entre Maya y Esporrín a cuenta de Los Caídos cree que lo confirma?
–Esporrín asegura que no, pero resulta evidente que es más que un pacto sobre unas cuantas enmiendas. Lo tenían pactado y acordado, pero obligado por las asociaciones de la memoria y por la presión política el PSN tuvo que dar marcha atrás.
¿Imagino que no le habrán sorprendido los planes de Navarra Suma para Los Caídos, con bar y mirador?
–Es lamentable que para Maya se trata de un problema urbanístico. Desgraciadamente, el edificio para él no significa nada más. Como si estuviéramos hablando del instituto Plaza de la Cruz. Yo diría que la resignificación que se le debe dar no sólo es por parte de Pamplona, sino que debería contarse con toda la ciudadanía Navarra. Con los impuestos de todos se pagó para triunfo de los vencedores y humillación de las víctimas derrotadas.
¿En qué situación queda Geroa Bai siendo el socio del Gobierno de Navarra y que en el Ayuntamiento de Pamplona los socialistas tengan un pacto con Navarra Suma?
–Sinceramente no es agradable para nosotros. Como Gobierno, están recibiendo los ataques, a veces despiadados, por parte de Navarra Suma y aquí están afianzando a Navarra Suma. Nosotros podemos llegar a acuerdos con Maya, pero difícilmente puede darse un acuerdo en políticas sociales, por ejemplo, porque tenemos diferentes puntos de vista.
¿Se refiere a la 'realpolitik' o a la ideología?
–A la derecha no le gusta ahora hablar de ideología, tal vez porque tiene la ideología que tiene, pero a mí sí y considero que hay unas diferencias insalvables con Navarra Suma. En el Congreso están teniendo unas intervenciones que son las más aplaudidas por Vox y esa es una barrera infranqueable para nosotros. El Partido Socialista no lo ve así y está colaborando a que se afiance todo eso. Ahora Navarra Suma puede gobernar con mucha comodidad en Pamplona sin tener contrapeso. El PSN sabe perfectamente que esas enmiendas que ha sacado adelante con Maya las podíamos haber aprobado desde la oposición con modificaciones presupuestarias.
¿Por qué no fue posible mantener la mayoría progresista que marcó el rumbo a Navarra Suma en el primer año de la legislatura?
–Recientemente he oído decir a Esporrín que no veía posible que les aprobaran todas las enmiendas que presentaron, pero yo creo que no es así. Cuando las leí no parecieron imposibles de cumplir y finalmente así fue, se las aprobaron todas.
¿Da por hecho que Maya también logrará aprobar los próximos presupuestos?
–Habrá que verlo. No estoy tan seguro de eso porque en realidad a Navarra Suma no le hace falta, con el Presupuesto aprobado este año le da para terminar la legislatura. Ya tiene el mandato hecho gracias al PSN y a lo mejor no le interesa llegar a otro pacto con los socialistas. Puede pasar cualquier cosa, pero Maya ya ha superado el lastre de haber pasado a la historia de esta ciudad como el alcalde que no pudo aprobar ningún Presupuesto. Cinco años sin conseguirlo comenzaba a ser una losa muy importante y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para evitarlo.
De paso logró desactivar esa mayoría de progreso que amenazaba con complicarle su segunda Alcaldía.
–Hay que reconocer que fue una victoria para él, pero se la puso en bandeja el Partido Socialista. En estos dos años hemos hecho muchas cosas juntos con el grupo socialista, hemos logrado aprobar un montón de iniciativas, pero las cosas gordas las han pactado con Maya. Sí, había una especie de equipo, pero para los asuntos menores.