Con las muertes de varios hombres homosexuales como telón de fondo y en vísperas de celebrarse, el martes, el día contra la homofobia, transfobia y bifobia, representantes del colectivo LGTBI reivindican educación y leyes para combatir esta lacra
"El caso de las muertes de Bilbao es la punta del iceberg de todas las agresiones y violencias que sufrimos el colectivo LGTBI". Lo dice, con conocimiento de causa, la presidenta de Aldarte, Inmaculada Mujika, ya que en su asociación reciben "a menudo a gente que ha sido engañada, a la que le han dado una paliza, la han acosado o ha sufrido extorsiones". Entre los casos más graves, cuenta, el de "un chaval que sufrió una agresión y violación en una cita a través de una app y no se atrevió a denunciar porque todavía estaba dentro del armario. Le estuvieron curando en urgencias de un desgarro anal, fruto de la violación, no dijo nada y tuvo que oír cosas como: Es que os pasáis los gais, podríais tener cuidado".
A esta voz de alarma se une la de Sarai Montes, presidenta del Observatorio Vasco LGTBI+, quien afirma que "de un tiempo a esta parte se han radicalizado los discursos de odio hacia nuestro colectivo y nos encontramos con agresiones físicas muy fuertes, como la del chico de Basauri, al que le dieron una paliza entre ocho por ser gay, algo que antes habría sido totalmente impensable".
Ni siquiera los más pequeños escapan a la discriminación. De hecho, la portavoz de Naizen, Bea Sever, denuncia que "a día de hoy la transfobia sigue haciendo mella en menores de todas las edades" y "lo más grave es que viene también desde los centros educativos, donde se sigue diciendo que los niños son así y las niñas de esta otra manera, con lo cual todos los mensajes que les llegan son de que lo que son o no existe o está mal y esto muchas veces hace más daño que una paliza en un momento puntual. Daña su autoestima y da alas al resto para tacharles de diferentes, de raros y raras, y hacer ese daño que luego les va a llevar a autolesionarse o a los intentos de suicidio", advierte.
A todas estas denuncias se suma la reivindicación que ondea al viento Asier Robredo un mes después de sufrir una agresión homófoba en Bilbao. "Cada uno es quien es. Que no nos callen, que no nos encierren, que no nos hagan sufrir", clama. Con el caso del presunto asesino en serie como telón de fondo y en vísperas de celebrar, el martes, el día contra la LGTBIfobia, todos piden combatir esta lacra con educación y leyes.
Asier Robredo
Víctima de un ataque homófobo
"Los agresores tienen que cambiar, no el resto"
En Euskadi y Nafarroa, donde trabaja la asociación de familias de menores transexuales Naizen, "no hay tantas agresiones verbales o bullying como en otras comunidades autónomas, pero todavía tenemos muchos casos", advierte su portavoz, Bea Sever, quien detalla que "las edades más problemáticas" serían desde 5º o 6º de Primaria hasta 3ª o 4º de Secundaria. "En Bachillerato hay otra maduración, otra apertura mental, y suele bajar, pero no desaparece. Luego también va a depender mucho del lugar geográfico. No sé si es por la población, el nivel cultural o las actitudes, pero se nota mucho de unas localidades a otras e incluso, en la misma localidad, de unas zonas o unos centros a otros".
Cuando se trabaja la diversidad en el aula, dice, "el rechazo es menor". "Si al explicar cómo es el cuerpo de los niños y las niñas simplemente añaden: Pero esto no siempre es así, a veces nos equivocamos, es todo más fácil, pero todavía estamos con esa pelea de que en los centros escolares se haga mención y se incluya algún libro o cuento", explica.
Conscientes de que, "cuando hay desconocimiento, el miedo a lo diferente genera rechazo", en Naizen siempre inciden "en visibilizar y trabajar la diversidad desde un punto de vista positivo desde infantil. Nuestro trabajo es hacerlo presente en la sociedad para que los bulos no calen porque si conocemos la realidad, caen por su propio peso". En el caso de los menores transexuales, se dicen "cosas como que somos las familias las que empujamos a que esto se dé o que se hormona o se opera a niños y niñas. Cosas que no son ciertas, no ayudan y hacen ver como si esto fuera un capricho o algo que alguien decide".
Entre los casos más graves de los que han tenido conocimiento en la asociación, destaca el de "alguna chica que ha sufrido agresiones de índole sexual". "Ha habido denuncias policiales de chavalitas de 18 años y en infancia tenemos procesos de bullying, pero no agresiones físicas, que es, al final, a lo que parece que reducimos todo", lamenta y advierte, como experta en suicidología, que "hay más incidencia de intentos de suicidio en casos en los que es un aislamiento, un goteo de exclusión e insultos, que no son evidentes, que cuando se ha dado una paliza".
"Mis agresores tenían 17 y 18 años. Un grito de maricón a esa edad afecta más. Hay que hacer hincapié en educarlos"
Asier Robredo
Víctima de una agresión homófoba
"Hablar negativamente del colectivo, como hace la extrema derecha, sale gratis y eso genera un caldo de cultivo"
Sarai Montes
Presidenta del Observatorio Vasco LGTBI+
"Un chaval que sufrió una violación en una cita por 'app' no lo denunció porque aún estaba dentro del armario"
Inmaculada Mujika
Presidenta de Aldarte
"El mensaje que les llega a los menores trans es que lo que son no existe o está mal y esto daña más que una paliza"
Bea Sever
Portavoz de Naizen