La pasada semana, la victoria de la nadadora transgénero Lia Thomas en la final femenina de 500 yardas –457 metros– estilo libre de la NCAA, la competición universitaria estadounidense, volvió a generar un buen puñado de reacciones polémicas sobre la participación de estos deportistas en competiciones oficiales, pero hubo una imagen que centró focos de atención por encima de todo lo demás. En ella se veía a Thomas, de 22 años, en lo alto del podio celebrando su éxito en el campeonato nacional mientras la segunda clasificada, Emma Weyant, plata en los Juegos Olímpicos de Tokio en la prueba de 400 libres, y la tercera, Erica Sullivan, se unían en el tercer cajón con la cuarta, Brooke Forde.
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