El cineasta iraní Jafar Panahi fue liberado bajo fianza este viernes, solo un día después de que se declarase en huelga de hambre para denunciar su encarcelamiento desde el pasado julio, cuando fue detenido tras denunciar el arresto de otros dos cineastas en el país persa.
El autor de la premiada "Taxi" y "No Bear” abandonó esta tarde la prisión de Evin, a cuyas puertas le esperaban amigos y familiares, informó el diario iraní Shargh.
Panahi anunció este jueves que comenzaba una huelga de hambre para denunciar su arresto, que definió como un “secuestro”, y el tratamiento "ilegal e inhumano” de la Justicia iraní y de las fuerzas de seguridad.
"Rechazó comer o beber cualquier alimento y medicinas hasta que sea liberado. Permaneceré en este estado hasta que quizás mi cuerpo sin vida sea liberado de prisión", dijo ayer Panahi en una carta publicada en redes sociales por su familia.
Condena de seis años
Panahi fue arrestado en julio del año pasado por protestar por la detención de los cineastas Mohamad Rasoulof y Mostafa Ale Ahmad, que habían sido encarcelados por criticar la represión de unas protestas desatadas por el derrumbe de un edificio en el sur del país que dejó decenas de muertos en 2022.
Su arresto reactivó una condena de 2010 a prisión de seis años por atentar contra la seguridad nacional, pena que había sido suspendida en su momento.
Entre los numerosos y prestigiosos premios de una extraordinaria carrera internacional, Panahi ganó en 2015 el Oso de Oro de Berlín con "Taxi", y el mejor guión en Cannes por su película "Three Faces" en 2018.
Su última película es "No bears", un aplaudido alegato contra la falta de libertades en Irán y la disección de un país excesivamente aferrado a las tradiciones, que se alzó en Venecia con el Premio del Jurado.
Esa falta de libertades del país persa no podría estar más de actualidad, con las protestas en Irán desde la muerte el 16 de septiembre de Masha Amini, tras ser detenida tres días antes por la Policía de la moral por llevar mal puesto el velo islámico.
Las autoridades iraníes han respondido con una fuerte represión policial que ha causado casi 500 muertos y cerca de 20.000 detenidos en las manifestaciones, por las que cuatro manifestantes han sido de ejecutados, uno de ellos en público.