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Liderazgo soberanista aunque muy agridulce

Puigdemont mejora los resultados de Junts, pero sin ninguna posibilidad de gobernar por la debacle de ERC
Carles Puigdemont en Argelès, donde ha desarrollado la campaña electoral. / EP

Carles Puigdemont vuelve a ser el líder soberanista... en el Parlament menos independentista, de tal modo que la suma de los partidos nacionalistas quedan muy lejos del objetivo de mantener la presidencia. Puigdemont se había marcado dos objetivos: ser la fuerza soberanista más votada -algo que sí logró y con holgura- y volver a ser president, pero ayer se quedó muy lejos arrastrado por la gran debacle de ERC.

Puigdemont se convirtió en protagonista de la política estatal en 2016 cuando fue investido president de la Generalitat tras el veto de la CUP a Artur Mas en unas elecciones en las que las fuerzas independentistas y diferentes movimientos civiles catalanistas se presentaron bajo las siglas de Junts pel Sí, una lista a cuyos integrantes solo les unía el objetivo de lograr la independencia de Catalunya. Hasta el momento de convertirse en nuevo líder del Govern su experiencia política se circunscribía al ámbito local.

El líder de Junts nació en 1962 en Amer (Girona) en el seno de una familia católica, catalanista y muy vinculada a la política. De hecho, su tío resultó elegido alcalde del municipio en las primeras elecciones municipales en democracia a las que se presentó bajo las siglas de CDC. Fue en esa época cuando Puigdemont comenzó a estudiar filología catalana, carrera que no terminó debido a un grave accidente de tráfico que sufrió y porque comenzó a trabajar como periodista en varios medios de comunicación catalanes.

Puigdemont logra ser el referente nacionalista en el Parlament menos soberanista y cuya suma se queda muy lejos

En 1983 se afilió a CDC. Desde entonces compaginó su profesión periodística con su activismo a favor de la lengua y la cultura catalana y no fue hasta 2006 cuando entró de lleno en la política al ser incluido en las listas de CIU al Parlament. Ese mismo año su formación lo eligió como candidato a la alcaldía de la ciudad de Girona. No consiguió la victoria, pero tras permanecer durante cuatro años en la oposición, en 2011 desbancó al PSC de la alcaldía que los socialistas habías ocupado durante tres décadas.

Cuatro años después accedió a la presidencia de la Asociación de Municipios por la Independencia lo que le puso en el foco mediático, ganando peso en su formación que lo designó como integrante del grupo de poder que debía gestionar la refundación de CDC, así como el impulso a la candidatura electoral Junts Pel Sí.

Durante las dos legislaturas en las que Artur Mas fue president creció la tensión entre Catalunya y el Estado español por el giro independentista del Govern que culminó con la consulta sobre la independencia de 2014, previa a las elecciones en las que se presentó Junts Pel Sí, formada por los convergentes y ERC, junto a diferentes plataformas independentistas como Omnium, ANC o la Asociación de Municipios por la Independencia, encabezada por Puigdemont.

PUIGDEMONT, PRESIDENT

Junts Pel Sí ganó las elecciones, pero Artur Mas no logró los apoyos necesarios para ser investido por el veto de la CUP. No le quedó otra opción que hacerse a un lado y le propuso a Puigdemont ser candidato en una nueva sesión de investidura. El líder de Junts cuenta que tuvo que decidirse en apenas unas horas. Aceptó el reto y tras conseguir salvar el bloqueo de la CUP, se convirtió en president de la Generalitat siendo un desconocido para muchos catalanes. La suya fue una legislatura convulsa. Carles Puigdemont intentó pactar con el Gobierno de Mariano Rajoy una consulta, pero ante el silencio del Gobierno del Partido Popular convocó un referéndum el 1 de octubre de 2017 que derivó 10 días después en la famosa declaración de independencia que el president dejó en suspenso apenas unos pocos segundos después.

El expresident ha sabido rentabilizar los buenos resultados de Junts en las elecciones generales de 2023

El Ejecutivo español no tardó en activar el artículo 155 de la Constitución española y un día después el 29 de octubre de 2017, Puigdemont dejó Catalunya y puso rumbo a Bruselas. Han sido más de seis años y medio en el exilio, aunque todo indica que terminará en cuanto se apruebe de forma definitiva la ley de Amnistía. Atrás quedarán sus imputaciones por rebelión y malversación, las euroórdenes de detención del juez Llarena, dos arrestos y su paso por el Parlamento Europeo.

El adelanto electoral de las elecciones catalanas después de que Aragonès no pudiera sacar adelante los presupuestos pilló con el pie cambiado a Puigdemont que renunció a encabezar de nuevo la lista de su formación a las elecciones europeas que se celebrarán en junio para ser número uno de Junts a los comicios catalanes y volver a ser la lista más votada entre los nacionalistas. Sus adversarios lo han criticado por basar su campaña electoral únicamente en su persona acusándolo de carecer de proyecto político. Puigdemont considera que estas elecciones son las que lo deben devolver al liderazgo del Govern, y ha centrado su discurso en cargar contra el PSC al que califica de amenaza españolista, ninguneando a ERC

Lo cierto es que ha sabido mantenerse en el foco mediático durante el exilio y ha sobrevivido gracias a la debacle de los republicanos y dando continuidad al buen resultado que su formación logró en las elecciones generales de julio de 2023, y pudiendo rentabilizar el valor de sus siete diputados, ayer dejó claro que vuelven a ser la referencia nacionalista y que lo de 2021 fue un paréntesis.

13/05/2024