El Bidasoa estrenó su casillero de puntos en el primer encuentro disputado ante su público, después de la derrota en Benidorm en el debut liguero. Artaleku pesa y el equipo de Jacobo Cuétara también, cuando aprieta en defensa y encuentra soluciones en ataque. Ante un equipo que habitualmente se le atraganta, los irundarras fueron solventes y se llevaron un merecido triunfo, galvanizado en el segundo tiempo gracias al liderazgo de su capitán Jon Azkue.
Los comienzos del partido fueron dubitativos en ambas formaciones. Costaba ajustar en defensa y acertar con la portería contraria. En los seis primeros minutos de juego, cada equipo marcó un tanto. Un par de pérdidas, otro par de paradas de los guardametas, postes y demás opciones, dejaban claro que la dinámica era desacertada.
Bidasoa y Cangas disponían en ese tiempo de seis balones de ataque, de los que sólo convirtieron uno. Ander Ugarte puso el 2-2 y Azkue llevó el partido al 4-3. No hubo más empates en todo el primer periodo en el que los de Cuétara cobraban ventajas esperanzadoras, pero no decisivas.
Los locales defendían en 6-0, mientras que el 5-1 fue la opción elegida por los gallegos. En el devenir del juego, los irundarras fueron mejores y llegaron al descanso con su mejor ventaja (18-13). El acierto de Gorka Nieto y Jon Azkue, siete goles entre ambos, marcaban la tendencia.
En Artaleku saben de sobra cómo se las gasta el cuadro de Nacho Moyano, equipo competitivo y aguerrido que en los último cursos ha sacado del pabellón unos cuantos empates. Avisó de salida con un par de goles del pivote Alberto Martín (18-15) que el Bidasoa neutralizó para evitar sobresaltos repentinos (20-16, 23-18).
No todo el monte era orégano. Entraron escalofríos cuando los cangueses se pusieron a dos goles (24-22). Inmediato tiempo muerto de Jacobo Cuétara y tres goles de Azkue (27-22) pasaban la pelota al otro tejado.
El minuto lo solicitó esta vez el técnico visitante, pero la respuesta de los suyos no fue la que esperaba. El Bidasoa se cerraba por el centro con la habitual dupla Tesoriere-Matheus, y la portería sumaba más que restaba.
El Cangas entró en una dinámica de ansiedad porque el tiempo se agotaba y no encontraban el modo de superar a su oponente. Así las cosas, el Bidasoa fue como un cohete hacia la victoria para hacerla mucho más holgada de lo que se presumía, del 24-22 al 35-26 (parcial de 11-4).
Obviamente, la victoria tranquiliza y aparca los miedos que pudieran existir antes del comienzo del encuentro. Los jugadores saben mejor que nadie que el rival les podía amargar la tarde.
Pese a la ausencia de Julen Aginagalde, el equipo terminó entero, explotó la fórmula que tantas veces le ha dado resultado (disponer dos centrales en la primera línea) y superó al incómodo adversario.