El Bidasoa Irun perdió el encuentro en la cancha del Ademar de León (35-33), uno de los directos rivales en la lucha por las plazas europeas al final de temporada. Las cosas respondieron a la tónica habitual de ambos equipos en el campeonato. Fuertes en casa, poco fiables lejos de sus pabellones.
Los irundarras se diluyeron como un azucarillo en el café caliente, en los últimos ocho minutos del primer tiempo en los que echaron por tierra todas sus opciones. Llegados al minuto 22 (11-9), todo se torció con un parcial en contra de cinco goles (7-2) antes de llegar al descanso. Siete tantos de diferencia, tal y como iba la contienda, eran insalvables.
No sirvieron para nada los dos tiempos muertos de Jacobo Cuétara (minutos 23 y 25) por evitar la sangría. En defensa se perdía la eficacia sin conseguir evitar los lanzamientos de Deividas Birbauskas y la habitual aportación de David Fernández, además de la conexión con el pivote santista. En ataque, el 6-0 de los leoneses era suficientemente fuerte como para imponer su fortaleza física y dificultar las maniobras visitantes. El pulso de igualdad, que mantenían hasta ese momento ambos conjuntos, se vino abajo sin remisión.
Mal en ataque posicional Hubo que esperar once minutos para que los de Artaleku marcaran un gol en jugada de ataque posicional, porque hasta entonces únicamente el acierto de Iñaki Cavero desde los siete metros mantenía en pie al equipo. Las defensas se imponían a los ataques y los porteros brillaban hasta que el Bidasoa se desconectó. Volvió a ponerse las pilas tras el descanso. La diferencia era notoria, pero los guipuzcoanos creyeron en la remontada. No estuvo lejos.
La vio venir Manolo Cadenas, el técnico del Ademar. Con un marcador de seis goles arriba para su equipo (24-18), solicitó un minuto para tratar de cortar la reacción amarilla. No le fue muy allá porque los irundarras, liderados por un eficaz Jon Azkue, fueron haciendo camino hasta que a falta de cinco minutos la diferencia ademarista era solo de dos goles (33-31).
Desde entonces podía suceder cualquier cosa, pero la balanza se inclinó del lado local tras una falta en ataque de Iñaki Cavero, la exclusión de Tesoriere y la frescura en los balones de ataque que el equipo necesitaba para, al menos, sacar un punto de un pabellón exigente.
Es obvio que los ocho minutos referidos le penalizaron claramente. El Bidasoa ganaba en el segundo tiempo y doblaba el número de goles conseguidos en el primero, pero no era suficiente la mejora. Jakub Skrzyniarz se encargó de defender la portería en la reanudación y los tantos desde la primera línea con los hermanos Nieto, el referido Azkue y el trabajo de los dos pivotes cambió la cara de un partido complicado que se prolonga el próximo sábado en Artaleku con la visita del segundo clasificado de la Liga Asobal, el Granollers (18.00 horas).