El otoño es una estación en la que se producen importantes cambios que afectan a nuestro organismo. Cambia el clima, modificamos nuestra alimentación y retomamos esas rutinas que habían quedado en stand-by durante la época estival.
Estos cambios, que afectarán a la producción hormonal de nuestro cuerpo, no solo se producen a nivel interno, sino que también tienen su reflejo en el exterior. Es frecuente que tras el verano se produzca una recaída del acné, una acumulación de líquidos, la aparición de manchas en la piel o que nuestro cutis luzca excesivamente seco y poco luminoso.
Y si hay un fenómeno que apreciamos cada otoño ese es la abundante caída del cabello. Al desenredarte el pelo, el cepillo quedará lleno de hebras para tu susto y tu disgusto. Pues bien, has de saber que en principio es algo normal y su explicación hay que buscarla en las fases del ciclo del crecimiento capilar.
Tres etapas
El crecimiento capilar atraviesa tres fases:
- Fase de crecimiento o anágena
Es la más larga y dura tres años. En ella, el folículo piloso está activo y le proporciona al cabello los nutrientes y la queratina que necesita para su desarrollo. En esta fase, el pelo crece algo más de un centímetro al mes.
- Fase de reposo o catágena
La actividad de la raíz se detiene, deja de alimentar al cabello y por lo tanto este deja de crecer. Es el paso de una fase a otra y suele durar entre una y tres semanas.
- Fase de reemplazo o telógena
Es la fase de caída del pelo. El cabello pasa unos tres meses en esta fase a la espera de caerse por su propio pie. Tras esta fase el pelo caído es reemplazado por otro y empieza de nuevo el ciclo.
En condiciones normales, en nuestra cabeza el 85-89% del cabello está creciendo, mientras que el 1% está en reposo o transición y el 9-14% está en reemplazo o caída. Los expertos consideran natural la pérdida diaria de entre 50 y 100 cabellos (lo normal es tener alrededor de 100.000 folículos en el cuero cabelludo).
Por qué se cae más pelo en otoño
Respondiendo a ese ciclo de crecimiento, en primavera el pelo pasa a la fase de reposo y por eso se nos caerá tres meses después, es decir, en otoño. Además, factores como la vuelta al trabajo o al colegio, el estrés, la depresión post vacacional y una alimentación poco saludable también pueden afectar a nuestra salud capilar y acelerar la caída.
De todas formas, para saber si se trata de una caída estacional debemos observar si los pelos que se desprenden tienen o no raíz. En el primer caso, la pérdida de cabello no es preocupante, ya que debajo del pelo caído ya hay otro creciendo. En el segundo caso, sin embargo, puede deberse a que, tras el verano y por el sol, el calor, el cloro y la sal, nuestro pelo se ha quedado reseco, frágil y se parte.
¿Qué se considera una caída normal?
Para considerar que la caída de pelo durante el otoño es algo normal, esa intensificación debería producirse durante un periodo de unos tres meses. Así, ese umbral de la normalidad, que es lo que en realidad nos suele preocupar, está en que dicha caída (que fácilmente puede llegar a ser el doble de la habitual, o sea, unos 100-200 cabellos diarios) no sea localizada, no se pierda densidad y, por supuesto, pasado ese tiempo se reduzca considerablemente.
De todas formas, ante cualquier problema que detectemos en nuestro cabello y que veamos que excede de lo que consideramos normal, deberemos consultar al dermatólogo tricólogo. Este es el médico especializado en todas aquellas afecciones de la piel del cuero cabelludo que pueden también afectar al pelo.
El pelo se cae también por...
- Déficit de vitaminas o minerales.
- Cambios hormonales tras el parto o por la menopausia.
- Algunos medicamentos y enfermedades.
- Peinados demasiado tirantes.
- Desenredar el cabello en seco.
- Daños químicos por tintes o tratamientos de alisado.
- Daños por el calor de secadores o planchas.
- Tabaco y alcohol.
Consejos para evitarlo
1. Mantén una dieta equilibrada. Vitaminas y minerales: Asegúrate de consumir alimentos ricos en vitaminas como la biotina (B7), vitamina D, zinc, y ácidos grasos omega-3. Estos nutrientes ayudan a fortalecer el folículo capilar y prevenir la caída. Proteínas: El cabello está compuesto en gran parte por queratina, una proteína. Comer suficiente proteína (huevos, pescado, carnes magras, legumbres) es clave para la salud del cabello.
2. Cuida tu cuero cabelludo. Masajes con aceites esenciales: Aplicar aceites como el de romero, árbol de té o lavanda estimula el flujo sanguíneo en el cuero cabelludo y fortalece los folículos. Exfoliación del cuero cabelludo: Usar productos exfoliantes suaves o champús con ácido salicílico puede eliminar la acumulación de células muertas y mejorar la salud del cuero cabelludo.
3. Usa productos adecuados. Opta por champús y acondicionadores que fortalezcan el cabello, con ingredientes como biotina, queratina, y vitaminas B.
Evita los productos que contienen sulfatos y siliconas, ya que pueden resecar el cabello y debilitarlo.
4. Evita el calor y los tratamientos agresivos. Minimiza el uso de secadores, planchas y rizadores. El calor excesivo debilita la fibra capilar, lo que puede contribuir a la caída del cabello. Si usas herramientas de calor, asegúrate de aplicar un protector térmico previamente.
5. Cuidado con el estrés. El estrés es uno de los factores principales detrás de la caída del cabello. Practicar técnicas de relajación como yoga, meditación, o ejercicios de respiración puede ayudar a mantener bajos los niveles de cortisol y, por ende, reducir la caída.
6. Hidratación. Mantener el cabello hidratado es esencial. Puedes usar mascarillas hidratantes una o dos veces por semana, especialmente aquellas con ingredientes naturales como aceite de coco, aloe vera o manteca de karité.
7. Corta las puntas regularmente. Cortar las puntas del cabello cada 6-8 semanas ayuda a evitar que las puntas abiertas suban y debiliten el cabello desde la raíz.
8. Consulta con un dermatólogo si es necesario.