Es emocionante en un hogar cuando un nuevo miembro llega a la familia. En el caso de las mascotas, un cachorro en la casa hace que haya ajustar las costumbres a la nueva realidad y acostumbrar a nuestro perro cómo convivir todos juntos enseñándole las nuevas capacidades.
Una de ellas, de las más importantes es que aprenda a dormir toda la noche de un tirón. De hecho, el descanso tiene gran importancia en el crecimiento y desarrollo del cachorro. Se calcula que un cachorrillo debe dormir al día entre 18 y 20 horas. No tiene que ser seguidas, ya que como los adultos, alternará siestas ligeras con el sueño profundo, generalmente durante las horas nocturnas. Pero para un perro joven, en un entorno nuevo al que acostumbrarse y en el que todo le llama la atención o despierta su curiosidad, hacer que adquirir esta rutina le resulte un poco complicado. Para ayudarles se pueden usar una serie de trucos que lo faciliten.
Mantener una rutina fija
El primer paso es mantener con nuestro perro,sea joven o adulto una rutina fija, les da confianza porque saben, en rasgos generales, qué va a pasar y se sienten más seguros. Así, es importante establecer un horario para las comidas (que puede ir variando suavemente a media que crezca y madure), para los paseos, el ejercicio y el juego, que sea suficiente y que le haga llegar cansado a la hora de dormir por la noche. Antes de dormir lo mejor es que la actividad sea suave para que no se excite. A esto añadir que la hora de ir a la cama también debe ser fija.
Zona de sueño tranquila y acogedora
Hay que conseguir que la zona del dormir ayude a que se relaje y descanse. Por ello debe ser un sitio alejado del movimiento que pueda haber en la casa. También es útil que tenga un olor familiar que le ayude a sentirse seguro, como una manta o un trapo, un juguete o un cojín que llegue de su antiguo hogar y que lo reconozca como propio.
Finalmente debe contar con una cama adecuada. Le debe resultar cómoda y acogedora. Si no es así se buscará otro sitio donde descansar o irá cambiando de lugar sin dormir bien. Por ello debe adecuarse a su tamaño y a sus preferencias, descansa estirado o haciéndose un ovillo.
Mantenerlo activo durante el día
Dedicarle tiempo es importante para que juegue y reciba la estimulación necesaria para su equilibrio físico y mental. Los juguetes son importantes para este fin, por ello es importante contar con varios de diferentes clases y finalidades. Pero además de que se entretengan ellos solos, los humanos de la casa también deben participar de la diversión. Pero no solo para cansarlos sino para reforzar la mutua confianza y la sensación de seguridad.
Hacerle masajes
La caricias son una fuente de satisfacción tanto para el que los da como para el que los recibe. Ayudan a relajar y a fortalecer los vínculos con el perro. Pero se puede dar un paso más allá y hacerle masajes, que ademas de su intención de ayudar a dormir también pueden mejorar su circulación.
Con el cachorro sobre nuestro regazo o directamente en su cama, y a poder ser con poca luz, estos son algunos de los masajes que se pueden hacer. Con suavidad y apoyando solo las yemas de los dedos, evitando los movimientos bruscos se puede empezar haciendo pequeños círculos que vayan desde la trufa hasta el cuello varias veces. A continuación se puede masajear de la misma forma detrás de las orejas. Ya con la palma de la mano se pueden masajear los hombros y el lomo hasta la cadera. Después, otra vez con los dedos, empezar a acariciar el pecho e ir bajando hacia las patas. Tras un cuarto de hora y con una manta para cubrirlo suele ser suficiente para que se quede dormido. Pero no podemos olvidar que cada perro es un mundo.
Interrupciones nocturnas
Puede ocurrir que a pesar de todo esto, por la noche, sobre todo al principio, se despierte varias veces. Algunas será para hacer un pis, por lo que no está de más que para evitarlo, antes de ir a la cama se le saque para que haga. Puede llorar o gañir un poco. Lo más normal es que sea una comprobación de que a su alrededor hay compañía. No hace falta ir todas la veces pero sí asegurarse de que no pasa algo serio. La interacción en esos caso debe ser mínima, nada de caricias extra ni juegos que lo espabilen.
Llevar a cabo todo esto requiere tiempo y paciencia, por eso hay que tomárselo con calma e ir poco a poco. Aunque sea una esponja que aprende rápido, también en un niño que va aprendiendo despacio.