‘Llueven vacas’ sube a escena la violencia de género y el maltrato psicológico

La joven compañía navarra de teatro Boga Boga estrena este próximo jueves 3 de noviembre su primera producción de gran tamaño, Llueven vacas, una obra firmada por el dramaturgo Carlos Be que pone el foco en la violencia de género y, más concretamente, en el maltrato psicológico.

Tras varias producciones a pequeña escala y la residencia artística que obtuvo la compañía este año en el Festival de Teatro de Olite, Boga Boga llega ahora con un texto galardonado en 2017 con el sello contra la violencia de género del Ministerio de Igualdad que, bajo la dirección de Marina Suárez, cuenta la historia de Fernando y Margarita, una pareja en la que el juego cruel y perverso de dominación machista es el pan de cada día.

La obra trata una realidad cruda tras la que se esconde una tragedia que viven las mujeres cada día. Boga Boga invita al público a mirar a esa realidad en la que Fernando manda y Margarita obedece, un hombre que le dice a su mujer el peor de los ‘te quiero’.

El elenco lo forman Adriana Salvo (Margarita), Iñigo Aranbarri (Fernando) y Laura Penagos (Coral), un tercer personaje femenino cuya llegada representa un cambio en la dinámica de Fernando y Margarita y da un giro inesperado a la historia.

Los tres actores y la directora presentaron la obra en rueda de prensa, en la que Adriana Salvo explicó que “la obra habla de la violencia de género desde un lugar sorprendente, porque es un texto muy abstracto que roza el teatro de lo absurdo desde un lugar muy surrealista”. La actriz apuntó que Llueven vacas “está llena de metáforas y simbología, que hacen que podamos ver el tema desde un lugar delicado y poético”.

“Hay personajes reales, una historia real, y este texto tan abierto nos permite hacer una puesta en escena en la que, como espectadoras, podemos estar más abiertas a imaginar, sentir y pensar con lo que está pasando”, afirmó Salvo.

“Estamos muy comprometidas con la igualdad, porque el potencial transformador que puede tener el teatro en este sentido es brutal”, afirmó Salvo, y es que de las diez personas que conforman Boga Boga, ocho son mujeres, ya que buscan “aprender a trabajar de otra manera”, con una perspectiva más feminista: “Queremos aprender a crear desde otros lugares”.

Salvo manifestó la necesidad de “no caer en los estereotipos” alrededor de la violencia de género. “La manera de trabajar ha sido muy colectiva, y en el espacio escénico hemos querido apoyar con imágenes un texto muy poético que puede contar de una manera metafórica la violencia que viven estas mujeres”, añadió la actriz.

Por su parte, Iñigo Aranbarri expresó que “no vamos a justificar a mi personaje, pero tampoco vamos a satanizarlo”. Así, han intentado alejarse de ese “monstruo” sin entorno social, aislado de la sociedad. “Fernando es una persona bien integrada, amable, sin problemas, pero de puertas para dentro las cosas cambian”, relató. “Hay patrones que nos influyen e inercias muy complicadas de rebasar”, añadió el actor, que representa a un personaje complejo, pero a su vez “empatizable” que deja a un lado el cliché del “malo de la película”.

Marina Suárez subrayó la ambigüedad de los personajes, que “se sirven de los estereotipos en algunos momentos, pero no es lo que buscamos”. Así, la historia se mantiene en la ambigüedad, “en un espacio que da pie a que el espectador se pueda sentir más identificado desde su propio lugar”, como explicaba la directora, “sin marcarle una dirección”.

A su vez, Penagos expresó que ha habido una discusión sobre la relación que tienen las dos mujeres en la obra: “Queríamos huir de la revictimización, no queríamos que hubiera un enfrentamiento entre mujeres, sino una hermandad en la que se reconocen y aprenden la una de la otra, sin ser enemigas que luchan por el amor de un hombre”.

Penagos afirmó que en el trabajo ha sido “clave” descubrir que estas mujeres tienen “una gran empatía entre ellas”, a pesar de ser personajes muy complejos y muy humanos.