"A nosotros nos echaron, pero nuestras raíces siguen ahí". Toda una declaración de intenciones, un recuerdo muy vívido de la octogenaria Pilar Gastañaga que puede ser perfectamente el resumen de Antzinako pasaia biziberritzen (Reviviendo el antiguo paisaje).
Es el título del libro, que junto con un documental de casi hora y media, recoge la memoria histórica de los vecinos de varios municipios del valle de Txorierri que se vieron afectados por la construcción del aeropuerto en los años 40 del siglo pasado y sus posteriores ampliaciones a lo largo del pasado siglo XX.
Un trabajo etnográfico hecho desde el corazón cuya alma mater es Itziar Mateos Olabarrieta, miembro de una familia arraigada en el barrio de Larrondo de Loiu, un núcleo rural que ya fue aislado del centro del pueblo con las obras iniciales del aeropuerto. Una separación que permanece indeleble en el ADN de muchos de sus vecinos actuales.
"Mi idea era hacer un listado simple de los baserris que fueron derribados por las expropiaciones que precedieron a las obras de ampliación", recuerda esta funcionaria que estudió Empresariales y se ha dado cuenta de lo difícil que es bucear en archivos y documentos históricos para recopilar información.
"Lo que quedaba después de múltiples consultas era hablar con los protagonistas de los derribos, y ahí me di cuenta de que había mucho más", rememora. "La gente te hablaba del caserío y su expropiación, pero también te contaba sus vivencias, sus recuerdos, cómo padecían y disfrutaban también de la presencia del aeropuerto... Era un material muy bueno que no se podía perder. por ello decidí grabarlo en un documental".
La autora, que ha contado con la ayuda desinteresada de decenas de colaboradores, explica que ambas obras "no tienen un espíritu reivindicativo". Asegura que "lo hecho, hecho está; los perdedores han sido los expropiados y tras tantos años ya tienen amortizadas sus pérdidas, pero al darles un altavoz para contarlo te das cuenta de que la expropiación fue un gran drama".
La historia del Txorierri con el aeropuerto tiene tres fechas marcadas en la memoria de sus habitantes. Tras la Guerra Civil se decide construir el aeropuerto. "Son los años 40 e incluso los municipios del valle se postulaban. Lo querían porque en los planes iniciales la afección no iba a ser tanta", relata la autora. Pero sí lo fue. El peaje más grave fue la desaparición del núcleo principal de Sondika, conocida como La Campa. Ahí estaban la iglesia, las escuelas municipales, el Ayuntamiento, San Juan –donde se hacía la romería–, el cementerio... "Todo en un pequeño alto que se explanó para crear la pista principal", apunta la autora del documento.