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Alavés

"Lo que he vivido es tan bonito, casi inalcanzable, que uno no quiere perderlo nunca"

Manu García, excapitán del Deportivo Alavés
Manu García, excapitán del Deportivo Alavés

Han pasado ya diez días desde que el Deportivo Alavés y Manu García separaron sus caminos tras casi una década de exitosa convivencia, pero la tristeza todavía resulta evidente en la mirada del centrocampista gasteiztarra

Se esfuerza, sin embargo, por pasar página y confiar en que el tiempo restañe una dolorosa herida en su alma albiazul por la que no profiere reproche alguno. Refugiado como siempre en los suyos y en las incontables muestras de apoyo que está recibiendo de quienes no han podido despedirle como hubiera merecido desde las gradas de Mendizorroza, comienza a mirar ya desde la distancia a un Glorioso en el que se ha ganado un hueco de honor en su centenaria historia.

¿Se agolpan los recuerdos estos días o trata de evitar echar la vista atrás?

–Vienen muchos recuerdos a la cabeza, muchos momentos que te recuerdan los amigos –las redes sociales sobre todo– y te emocionas un poco, pero sí que es verdad que he intentado no ver mucho porque los primeros días fueron durillos. Cada vez que veíamos algo era mucha emoción y nos poníamos un poco tristes, pero con el paso de los días estamos cada vez mejor.

En su despedida confesó que le hacía falta una toalla para secar las lágrimas. ¿Ahora ya es suficiente con un kleenex?

–Sí, la verdad es que hace unos días que no lloro ya. Ayer me volví a emocionar con una cosa que subió alguien, pero estoy bien. Era una noticia que no esperábamos y me costó un poco asimilarla con todo lo que conllevaba para mí en lo personal, pero ya está. La vida sigue, el mundo del fútbol tiene estas situaciones, he vivido otras mucho peores y la verdad es que trato de sacar también lo bueno de este momento.

¿Cómo se cierra un capítulo así? ¿Es un proceso de duelo?

–Sí. Cerrar algo que quieres tanto, que sientes tanto... es muy complicado. Me encantaría quedarme toda la vida como futbolista del Deportivo Alavés. Sabía que algún día este momento iba a llegar. Te lo vas imaginando de una u otra manera pero nunca sabes cómo vas a responder y es un poco una incógnita. He intentado tomármelo con toda la calma del mundo. Como siempre rodeándome de la familia, los amigos, la gente que me quiere y tratando de estar tranquilo. Asimilando las cosas como vienen, dando bastante libertad a mis sentimientos y viendo cómo me voy encontrando. Los primeros días fueron muy tristes, pero la verdad es que también estoy muy feliz y orgulloso. He vivido sensaciones muy diversas que además cambiaban de un momento a otro. De estar muy tranquilo, orgulloso y feliz por todo lo que habíamos conseguido y valorarlo a estar muy triste por no poder seguir. Creo que con el tiempo le daré más valor a todo lo bueno y este momento quedará como una anécdota.

¿Se le pasó por la cabeza ante el Granada que podría ser su último partido en 'Mendi'?

–No, la verdad es que no. Durante la semana igual algún pensamiento sí y antes del partido del Sevilla también tenía esa duda pero es que esta sensación me ha pasado varias veces en el Alavés –en Jaén, por ejemplo– y en otros equipos. Sí que lo comenté con algunos compañeros pero yo internamente pensaba que iba a continuar. Era lo que yo creía y por eso tampoco le di mucha importancia.

¿Cómo fue el momento de recoger sus cosas por última vez?

–Triste, triste. Fui a Ibaia, quedé con Sevi, el utillero, y cuando entré pensaba que estaba bastante bien. Pero al bajar del coche y ver el campo me eché a llorar. Me fui al césped y me quedé un ratillo solo mirando todo, porque allí tengo muchísimos recuerdos en cada esquina. Hasta que ya vino Sevi, llegó también el médico, nos abrazamos... La verdad es que fue triste. Porque lo que he vivido es tan bonito que uno no quiere nunca perderlo. Pero es una realidad y hay que asumirla.

¿Se llevó algún recuerdo especial?

–Sí, tengo muchos, muchas cosas de todos estos años. Las botas, la camiseta, el brazalete de cada día importante... sobre todo eso.

La decisión del club le pilló por sorpresa. ¿Cómo se enteró?

–Me lo dice mi representante primero. Habla con el club, viene a contármelo en persona y ya está. A partir de ahí hablo con el club, nos reunimos al día siguiente durante una horita más o menos, hablamos a la cara como hemos hecho siempre, les digo lo que pienso y cómo me siento, ellos me trasladan sus impresiones y me dan las gracias por mi trayectoria y como dijo Alfonso en la rueda de prensa me ofrecen la posibilidad de continuar ligado al club dentro de unos años cuando acabe mi carrera deportiva. Lo cual agradezco y valoro y buscamos la forma en la que yo mejor me sienta para cerrar públicamente esta etapa. Lo hacemos con la rueda de prensa, que yo creo que era lo que tocaba dadas las circunstancias y ya está. Una vez dada la rueda de prensa ya sí que empiezo a pasar página.

Dolido, resignado, enfadado...

–Bueno, mi mensaje no ha variado desde hace una semana. Siento lo mismo. Dolido no estoy. Estoy muy feliz por lo conseguido y luego un poco liberado por la responsabilidad que he tenido estos últimos años. Dejar al equipo en Primera División para mí era una obsesión, no dormíamos por la noche cuando las cosas iban mal. Te imaginabas un descenso en casa y no quería vivirlo. He visto a compañeros, amigos míos, vivirlo, sé que lo han pasado muy mal y si yo lo estaba sufriendo sin llegar a producirse no me quiero ni imaginar lo que podría haber pasado si hubiera llegado a darse. Ahora mismo valoro muchísimo eso. Para mí era muy, muy importante y en ese sentido me siento muy contento, muy feliz y un afortunado por lo que he podido vivir. Está claro que, como dije, en mi opinión me merecía salir de otra manera pero ya está. Es algo que no está en mi mano y tengo que aceptarlo. Los que toman las decisiones para bien y para mal son ellos, lo llevan haciendo todo este tiempo, lo están haciendo muy bien y solo me queda respetarlo y seguir adelante.

¿Habría sido especialmente doloroso descender el año del centenario?

–Sí, porque hubiera quedado para la historia así. Al final el Alavés en cien años de historia tiene a muchos jugadores, muchos técnicos, mucha gente de la afición detrás y hay momentos puntuales que han sido muy importantes y que todo el mundo recuerda y el centenario hubiera sido uno de esos. Ya lo vamos a recordar siempre como un centenario que no pudimos disfrutar. Espero que se pueda celebrar el año que viene, que el club y la afición lo disfruten y se hagan todos los actos que se merecen. Y era importante cumplir cien años en Primera y, evidentemente, este año no descender. Yo del centenario la verdad es que me quedo con el día que se cumplió. Todo lo que recibí y lo que sentí alrededor –del móvil, de mensajes, de llamadas, de vídeos de mis amigos y de la familia recordando lo que es el Alavés para nosotros...– a mí me hizo sentir especial y creo que en la ciudad se vivió así.

¿Ha sido la temporada más dura de todas las que ha estado en el Alavés?

–Hay dos partes para mí. La personal en la que sí ha sido el año más duro por diversas circunstancias como la lesión y luego el covid que me han hecho ir siempre a contracorriente y encima la parte deportiva que ha sido dura, con tres entrenadores y sufriendo mucho hasta el final. Y por otro lado la parte colectiva que no, porque he tenido años más difíciles aquí en Gasteiz.

Vivió Dortmund como aficionado, ¿entraba en sus mejores sueños poder vivir otra final desde el césped?

–No, no. Lo primero porque siempre tenía la ilusión de jugar en el Alavés pero nunca sentía que existía esa posibilidad. Lo veía muy lejano. Tuve una opción cuando estuvo aquí Mikel Etxarri, que me conocía de la Real y yo estaba recién salido del Sanse, pero finalmente no se dio. Y luego ya me parecía que no iba a volver a haber una oportunidad como esa. Por eso cuando se dio fue una pasada. Recuerdo perfectamente el momento de la llamada, dónde estaba, con quién... Fue una sensación de alegría y de plenitud enorme. Y el Alavés después durante estos años me ha dado esa sensación tantas veces que es un sueño. Lo que me ha pasado es prácticamente inalcanzable. Llegar al equipo de tu ciudad ya con 26 años y de Segunda B llevarlo a Primera División y a una final de Copa. Hay que ser realista y es algo que no ocurre. Por eso me siento muy feliz de haberlo podido vivir. Sé que todo se debe mucho al trabajo y el sacrificio que hemos hecho mi familia y yo durante muchos años, a nuestra forma de ser y al rendimiento desde que he llegado aquí pero no dejo de valorar también que el club ha depositado la confianza en mi año tras año, ha apostado por mi y me ha dado la oportunidad y el trampolín para llegar a Primera de la mano y poder disfrutar de estos años tan bonitos.

Elija sus mejores momentos en lo personal.

–No puedo quedarme solo con uno o dos. Voy a decir cronológicamente los más intensos pero si me sentara a hablar con algún compañero seguro que salían otros, porque ha habido muchos muy buenos. Desde los primeros partidos con el debut en Lasesarre y después en Mendizorroza contra la S.D. Logroñés con Natxo González, a todo lo que rodeó Jaén el primer año con el ascenso y el segundo con la salvación; luego el ascenso con Bordalás, esa semana en la que hago tres goles en tres partidos de sábado-miércoles-sábado que fue increíble, el debut en Primera y después la final de Copa. Pero estos últimos años que han sido muy duros la satisfacción final del objetivo cumplido también me trae muy buenos recuerdos. El primer año del Pitu, por ejemplo, los partidos que enlazamos en casa de Málaga y Las Palmas, que fueron claves antes del parón, los recordamos todos con mucha intensidad también. De cada época me llevo muchísimos recuerdos y es imposible quedarme con uno solo. Si no tuviera más remedio que escoger me quedaría con las fotos que tengo con mis padres el día del ascenso, la verdad. Porque es lo que más me llega.

¿Y los peores?

–Cada vez que han echado a un mister. Recuerdo la primera vez con Natxo, que fue muy duro. Porque siempre me ha unido una buena relación con los entrenadores, estrecha, muy cercana y cuando les echan siempre sientes que les has fallado. Diría también los partidos antes de Jaén, que hubo alguna decepción muy grande como contra el Dépor en casa que nos empató en el descuento o un empate con el Castilla un poco antes en un partido clave... Fueron momentos muy complicados. Y en Primera la verdad es que ha habido varios. El inicio de temporada con Zubeldia que enlazamos seis derrotas y todo el mundo nos daba por descendidos aunque quedaba toda la Liga. Estas dos últimas temporadas las dos semanas del año pasado que había cuatro partidos de los que había que sacar dos y no sabíamos cuáles, esa tensión, y este año parecido. Después de Eibar, que desaprovechamos una oportunidad muy buena, lo mismo, la sensación de que había que sacar dos partidos de cuatro y nunca es fácil. Esos momentos han sido malos, difíciles.

¿Por qué cuesta tanto que los alaveses jueguen en el 'Glorioso'?

–Es que hay que ser muy bueno para jugar en Primera División, eso lo primero. Y está claro que a nivel de estructura el Alavés ha tenido irregularidad. Ahora está teniendo continuidad en la élite y eso le está permitiendo generar estructura alrededor de la cantera que aúne a toda Álava, que es el deseo del club de siempre, pero a la vez mantiene la competencia de equipos como Athletic, Osasuna o Real que llevan muchos años trabajando la cantera. Hay que dar oportunidades pero se necesita estar preparado y tener las condiciones. Seguro que durante estos años alguno se ha escapado y podría haber subido pero es que en la élite no se regala nada.

'Manu no tiene nivel para Segunda', 'no puede jugar en Primera'... es una frase recurrente que habrá escuchado muchas veces. ¿Qué pensaba? ¿Qué tiene que decir?

–Son prejuicios subjetivos de gente que no domina lo que es el fútbol profesional. Ahora todavía escucho 'ha trabajado mucho pero no tenía calidad'. Es mentira. No me han visto ningún día entrenando y en el campo pues... pero en el fútbol es lo que hay. A mi siempre me ha importado mucho la valoración de mis técnicos, mis directores deportivos y mis compañeros y se que siempre me han valorado. Casi la mitad de los partidos que he jugado con el Deportivo Alavés, 144, han sido en Primera y eso no se regala. Puedes tener la suerte de debutar en determinadas circunstancias pero para poder tener esa continuidad tiene que haber algo más. Al final me ha servido de motivación siempre. Sabía de mi capacidad y siempre lo he intentado. Me he ido superando día a día, eso es verdad, y he crecido mucho. Del Manu que llegó al actual tanto a nivel personal como futbolístico soy mucho mejor.

¿Qué le ha transmitido estos días la afición?

–Ha sido espectacular, espectacular. Quiero aprovechar para agradecer el cariño de todo el mundo. No tengo palabras, de verdad. Me siento muy querido. En la ciudad se me ha tratado siempre con mucho respeto. He tenido que llevar el ser capitán del Deportivo Alavés en las buenas y en las malas siendo ciudadano de Gasteiz y ha habido momentos difíciles pero siempre me han tratado con respeto y cariño. Y en Mendizorroza lo mismo, he sentido el cariño de la gente. No puedo imaginarme todos estos momentos de los que hablamos sin los aficionados, sin Iraultza en el fondo, sin Mendizorroza abarrotado disfrutando y llevando al equipo en volandas... Por eso mi pequeña historia no la puedo imaginar sin esta afición que está haciendo de verdad más grande al club y le está ayudando muchísimo en esta evolución.

¿No poder despedirse de ellos en el campo ha sido lo más doloroso?

–Sí, para mí sí. Que mi hijo no tenga una foto con el once inicial del Alavés es muy triste, porque tengo fotos con media Vitoria... Y no despedirme ahí en el centro del campo mirando a mi padre como todos los inicios de partido y mirando atrás a mi mujer, mis hermanas y mi madre... Ese momento creo que me lo merecía, que era mío y no lo voy a tener. Lo tendré de otra manera pero no de jugador, que me hubiera gustado tenerlo.

Los pedidos de su camiseta se han disparado.

–Bueno, me alegra que la gente quiera guardar un recuerdo. No puedo devolver todo el cariño que he recibido durante estos años y ahora en el final. Lo que he intentado hacer siempre es representar al Alavés de la manera más honrada, humilde y que como aficionado me hubiera gustado que se representase. A veces lo habré hecho mal pero he tratado de hacerlo lo mejor posible y me voy satisfecho y contento de cómo lo he hecho.

¿Le ha dado tiempo a pensar en el futuro?

–Piensas pero con muchas incógnitas, la verdad. Lo que tengo claro es que quiero intentar jugar al máximo nivel y esto, como tantas veces me ha ocurrido en mi vida deportiva, ha pasado ya de hacerme estar triste y dolido a ser una motivación para volver a superarme. Así me siento y esa es mi idea.

¿Se ve de nuevo en el Alavés?

–No lo sé, la verdad. Es inevitable pensarlo y siempre he dicho que estaré donde el Alavés quiera que esté. Ahora mismo me veo como jugador y es muy difícil mirar más adelante. Quiero jugar dos, tres años o hasta que mi cabeza quiera realmente porque físicamente me encuentro muy, muy bien y creo que me lo marcará un poco la cabeza y no puedo mirar mucho más allá. Me cuesta verme y encima en los últimos años la idea que iba teniendo ha ido cambiando y ahora creo que podrá volver a cambiar así que imagino que cuando realmente acabe me sentiré de una u otra manera. Si realmente puedo ayudar, noto que el club quiere que ayude y es un puesto que me llene profesionalmente, ojalá. Ojalá, claro que sí.

¿Cómo le gustaría que le recordaran?

–No lo sé. Eso es algo que tenéis que decir vosotros. Como dije me voy feliz, orgulloso y satisfecho de haberme entregado en cuerpo y alma por el Alavés, de haber hecho siempre lo que pensaba que era lo mejor para el Glorioso aunque me supusiese un desgaste o un problema personal. Quienes lo hemos vivido desde dentro saben que ha sido así. A veces me han sufrido y casi siempre creo que les he ayudado y de eso me voy muy satisfecho. Pero recordarme les toca hacerlo a otros. Yo se cómo voy a recordar mi etapa en el Alavés y es así, con mucho orgullo y mucha felicidad.

Las reflexiones del capitán

"Cerrar un capítulo que quieres y sientes tanto es muy complicado, me gustaría quedarme toda la vida como futbolista del Alavés"

"En mi opinión me merecía salir de otra manera pero es algo que no está en mi mano y solo me queda respetarlo y seguir adelante"

 

"Siempre tenía la ilusión de jugar en el Alavés pero nunca sentía que existía la posibilidad; cuando me llamaron fue una sensación de plenitud enorme"

"Fui a Ibaia a recoger mis cosas y pensaba que estaba bien pero cuando me bajé del coche y vi el campo me eché

a llorar; fue triste, muy triste"

 

"Lo que se ha dicho alrededor del equipo ha salido de gente mezquina, muy cobarde, que está escondida ahora detrás de las mentiras"

"Cuando oigo los comentarios sobre que no tengo nivel para Primera pienso que es mentira, he jugado 144 partidos en la categoría y eso no se regala"

 

2021-06-07T06:17:02+02:00
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