La experta en Demografía Itziar Aguado considera que el principal problema para tener más hijos es la difícil conciliación laboral y también el tardío acceso al mercado de trabajo. Influye igualmente la política de vivienda, dónde se construye, porque eso es lo que atrae población joven, y si la localidad está bien comunicada con la capital.
Analizado el informe del Observatorio de la Juventud, ¿qué le llama la atención?
El hecho de que la población joven de nacionalidad extranjera también ha disminuido, aunque sigan llegando personas. Y también que de alguna manera está asumiendo los estándares de aquí, ya que baja el índice de fecundidad y se retrasa la edad de la primera maternidad.
Álava pierde población joven y, a tenor de la tendencia, va a ser difícil darle la vuelta a esta situación.
Esta tendencia está muy relacionada con la estructura demográfica, nuestra pirámide de población cada vez tiene una forma más invertida, así que, en principio, cada vez va a haber menos población joven en edad fértil, de ahí que baje la natalidad y el número de jóvenes.
Lleva muchos años así.
Sí, lleva muchos años de forma regresiva. Es cierto que a partir del año 2000 empezó a llegar mucha población extranjera, que ha ido contrarrestando esa tendencia natural que da el crecimiento vegetativo, es decir, las defunciones menos los nacimientos.
Pero parece que van a repuntar los nacimientos, ¿no?
Sí, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), parece que van a repuntar. Ahora bien, hay que ver cómo se miden, por nacimientos totales, en relación a la población general o por mujer. Si hay mucha población en edad fértil es lógico que haya muchos nacimientos, pero puede ser que no sean tantos si se comparan con la población total o con el número de hijos por mujer.
Más si se tiene en cuenta el alto porcentaje de personas mayores y el aumento de la esperanza de vida.
Claro. Es posible que en términos absolutos aumenten los nacimientos y así lo estima el INE, incluso el número de hijos por mujer, aunque muy ligeramente, no sé en qué se basa para hacer esa apreciación porque realmente la tendencia que estamos viendo es la de un continuo descenso. Pero al final, la tasa bruta de natalidad no va a ser tan relevante porque también crece el número de mayores.
Álava es un territorio envejecido que pierde población joven. ¿Es más alarmante en la zona rural?
Depende, porque Álava recibe más inmigración, lo que compensa los pocos nacimientos. Un ejemplo es Rioja Alavesa, debido a la cantidad de trabajadores que llegan al campo. La situación es diferente según el tamaño de la localidad y dónde esté situada. Tenemos municipios como Oion que ha tenido una tasa de natalidad bastante alta; en cambio, Llodio y Amurrio sí están muy envejecidos porque crecieron mucho en la etapa de la industrialización, en los años 70 y 80, ya que atrajeron mucha población inmigrante del resto del Estado que ahora es ya población envejecida.
Parecido a Vitoria.
No es lo mismo porque Vitoria sigue atrayendo población extranjera, lo que hace que no esté tan envejecida como Llodio y Amurrio. Y luego hay otros municipios próximos a Gasteiz a los que se van a vivir familias jóvenes que estén rejuveneciendo. La casuística es muy variada.
Ahí están Dulantzi, Murgia y Nanclares.
Sí, por ejemplo, y también algunos pueblos de Ribera Baja, de Rioja Alavesa y seguramente también de Trebiño, sólo que del enclave no tenemos datos del Eustat. Influye mucho la política de vivienda, dónde se construye, porque eso es lo que atrae población joven, y si la localidad está bien comunicada con la capital. No se puede hablar de forma generalizada, habría que ir analizando municipio por municipio. Sí es cierto que pierden población joven municipios más pequeños y rurales, sin industria y alejados de Vitoria, ahí el proceso de envejecimiento es más acelerado debido a la falta de oportunidades laborales. Además, lo que se ve en las áreas rurales es una masculinización de la población, las mujeres son las que huyen. Cuanto más pequeño sea ese espacio, más favorable a los hombres es.
Debido al mercado laboral.
Sí, la masculinización de las áreas rurales es algo que se da en todo España porque las mujeres no tienen oportunidades laborales, si le sumas que generalmente tienen mayor nivel de estudios, todo ello hace que salgan a buscar trabajo a ciudades medias o grandes, ahí es cuando se da ese éxodo de las mujeres del mundo rural.
Tampoco la política de ayudas a la natalidad convence a las parejas para tener más hijos o hijas.
No, al final, el mayor problema para tener hijos es la conciliación laboral. Y el acceso al mercado de trabajo, ya que los años de estudios se alargan, pasan muchos años hasta que se consigue un empleo estable y la gente hasta que no tiene cierta estabilidad no se decide a tener hijos. Por mucho que se hable de conciliación laboral, no se dan las condiciones óptimas para tener muchos hijos. Además, influyen los cambios culturales que se van dando; antes era prácticamente obligatorio para una mujer tener hijos, si no estaba mal visto, ahora las mujeres tenemos muchas otras opciones y no siempre es necesario tener hijos.
Y más jóvenes que no quieren tener hijos o hijas.
Por un lado, se retrasa la maternidad y eso dificulta tener hijos. Por otro, están las dificultades económicas y los cambios culturales. En Demografía, cuando se han producido las grandes transiciones demográficas, siempre se ha visto que es mucho más fácil bajar la tasa de mortalidad, por ejemplo introduciendo avances médicos. En cambio, con la natalidad se requiere un cambio más cultural, de pensamiento, y eso cuesta más tiempo. Al mismo tiempo, cada vez nos dirigimos más hacia una sociedad individualista, no sé si egoísta, pero una sociedad en la que buscamos otros objetivos, no sólo tener hijos. Son cambios culturales que se dan poco a poco e inciden en el descenso de la natalidad. El punto de inflexión fue la incorporación de la mujer al mercado laboral, cuando empezó a ver que tenía otras opciones.
Entonces, en la universidad se verán clase más vacías.
No lo notamos demasiado, hemos tenido unos años de baja matrícula, pero este año ha subido. Hay que tener en cuenta que el nivel de estudios es muy alto en Euskadi.
Y ya por curiosidad, ¿no es un pelín exagerado llamar juventud a la población de 15 a 29 años?
En Geografía de la población o Demografía consideramos población joven hasta los 19 años; distribuimos la población en tres niveles: los jóvenes, hasta los 19 años; población adulta, de 20 a 65 y a partir de ahí se denomina población vieja pero, claro, ahora se alarga tanto la esperanza de vida que igual si llamas vieja a una persona de 65 años, pues no le sienta tan bien; entonces, ya empezamos a hablar de tercera edad y de cuarta edad, que sería a partir de los 75 u 80 años. Depende de países y manuales, aunque no es lo habitual incluir la franja de 15 a 29 años, aunque de cara a este informe del Observatorio de la Juventud sí que tiene sentido, analiza otras muchas variables.