Agentes de Seguridad Ciudadana de la Policía Foral adscritos a las comisarías de Sangüesa y Pamplona, en colaboración con el Jefe de Negociadores de la Policía Foral, han atendido recientemente con éxito un aviso por intento autolítico en la Merindad de Sangüesa.
Una llamada al Centro de Mando y Coordinación (CMC) de la Policía Foral alertaba sobre una persona que había salido de su domicilio con una escopeta y varios cartuchos, amenazando con suicidarse. Las primeras investigaciones consiguieron determinar la zona aproximada a la que se habría dirigido con su vehículo.
Después de varios intentos infructuosos de comunicación, agentes de la Comisaría de Sangüesa de la Policía Foral consiguieron contactar con esta persona, iniciando la negociación policial con el objeto de que no llevara a efecto su amenaza y preservar así su integridad personal. En las conversaciones telefónicas mantenidas durante el tiempo que siguió, el equipo de negociadores de la Policía Foral consiguió ubicar a la persona pudiendo movilizar a las patrullas al lugar exacto.
En este punto, la estrategia policial entró en una nueva fase en cuanto a la negociación se refiere, la de “la persuasión”. Con el paso del tiempo y con las palabras adecuadas se logró ir calando en la persona, logrando poco a poco el objetivo de persuadirle para no llevar a cabo sus intenciones. En este caso, tras aproximadamente tres horas de negociación, la persona finalmente se entregó a los policías que formaban el dispositivo, lográndose así el principal objetivo: evitar que sufriera daño alguno.
La negociación policial, es una herramienta con la que cuentan determinados cuerpos policiales y que se utiliza para la resolución no violenta de situaciones críticas o de crisis. Situaciones en las que la vida o la integridad física de las personas se encuentra comprometida. En esas situaciones, se trata de la única vía alternativa al uso de la violencia o de una acción táctica directa, informan los agentes.
Mediante el uso de técnicas de comunicación los negociadores pretenden subir, peldaño a peldaño, la escalera del cambio de conducta de aquella persona que se encuentra, en un momento dado, protagonizando una situación de este tipo (atrincherados con víctimas o rehenes, personas con ideaciones autolíticas, enfermedad mental, secuestros…). El objetivo último es evitar o reducir el daño a las personas y, en segundo lugar, a los bienes.