Loli no piensa abandonar su lucha hasta el día en que el que ha sido inquilino en el piso de su prima Isabel, en Sestao, durante ocho años abandone definitivamente la casa, entregue las llaves y pague su deuda. Lo cierto es que siendo realistas esto último parece bastante difícil ya que el inquilino que okupa su casa ha contraído una deuda de 6.000 euros y actualmente según dice, no tiene ingresos ni ningún sitio donde ir.
Pero en los últimos días ha habido algún cambio o eso parece porque no hay hechos que lo confirmen realmente. Los vecinos afirman que el inquilino ya no está en el piso pero aún así, Loli no puede entrar ya que el okupa no ha entregado las llaves. Así que el abogado de Loli le recomienda no hacer nada y sobre todo, no intentar entrar por la fuerza. "Creemos que no está en el piso, creemos", subraya.
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"El sábado me llamó insistentemente y le cogí y me dijo que yo le había cambiado la cerradura y que me iba a denunciar. Llamé a la Ertzaintza y me dijeron que no le hiciera caso", explica. "Mi sorpresa es que el domingo me llama la Ertzaintza y me dice que se ha presentado allí y que me va a poner una denuncia", relata sorprendida e indignada.
"Yo no tengo llaves ni del portal siquiera", señala recordando que el piso es de su prima Isabel de 83 años e ingresada en una residencia. "Él me echa la culpa a mí pero él ha tenido realquilados en casa, por qué he tenido que ser yo", se pregunta. "Ayer teníamos el juicio, se suspendió y ahora a esperar lo que diga el juez", nos cuenta resignada.
La orden de desahucio está fijada el 17 de julio pero Loli necesita que todo sea más rápido. "Lo necesito poner en venta ya", insiste teniendo en cuenta que la residencia en la que está su prima cuesta 1.500 euros al mes.
Es por eso que Loli sigue con las sentadas frente al portal todos los días entre las 10.00 y las 14.00 a modo de protesta así como con las movilizaciones en Sestao frente al Ayuntamiento todos los jueves por la tarde.
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Un calvario de casi un año
Loli nos ha explicado en Onda Vasca que fue en marzo del año pasado cuando se pidió a los inquilinos que abandonaran la vivienda porque su prima Isabel había decidido vender el piso. "Les mandé un burofax para que marcharan el 1 de septiembre. Me pidieron el mes de octubre y les dejé. En junio empezaron a no pagar", recuerda. Fue el 1 de octubre cuando los otros dos inquilinos se fueron pero no este tercero que advirtió que iba a ir a juicio.
"Te encuentras perdida porque no sabes qué hacer, si tirar para la izquierda o la derecha porque no sabes qué tienes que hacer", afirma. "Conseguí un abogado pero claro, esto conlleva un tiempo. Mi prima tenía 82 años entonces y ha caído en picado", señala dolida. "Ha pasado de ser totalmente válida a ser totalmente dependiente. La tuvimos que meter en una residencia y necesitamos el piso para venderlo y pagar la residencia", insiste.
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