Vieron muy pronto que el desastre se podía avecinar, así que intentaron ser previsores. El tren AVE que salía de Málaga a Madrid el miércoles a las 16.13 horas sufrió una incidencia que interrumpió su marcha a mitad de trayecto. Así que cuando María Ángeles Bermúdez, malagueña que viajaba en el tren y tenía que empalmar con el que salía a las 19.35 horas a Pamplona, donde vienen a una boda, escuchó a una pasajera que le preguntaba al revisor "si el tren a Pamplona le iba a esperar", y el revisor respondió que no, María Ángeles siguió insistiendo para conocer qué solución les brindarían entonces. "Necesitaba que nos dijeran algo. Viajamos mi marido y yo con dos hijos, Lucía, de 3 años, y Luis, que es un bebé de solo un mes. Así que yo le insistí en preguntar al revisor y él me respondió que si íbamos a Pamplona, nos quedaríamos a dormir en Madrid cuando llegáramos".
El caso es que el AVE desembarcó a las 20.30 horas en la estación de Atocha cuando el tren Alvia a Pamplona ya llegaba casi una hora de recorrido y en efecto no esperaba a pasajeros. Por tanto, Renfe tenía que poner remedio a la situación de los 17 pasajeros que tenían que haber conectado con el vehículo hasta la capital navarra. Y ahí es cuando los viajeros pudieron desesperar ante la falta de soluciones, protocolos y organización de la compañía ferroviaria.
UNA INDIGNACIÓN CRECIENTE
La familia de María Ángeles, preocupada además porque con dos criaturas pequeñas no podían ni salir de la estación, no daba crédito a la situación. "Se me partía el alma porque mis niños ni habían cenado. Pero es que desde las 20.30 horas en que llegamos a Madrid, tardaron dos horas y media en arreglar el asunto. A las 23.00 horas entrábamos en un hotel Marriott, que se encuentra además en el aeropuerto, muy lejos de la estación, y que fue el único sitio que encontraron disponible. Desde que dijeron que "ahora viene" un autobús a recogernos hasta que finalmente llegó pasaron más de dos horas".
La indignación ha alcanzado su cénit esta mañana de jueves cuando la logística del viaje quedó en manos de la compañía. "Ha venido el autocar a recogernos al hotel y al llegar a la estación nos dicen que teníamos que haber llegado antes. El personal ni siquiera estaba informado de la incidencia, teníamos las plazas duplicadas y nos han acomodado como han podido".
Javier Díez, pamplonés de 63 años y afectado junto a su mujer de la incidencia ferroviaria, lo describía de forma aún más gráfica. "Nos han metido como churros en el tren de este jueves, parece que entrábamos a palanqueta". Javier, que viajó el viernes a Málaga, ya había perdido esta mañana una cita médica que tenía. Han cogido el trayecto de las 10.30 horas a Pamplona, donde llegan este mediodía.
"Lo que me sorprende es que nos hemos amoldado a todo lo que Renfe nos ha dicho. Vamos al hotel que ellos dicen, en el autocar que ellos dicen, a la hora que ellos dicen, y aun así nos siguen poniendo pegas. La atención ha sido un desastre. Lo más lógico es que anoche nos hubieran puesto un autobús a Pamplona y ya habríamos dormido todos en casa, pero nos llegaron a decir que no había autocares disponibles", zanjaba.