Euskalerriko Eskautuak Bizkaia ha celebrado hoy su asamblea anual en la que se han dado cita una treintena de grupos de todo el territorio histórico. Desde las diez de la mañana, más de 300 jóvenes se han dado cita en el colegio La Salle de Deustu donde se han podido encontrar, por fin, ya sin mascarilla. A pesar de que esto último haya quedado en el olvido para muchos, resulta relevante mencionarlo en este contexto puesto que se trata de la primera reunión de estas características celebrada sin ningún tipo de restricción desde 2019.
Esta asamblea ordinaria se organiza “con motivo de encuentro” y con la premisa de “enriquecer al movimiento con diferentes propuestas y enmiendas que los grupos han ido presentando” ¿Qué se realiza durante esta jornada? “Al inicio del encuentro repasamos las actividades que ha habido en el último año para evaluarlas como Federación. Luego presentamos el Urteko Plana con cada uno de los objetivos que nosotras y nosotros vemos que son fundamentales”, explica María Manrique, presidenta de la federación vizcaina.
De los treinta grupos que han estado presentes, trece son bilbainos. El resto proceden de Mungia, Durango, Galdakao, Orduña, entre otros municipios. En total, Euskalerriko Eskautak Bizkaia cuenta con más de 2.500 niños, niñas y jóvenes censados de entre 8 y 18 años. Todos se encuentran a cargo de más de 360 monitores y monitoras de entre 18 y 25 años que forman parte del movimiento.
Aunque se señale, la edad no es un límite ni impedimento para participar. Como ellos y ellas resumen: “Eskauts betirako”. María Manrique cuenta que “esto no para nunca”. Por lo que, si se comienza en este proceso con 8 años “no tiene por qué tener fin, de hecho, en nuestras comisiones internas participa gente de más de 50 años”. Según afirman, su estilo es montar campamentos “autogestionados” donde también hay hueco para padres y madres que acuden, por ejemplo, “de cocineros e incluso a montar las estructuras con el monitorado”.
¿Diferencias con la pandemia?
Desde la Federación, aseguran no haber bajado el ritmo en sus actividades, ni siquiera a causa del Covid. Eso sí, hubo que dar un giro. “Al contar con monitorado joven fue más fácil la gestión tecnológica. Hacían los juegos, talleres y demás con la chavalería detrás de las pantallas en sus casas”, comenta María. Cuando el confinamiento terminó y se volvió a la presencialidad, como todos, hubo que tirar de “mascarillas y ratios”.
¿Su meta? “Generar jóvenes que transformen la sociedad y capaces de implicarse de forma crítica bien en sus entornos más cercanos o en un equipo monitorado, bien en cualquier servicio de acción social o voluntariado de su entorno”, manifiesta María.
Sobre la jornada de este domingo, matizan que se trata más de un día para la toma de decisiones y elecciones de rumbo que para las dinámicas compartidas. “Se han presentado propuestas, votado las fechas del proceso de elección de la persona presidenta, luego se vota la fecha de la Asamblea del curso siguiente así como el presupuesto y las cuotas anuales que los grupos tienen que abonar”, detalla la organización.