La demanda por el supuesto acoso de Juan Carlos I contra su examante, Corinna Zu Sayn-Wittgenstein, debe ir a juicio porque se trata de un "caso muy grave", argumentó este jueves la representación de la empresaria en la vista que tuvo lugar este jueves en el Tribunal Superior de Londres.
Esta corte celebró hoy -en la sala número 13- la tercera de las cuatro vistas preliminares reservadas para el caso, cuyo objetivo es determinar si las alegaciones de Corinna contra el emérito, de 85 años, tienen suficiente "mérito" como para que vaya a un juicio civil.
Se espera que la jueza al frente de estas audiencias, Rowena Collins Rice, emita su dictamen después de las vacaciones estivales, pero sea cual sea su decisión, ésta podrá ser recurrida -por la parte que pierda- al Tribunal de Apelaciones de Inglaterra y Gales.
La antigua amante de Juan Carlos I, que hoy estuvo presente en la corte, acusa al emérito de haberla acosado directamente o a través de terceras personas entre 2012 y 2020, ya sea interfiriendo supuestamente en sus comunicaciones de teléfono móvil o desprestigiándola a través de publicaciones en la prensa.
No obstante, los presuntos actos de acoso cometidos antes del 18 de junio de 2014 -cuando el rey emérito abdicó- están fuera de litigio porque el Tribunal de Apelaciones reconoció su inmunidad.
El abogado de Corinna, Jonathan Caplan, insistió hoy en la necesidad de que se permita que testigos declaren en un eventual juicio civil a fin de que puedan aportar la versión de los hechos.
Para Caplan, los presuntos acosos, aunque hayan ocurrido en distintos países, tienen una línea de "conducta", destinada a controlar de alguna manera a la demandante.
El letrado calificó la naturaleza de estos supuestos acosos de "graves", "siniestros" y "muy serios", tras enumerar una serie de actos, como la vigilancia de objetos electrónicos de Corinna o de algunas personas que trabajan para ella, así como la intención de perjudicar la integridad de la empresaria.
Han sido acosos que se han prolongado en el tiempo de "un hombre poderoso contra una mujer", agregó Caplan, y recordó que hay "múltiples" alegaciones que pueden atenderse en un juicio.
"Es mejor que las pruebas sean escuchadas" en el proceso legal, puntualizó el letrado.
Entre los presuntos hechos, Caplan mencionó que entre septiembre y octubre de 2018 hubo una vigilancia e interceptación de las comunicaciones del teléfono móvil de la demandante en el Reino Unido, mientras que se halló un agujero en junio de 2017 en una ventana de una habitación de la propiedad campestre de Corinna en el condado de Shropshire, en el noroeste de Inglaterra.
Entre abril y mayo de 2020, hubo intentos de tener acceso al sistema de circuito cerrado de seguridad en esa propiedad de campo, mientras que personas que trabajan para Corinna también fueron víctimas de diversos tipos de acoso, como vigilancia o interferencia en las comunicaciones telefónicas o electrónicas.
Esto provocó "angustia" y "alarma" a la examante del rey emérito, explicó el abogado.
La defensa del emérito, por su parte, pide que el tribunal rechace la demanda y considera que las alegaciones de acoso ocurrieron en varios países, por lo que las cortes inglesas -según su opinión- no tienen jurisdicción para que el juicio se celebre en Inglaterra, además del hecho de que Juan Carlos I está domiciliado en España.
Corinna pide una indemnización de 126 millones de libras (unos 146 millones de euros) y alega que el presunto acoso del rey emérito le provocó ansiedad y depresión, así como pérdida de ingresos.
Sin embargo, el antiguo jefe de Estado de España rechaza "enfáticamente" que participase o acosara directamente a su examante.