El mercado de trabajo español está logrando reducir sus índices de temporalidad, pero no de siniestralidad. La estadística de accidentes mortales, que incluyen los acaecidos en la propia jornada y los 'in itinere' -los producidos al ir o volver del lugar de trabajo- han crecido un 18% en el Estado en el primer semestre en comparación con el mismo período de 2021, mientras que los datos de accidentes con baja se incrementaron en un porcentaje similar -18,2%-, según el informe del Ministerio de Trabajo hecho público este mes. Estadísticas cuyo alarmante impacto los expertos no ven como algo novedoso, sino como la desgraciada confirmación de una tendencia ascendente que quedó ralentizada durante la pandemia y que sigue un ritmo contrario al del resto de la UE, donde en la última década, al contrario que en España, sí se han logrado rebajar las cifras, tanto de fallecidos como de accidentes laborales.
En total, el número de fallecidos en los primeros seis meses ha sido de 394, de los cuales 320 se debieron a accidentes en el espacio de trabajo y el resto en el trayecto de ida o vuelta de la actividad. El año pasado, en el mismo periodo, la cifra total fue de 334, desglosados en 277 en el centro y el resto accidentados en el desplazamiento. En 2020, fueron 354 (293 y 61). De continuar el ritmo de estas cifras, se superarían con amplitud los 695 fallecidos que hubo en 2019, el último año antes de la irrupción de la pandemia y de la alteración que introdujo en la economía.
Con respecto a la cantidad de accidentes, el avance también es significativo. El año pasado, en la primera mitad de año, se registraron 262.355 accidentes con baja, mientras que este año, en el mismo tramo, alcanzaron los 310.211. En 2020, año mediatizado por el decreto del estado de alarma en marzo, la cifra de accidentes con baja fue de 219.522. El registro de accidentes sin baja médica también ha seguido un crecimiento paralelo.
Para Ismael Sánchez-Herrera, presidente de la Asociación de Especialistas en Prevención y Salud Laboral del Estado (AEPSAL) los datos de 2022 constituyen la “conclusión de un proceso que no es novedoso”, puesto que, indica, las cifras tanto de accidentes mortales como los que conllevan baja “veían constatando aumentos desde bastante antes de la pandemia”. Efectivamente, según recoge UGT en un informe confeccionado en 2019 a partir de datos del Ministerio de Trabajo, el número de muertos se ha elevado de forma dramática en la última década. Así, pasaron de los 564 de 2012 a los 725 de 2018, si bien a partir de 2016 cambió el método para la contabilidad. Desde ese año se incluyen como accidentes mortales todos los fallecimientos a consecuencia del accidente de trabajo en el plazo de un año desde la fecha de los hechos.
Achacar únicamente los aumentos al incremento de todas las actividades económicas derivadas de la completa retirada de las restricciones por la pandemia es aplicar un enfoque reduccionista, explica Ismael Sánchez-Herrera, que subraya también el “deterioro de los sistemas preventivos” que se ha producido en los últimos años y acentuado, en su opinión, durante el período de perturbación que supuso la crisis sanitaria.
En cualquier caso, como constata el propio especialista y otras voces, de la pandemia sale una sociedad más estresada y ansiosa. Y eso tiene un reflejo en el mundo laboral. Así, los accidentes mortales por infartos, derrames cerebrales y otras causas estrictamente naturales han pasado de los 107 del primer semestre del año pasado a los 126 en los seis primeros meses de 2022. “El estrés ha subido de forma general en toda la población, pero en las empresas lo ha hecho en mayor grado”, asegura Sánchez-Herrera, que destaca también la subida en el número de fallecidos por accidentes por atrapamiento en el mismo período (de 44 a 59).
Perfil
Como en anteriores ocasiones, la principal causa generadora de las lesiones que llevan a sufrir un accidente con baja médica han sido los sobreesfuerzos físicos y los problemas musculoesqueléticos, entre los que se incluye el dolor de espalda. El presidente de AEPSAL apela a fijarse no solo en los datos de siniestralidad, sino también el incidencia de enfermedades que van a emerger en el futuro. “La deficiencia en la detectabilidad del cáncer laboral en España es asombrosa. La química y la contaminación son cada vez más fuertes, y eso va a tener consecuencias en la salud de los trabajadores”, indica.
La franja de edad en la que se producen más accidentes con baja, tanto en hombres como en mujeres, es la que va de los 40 a los 44 años, aunque el rango en el que se dan más siniestros con resultado de muerte es de los 55 a los 59 años en ambos sexos. De los 394 fallecidos, 362 han sido hombres. No obstante, en lo que se refiere al porcentaje de accidentes con parte de baja, el ascenso ha sido mucho mayor en el caso de las mujeres (37,7%, por el 13,5% de los hombres).
Por sector de actividad, los mayores crecimientos porcentuales han ocurrido en Hostelería (75,9%) y Actividades Sanitarias y de Servicios Sociales (76,3%). Son dos sectores con importante presencia de masa laboral compuesta por mujeres. “Se trata sobre todo de trastornos musculoesqueléticos, ya que son trabajos donde el componente físico es brutal. Pensemos en las labores de las residencias o las tareas de limpieza, que generalmente desarrollan las mujeres”, indica el presidente de AEPSAL, que reclama que se otorgue, tanto por parte de administraciones y empresas, una mayor importancia a la prevención de riesgos laborales y deje de ser un “aspecto meramente burocrático”.
Euskadi registra 11 fallecidos, uno menos que en 2021
En Euskadi, según los datos del Ministerio de Trabajo, se produjeron de enero a junio de este año un total de 15.685 accidentes que precisaron baja médica, de los cuales 14.006 acaecieron en el centro de trabajo y 1.679 al ir o regresar de ese espacio. El año pasado, todavía con parte de las restricciones vigentes y también con empresas que aún estaban en situación de ERTE, el número total de accidentes en el primer semestre fue de 13.472, con 12.136 en el espacio laboral y 1.336 ‘in itinere’. En cuanto al número de fallecidos, según el informe del Ministerio, en el primer semestre de año han muerto 11 trabajadores (9 en jornada laboral y 2 en el desplazamiento), mientras que el mismo período del año pasado fueron (12 (9 y 3).
Alava ha sido el Territorio Histórico con más fallecidos en los seis primeros meses del año (4), por 3 en Gipuzkoa y 2 en Bizkaia, mientras que en lo referente a los siniestros mortales en viaje se han producido uno en Gipuzkoa y otro en Bizkaia. El número de accidentes graves en el espacio de trabajo ha asistido a un importante repunte, al pasar de los 54 del primer semestre del año pasado a los 79 en el mismo tramo en 2022. De ese total, 69 han sido accidentes sufridos por trabajadores asalariados, mientras que la decena restante corresponde a trabajadores por cuenta propia.
Un informe de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) del pasado mes de abril subrayaba que España se encuentra por encima de la media europea en siniestralidad laboral. “Entre 2010 y 2019 la media de la UE mostró una tendencia decreciente de los accidentes de trabajo mortales y no mortales; en España no solo estos indicadores no mejoraron, sino que el índice de incidencia de los siniestros mortales aumentó significativamente”, recoge el análisis, que destaca también que “tras dos años atípicos -2020 y 2021-, con la recuperación de la producción económica y del empleo, la incidencia de los accidentes de trabajo en los primeros meses de 2022 vuelve a aproximarse a la de antes de la pandemia, con una incidencia “más dependiente del ciclo económico”, con tendencia a aumentar en fases expansivas.