¿Qué consecuencias tiene para un niño sufrir bullying?
Hay muchas. A corto plazo, les baja mucho la autoestima, tienen actitudes pasivas, problemas psicosomáticos, dolores de tripa, cabeza... tienen depresión, ansiedad.. Y lo más grave, los pensamientos suicidas. No quieren ir a la escuela y puede generar fracaso escolar. Además, suelen tener sentimiento de culpabilidad.
¿Y a largo plazo?
—Los trastornos emocionales, e incluso el síndrome de estrés postraumático. Si no se actúa rápido puede generar problemas bastante serios a largo plazo.
¿Suelen mantenerlo en silencio? ¿O lo cuentan?
—Cuando lo verbalizan ya no es una llamada de atención, es que hay que actuar ya. Es muy normal que lo mantengan en silencio, solo salen a la luz un 20% de los casos. A veces son los niños los que lo cuentan, y otras veces un profesor que lo ve. El acoso escolar genera un sentimiento de impotencia, e intentan no verse débiles, intentan solucionarlo por ellos mismos pero ven que no pueden, y tienen miedo de tener represalias por parte del acosador o acosadores. Además, tienen miedo a que les juzguen porque se hayan dejado humillar.
¿Qué señales de alarma hay en niños que sufren bullying?
—Lesiones inexplicables, que no sepan por qué tienen un moratón, que no quieran ir al cole, cambios en los ámbitos alimenticios, les cuesta conciliar el sueño, tienen muchas pesadillas, no quieren salir de casa porque es un entorno seguro... Intentan evitar siempre actividades con compañeros. Además, la disminución del rendimiento académico es habitual, sacan peores notas. Pero sobre todo, que se les baja la autoestima.
Aunque puede ocurrir en todas las edades, ¿en qué edad es más frecuente el acoso escolar?
—Suele ser en Primaria cuando empieza. Entre 6 y 7 años, aunque lo mas habitual es a los 10. Es cierto que últimamente vemos que con seis o siete añitos ya empieza el acoso. Ahora en muchos colegios hay protocolos, y desde comienzo de curso se les explica lo que es el acoso. Así, salen a la luz los primero indicios, y es lo mejor porque es cuando hay que atacarlo, desde un primer momento.
¿Acuden a consulta muchos niños que la han sufrido? ¿Cuál es el trabajo que hay que hacer con ellos?
—Sí, tengo unos cuantos pacientes. De hecho tengo víctimas y también acosadores. A cada niño le tratamos diferente, porque tienen necesidades diferentes. Pero en general, tratamos la gestión del trauma, para que no surja el estrés postraumático. Es importante también tratar la depresión y ansiedad, y fortalecer la autoestima y autoconfianza, porque vienen con una autoestima por los suelos.
Son los centros escolares donde suele ocurre el bullying. ¿Hay herramientas para cortar estas violencias? ¿Se gestiona bien?
—Depende del colegio. En los últimos años se esta trabajando bien y se tienen protocolos, y en cuanto se les comunica que hay acoso escolar lo activan.
Muchas veces la que deja el centro escolar es la víctima.
—Sí. Suele ser porque en los casos en los que el acoso ha sido tan grave hay que sacarle de ese entorno tóxico, porque es un entorno donde se ha pasado muy mal durante años. Y en otros casos el centro no actúa bien y le tenemos que sacar por ello.
¿Hay que poner el foco también en el agresor?¿Qué les lleva a actuar así?
—Hay algunos que ven acoso y agresión en casa. Tengo un niño, víctima, cuyo acosador la única manera que tiene de expresarse es pegando, y es que su familia cuando tiene un problema lo soluciona así. Tiene agresión y violencia en casa. Los niños lo ven y lo imitan. O incluso a veces pueden haber sido víctimas. Y también autoestima baja. Esto pasa igual es acosador y víctima, y para sentirse poderosos machacan a la víctima. No son nada empáticos, no entienden las emociones de los demás... Hay que trabajar con las víctimas pero es igual de importante hacerlo con los acosadores.
¿El bullying se puede superar al 100%?
—Depende de la persona, y la capacidad de superación que tenga. Sí se puede, pero no es fácil. l