Si existe un lugar que se halla escondido entre las altas montañas de los Pirineos, entre selvas frondosas, cavernas oscuras, gargantas estrechas y esbeltos picos, ese es sin lugar a dudas, la aldea de Santa Grazi. Nos situamos en la zona más remota de Euskal Herria, en los confines de Zuberoa. Al echar una mirada a las aldeas de pastores, parecen no haber sufrido el paso del tiempo, no acusan el paso de los siglos. Conservan una atmósfera única que evoca al visitante sensaciones olvidadas y propias de otros momentos ya pasados.
En medio de este escenario perfecto despunta el campanario de la iglesia románica, cuyo origen se pierde en la bruma de las leyendas.
625 m | 0 km
Salimos de la gîte d’étape y caminamos junto al muro del cementerio. No tardamos en encontrar a nuestra derecha un camino que inicia su recorrido entre dos casas y que está señalado con una baliza de un sendero PR local. Subimos por el viejo camino y cruzamos la carretera que se dirige hacia la Piedra de San Martin. Seguimos de frente por una estrada asfaltada que comunica con una granja situada a pocos metros de distancia. Patos y pavos salen a saludar a nuestro paso. Un ancho camino se interna en el bosque por la derecha de la granja. A la sombra de bonitos robles y castaños de corteza oscura, subimos mientras enlazamos con viejas cabañas, en la actualidad, fuera de uso.
30 min | 885 m | 1,8 km
Nos asomamos a las luminosas espaldas de la cumbre, desde donde disfrutamos de amplias panorámicas sobre el valle de Santa Grazi. Hacia el sur, vemos como una muralla se eleva hasta las cumbres que nos separan de las vecinas tierras navarras en el valle de Belagua. La garganta de Ehujarre se abre, como una profunda herida, en las empinadas vertientes que están cubiertas por densos hayedos.
El sendero, en principio herboso, comienza a rodear la cima por la vertiente norte y se adentra jalonado por helechos y espinos blancos.
45 min | 936 m | 2,4 km
Dejamos el camino principal y continuamos a mano derecha por una profunda vereda que se adentra bajo la sombra del hayedo que cubre la vertiente norte. El sendero enfila hacia lo alto del cordal, avanza sobre un terreno de rocas cubiertas de musgo, tapizadas por un verde esponjoso y vivo, y rodeadas por el hayedo. Dejamos por la izquierda una profunda hoya.
50 min | 1.035 m | 2,6 km
Un cartel de madera cuelga de una soga mientras se columpia sosegado, colgado de las ramas de un árbol situado en la cumbre. Gracias a él sabemos que hemos llegado a la cumbre de Murrutchegagne (1.035 m). El placer de haber alcanzado la cima se ve multiplicado gracias a las espléndidas panorámicas que nos regala sobre la vertiente norte de los Pirineos. Ante nosotros despuntan los colosos de esta parte correspondiente al Pirineo occidental, las tierras navarra y xuletinas que muestran hacia esta vertiente su perfil más indomable.
En este mismo punto encontramos las señales que nos indican el comienzo del descenso. Bajamos por terreno despejado al borde del hayedo. Afrontamos una primera cuesta y nos volvemos a sumergir en la espesura. Saltamos sobre el arroyo y seguimos la vereda que sale del bosque y luego cruza una ladera cubierta de helechos. La ruta se abre paso con dificultad debido a la densa vegetación. En suave declive, buscamos una pradera que nos espera al otro lado del helechal.
1 h | 960 m | 3 km
Descabalgamos por un ancho cordal, que parece haber sido forrado de hierba con mimo por un artesano tapicero. Nuestros pasos cuentan con la compañía de las aguas de Zukubineko erreka en su descenso. Por la izquierda, asoman descarados los escarpes de Garondo.
El camino nos guía monte abajo; caminamos acunados por el murmullo del arroyo, del cielo, del viento y de las cumbres pirenaicas. Nos adentramos en el bosque, una cúpula de magia bajo la cual reinan hayas, castaños y avellanos. El río se precipita en las profundidades del barranco que el mismo ha tallado en la roca.
1 h 15 min | 765 m | 3,9 km
El sendero se estrecha y desciende por los prados en los que los helechos no dejan un resquicio a las demás plantas. De pronto, al llegar a una alambrada que nos cierra el paso, el sendero gira de manera brusca a la derecha. Nos asomamos, literalmente, en la vertical de los grises tejados de Santa Grazi. El sendero aborda un pronunciado descenso que nos llevará de regreso al valle.
1 h 35 min | 625 m | 5 km
Una vez en el pequeño núcleo urbano de Santa Grazi, nos tomamos un momento para visitar su iglesia, esta joya del románico con los doce capiteles historiados que adornan el interior de la nave.
A mediados del siglo XII la colegiata de Santa Grazi estaba en pleno apogeo. En aquellos años, junto a la iglesia se erigía un hospital en el que encontraban amparo y reposo los peregrinos de Santiago. De su gloria pasada subsiste una armoniosa capilla románica, edificada en honor a Santa Gracia, noble y mártir del siglo III. Su interior recoge los mencionados doce capiteles historiados que narran diversas escenas bíblicas. Por el exterior del templo se extiende el desordenado cementerio del pueblo, en el que podemos entretenernos mientras observamos las numerosas estelas discoidales.
Guía práctica
Distancia: 5 km.
Duración: 1 h 35 min.
Desnivel: 450 m.
Dificultad: Fácil. No dispondremos de agua en todo el itinerario.
Cartografía: Pirineo Vasco. Escala 1:50.000. Sua Edizioak.
Cómo llegar: Iniciamos ruta en la pintoresca aldea zuberotarra de Santa Grazi.
RUTAS POR EUSKAL HERRIA
IPARRALDE: ZUBEROA
Paseos del libro 'Rutas singulares con hamaiketako' de Alberto Muro