As. Persona que sobresale de manera notable en un ejercicio. Este domingo, Duguna ha ofrecido una clase magistral de cómo bailar al unísono con espadas de madera.
Los dantzaris municipales han protagonizado una ezpata-dantza repleta de cruces, galerías, giros, brincos y hasta una estatua humana que convirtieron la procesión de San Fermín de Aldapa en todo un espectáculo.
A las 11,30 horas, la Ezpata-dantza arrancó con la Bandera arbola. Shanti Díaz, Duguna, ondeó la bandera de Pamplona durante más de un minuto mientras dos txistularis tocaban en medio del puente de Curtidores.
A continuación, un tambor comenzó a replicar, los 54 ezpata- dantzaris –unidos de las manos por espadas de madera– empezaron a correr, se agacharon para pasar por debajo de la bandera y formaron el tropel.
Los ezpata-dantzaris, liderados por el capitán, Aritz Ibañez, subieron la cuesta de Santo Domingo mientras bailaban el zortziko del tropel: cruces de espadas, brincos que hacían sonar los cascabeles que llevaban en las piernas y giros de 180 grados. Ningún enganchón. Todo transcurría en perfecta armonía.
El tropel alcanzó la hornacina de San Fermín. Los cuatro ezpata-txikis –Jon Benito, Bittori Elizalde, Aitor Puig y Ainara Ranera– y el capitán bailaron un Belauntxingo a la figura de San Fermín. Los ezpata-txikis, con un puñal en cada mano, saltaron, dieron vueltas y chocaron los puñales por parejas.
El tropel, unido por las 54 espadas, pasó por la Plaza Consistorial, Mercaderes, Mañueta y Dos de Mayo y la basílica de San Fermín de Aldapa.
Allí, los dantzaris municipales se juntaron con la comparsa de Gigantes y Cabezudos, que a las 11.00 horas habían salido desde el Palacio de Ezpeleta y habían recorrido calle Mayor, Eslava, San Francisco, plaza del Consejo, calle Nueva, Plaza Consistorial, Santo Domingo, Mercado, cuesta del Palacio y Dos de Mayo.
Mientras en el interior de la iglesia se oficiaba la misa en honor a San Fermín, el tropel repuso fuerzas con pastas de Donézar –y chupitos de moscatel– e inmortalizaron el momento con amigos y familiares.
A las 12.25 horas, las campanas de la basílica comenzaron a replicar, la puerta de la iglesia se abrió y salieron dos niños con ramos de flores, dos niñas con chistera, pañuelo de cuadros y vara de mando que representaban a la corporación txiki del Casco Viejo y la figura de San Fermín, portada por cuatro personas.
El zerbitzari, Oier Otano, colocó una pasta de Donézar en el dedo corazón del morenico, los ezpata-txikis bailaron de nuevo el Belauntxingo y arrancó la procesión en la que participaron los dantzaris municipales, la comparsa de Gigantes y Cabezudos y la banda de música La Pamplonesa.
En el cruce de las calles Dos de Mayo y Carmen, los miembros de la tuna antigua de Navarra cantaron la Aurora a San Fermín de Manuel Turrillas. Los centenares de personas congregadas aplaudieron y gritaron con fuerza ¡Viva SanFermín! Gora San Fermin! La Pamplonesa, dirigida por el subdirector Jesús Garisoain, también fue aclamada a cada paso que daba.
La procesión recorrió las calles Dos de Mayo, Carmen, Aldapa, Zacatín, Mañueta, Curia, Navarrería, Carmen y Dos de Mayo. Antes de entrar de nuevo a la basílica, los dantzaris hicieron el arco a San Fermín con sus espadas de madera.
Al finalizar la procesión, la comparsa y los dantzaris se separaron. Duguna bailó en la Plaza Consistorial y los gigantes pusieron rumbo a la estación de autobuses por las calles del Carmen, Navarrería, Curia, Compañía, Merced, Tejería, Estafeta, Duque de Ahumada, Carlos III, Plaza del Castillo, paseo de Sarasate, Alhóndiga, Tudela, Conde Oliveto y plaza de la Paz.
A las 13.15 horas, los cascabeles empezaron a resonar en la Plaza Consistorial. Los dantzaris municipales y sus 54 espadas estaban cerca. Los bobos –Maria Izal e Iñaki Tristan– apartaron a las centenares de personas que abarrotaban la Plaza del Ayuntamiento y Duguna entró bailando el zortziko del tropel por la calle Calceteros.
A continuación, los ezpata-dantzaris se colocaron en el centro de la plaza, hicieron dos galerías y los ezpata-txikis txikis pasaron por debajo y se colocaron en fila delante de la fachada de la Casa Consistorial. Las galerías se deshicieron y los ezpata-dantzaris bailaron en círculo y formaron una roseta conformada por 16 espadas una encima de otra.
El zerbitzari cogió dos puñales de los ezpata-txikis, se los entregó al capitán/buruzagi, que se subió encima de las 16 espadas de madera, y la bandera de Pamplona ondeó en la plaza al son de los txistus.
Justo después, los cuatro ezpata-txikis, colocados en cada una de las esquinas de la roseta, comenzaron a bailar el Belauntxingo con sus puñales y los ezpata-dantzaris que sujetaban al capitán también empezaron a girar. Equilibrio en las alturas. Ovación. El capitán descendió, la roseta se deshizo al ritmo que marcaba el tambor y el tropel abandonó el Ayuntamiento.
15ª ezpatadantza
Duguna, grupo de dantzas creado por el Ayuntamiento de Pamplona en 1949, siempre participaba en la procesión de San Fermín de Aldapa bailando distintas dantzas de Euskal Herria.
En 2007, tras una reflexión interna, Duguna decidió crear un conjunto de dantzas propias que se bailarían en festividades de la ciudad: San Fermín, San Saturnino, el Privilegio de la Unión...
Dos años después, en 2009, Duguna bailó por primera vez la Ezpatadantza de San Fermín de Aldapa, que se basa en ezpata-dantzas del sigloXX y XXI y fue creada con la ayuda de Argia Dantza Taldea.
La ezpata-dantza está compuesta por un capitán/Buruzagi, un zerbitzari, unos 50 ezpata-dantzari, cuatro ezpata-txikis, dos bobos, una lancera, una persona que ondea la bandera de Pamplona y media docena de txistularis.
Los ezpata-dantzaris, ezpata-txikis, el capitán, el zerbitzari y la lancera visten con un camisa, falda y pantalón blancos; unas fajas rojas cruzadas, cascabeles, una kaska de Baja Navarra y cuatro escapularios: adelante San Fermín y las cinco llagas y atrás los escudos de Navarra y de Pamplona.