En el albero se levantan nubes de tierra y polvo al galope de los caballos, como si se recrease una de esas atmósferas asfixiantes de Sergio Leone, ¿se acuerdan? El viejo realizador escogió a todo a un tipo duro del cine, Clint Eastwood, para darle vida a uno de los cazarrecompensas de uno de sus célebres westerns, La muerte tenía un precio, un de esos hombres que donde ponían el ojo ponían la bala. Ayer pudo comprobarse en Vista Alegre que en el mundo del toro la muerte tiene distintos precios. Lo demostró un viejo pistolero del rejoneo, Pablo Hermoso de Mendoza, que cuajó dos faenas de oficio, solventes, sin florituras ni muchos adornos, demostrando su conocimiento de los terrenos. Ya no le hacen falta los arabescos, ni el porte del novio en el vals de arranque del baile en día de boda. Su tauromaquia (el galope a dos pistas, el dejarle al toro acercarse como si quisiera besarle para ofrecerlo eso que se llama en los amores de hoy una cobra, el toreo con las grupas de sus monturas y cosas así con caballos gloriosos como Talento, un castaño lusitano peinado con madroños negros...) y un ojo certero, le son suficientes. Ya no le hierve la sangre en arrebatos de juventud. No en vano, los dos rejonazos de ayer (el primero de ellos fue todo un misil de precisión que hizo que el toro rodase sin puntillas y el segundo cayó un par de centímetros más allá...) le dieron el pasaporte para embolsar sendas orejas en su viejo zurrón de viaje. Son los viejos tiempos que no se van. Los guiños al público llegaron, eso sí, en la primera de sus vueltas al ruedo, cuando le lanzo un beso volado a un chaval que le aplaudía desde las primeras filas de un tendido de sombra junto a su madre.
He ahí a la muerte en la cumbre de las gráficas del Ibex. En las primeras rampas se quedó, por ejemplo, el rejón de muerte de Lea Vicens en el segundo toro de la tarde. El primer vuelo cayó en los sótanos y el segundo pinchó. En esa escabechina se esfumó la elegante faena que había construido la francesa, arrimándoles al toro y al caballo y quitándose el sombrero cordobés con elegancia para citarle al toro en la siguiente esquina, siempre en la siguiente. Su faena quizás no fuese suculenta pero sí una delicatessen para el paladar. La mala muerte le abarató todo.
En el quinto de la tarde, el segundo toro de Lea Vicens no hubo tanta exquisitez pero sí entró en escena Diluvio, un caballo luso árabe cuya aparición atrajo el sol a un tarde encapotada en lo climatológico. Sobre él Lea Vicens alcanzó sus mejores momentos y como quiera que el rejón le cayó en mejores terrenos Vista Alegre pidió la oreja. Uno sospecha que media era para esa faena y la otra mitad para el recuerdo de la pasada. Fue una muerte que le daba oxígeno en el tantedor, si me permiten expresarlo así los puristas.
Hay toros que parecen remiendos de zapatos viejos y otros, como Saltador, el primer toro de la tarde para Guillermo Hermoso de Mendoza, que vuelan tras el caballo. Toros nacidos para el espectáculo del rejoneo. El animal tuvo alma brava y motor Ferrari y frente a él Guillermo desplegó todas sus buenas artes. Lo hizo, por ejemplo, a lomos de Berlín, un animal luso hannoveriano que lo borda, al igual que Ecuador y otros tantos.
Hizo una hermosa faena Guillermo, metiéndose al toro casi en las grupas, provocándole como si aquellos fuesen los muslámenes de bailarinas de cancán del Moulin Rouge. Hubo recortes en seco como un regate de Romario y abaniqueos por izquierda y derecha de la testuz del toro, como si Mata Hari enviase un mensaje secreto al toro. Le clavó banderillas cortas y rosas, lo hizo todo con la efervescencia propia de su juventud y puso a sus monturas en danza. ¿Qué ocurrió entonces? Sintiéndose amo y señor de las tarde se precipitó en la muerte. Enterrado el rejón se descabalgó de golpe. Le entró la urgencia y pidió a la muerte que llegase pronto. Los ocho descabellos fueron una tortura y una desilusión. Guillermo, ya lo saben, es hijo de Pablo. Ya le explicará que la serenidad en medio de la tormenta es uno de los secretos.
La corrida de ayer
- Ganadería. Toros de Fermín Bohórquez, de juego irregular con un sobresaliente toro lidiado en tercer lugar.
- Pablo Hermoso de Mendoza. Rejonazo (oreja). Rejonazo (oreja).
- Lea Vicens. Rejón muy bajo, pinchazo, rejonazo y descabello (silencio). Rejonazo (oreja).
- Guillermo Hermoso de Mendoza. Rejonazo y 8 descabellos (ovación). Tres pinchazos y rejonazo (ovación).
La corrida de hoy
- Ganadería Llegan a Vista Alegre los duros y complicados toros ‘vascos’ de Dolores Aguirre.
- Luis Bolívar. El diestro colombiano es un torero bragado en las dificultades que salen de las puertas de los sustos .
- Damián Castaño. Tras su reciente cogida declaró que venía a Bilbao “aunque sea a rastras”. Entrega segura.
- Román. Aún se recuerda su valor con los Torrestrella en las últimas corridas generales.