Los dos hombres acusados de abusar sexualmente de una adolescente en una vivienda y en un local comercial de Elgoibar en 2017 negaron ayer ser los autores de estos hechos, por los que la Fiscalía de Gipuzkoa reclama 16 años y medio de cárcel para uno de ellos, y once años y medio para el segundo. El juicio contra ambos varones, de origen magrebí al igual que la víctima, se celebró en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, donde además de los dos acusados (que cuando sucedieron les hechos tenían 38 y 28 años), también declaró la perjudicada (que por aquel entonces tenía catorce), aunque esta última lo hizo a puerta cerrada sin la presencia de público ni medios de comunicación en la sala a petición de la Fiscalía y de la acusación particular, que reclama 18 años de prisión para cada uno de los hombres. Según la versión del Ministerio Público, los abusos habrían tenido lugar en varios momentos de noviembre de 2017, en los que el mayor de los acusados, que regentaba un local comercial que también tenía servicio de bar, habría abusado de la menor aprovechando que ésta “solía frecuentar” el establecimiento, situado frente a su casa, cuando regresaba a su casa desde el colegio.
En una de estas ocasiones, el inculpado presuntamente quitó “la camiseta y el sujetador” a la niña y supuestamente la sometió a distintos tocamientos en un momento en el que se quedó “a solas” con ella. En otra oportunidad, este hombre habría subido a la vivienda de la adolescente, que vivía cerca de su local y que en aquel momento estaba sola en el domicilio, se metió en la cama junto a ella y presuntamente la desnudó, le realizó diversos tocamientos y la obligó a hacerle una felación. Una situación similar a ésta habría vuelto a producirse también en una fecha no concretada de noviembre con el segundo inculpado, amigo del anterior.
El acusado de mayor edad negó haber practicado tocamiento alguno a la chica, así como haber abusado de ella, y mantuvo que la adolescente, que actualmente ya es mayor de edad, lo denunció como venganza por una discusión que él había mantenido con su padrastro. “El padrastro estaba celoso porque yo había hablado por teléfono con su mujer (la madre de la víctima). Discutimos en la calle a la vista de todo el mundo y me amenazó. La niña vio toda la discusión desde la ventana de su casa”, explicó el procesado. Este hombre aclaró también que la adolescente sólo había estado “tres o cuatro veces” en el local que él regentaba, al que sí solía acudir su padrastro y donde él nunca estuvo a solas con ella. Comentó que la pequeña, que por entonces casi no sabía castellano, “vivía en soledad” porque su madre trabajaba fuera de casa toda la semana, y explicó que incluso una vez le dio de cenar en su casa porque “tenía hambre” y él le pidió a su propia esposa que le preparara algo para comer.
Por su parte, el segundo inculpado, que por entonces estaba interesado en alquilar el local del primero, también rechazó haber realizado tocamiento alguno a la chica o haberla obligado a hacerle una felación, y dijo desconocer por qué la víctima dice que sí. Indicó que cuando la adolescente iba al local ella estaba allí como “Pedro por su casa”, si bien cuando él la veía se marchaba porque ella era menor de edad y “pasaba de jaleos”.