La cápsula Orión regresó con éxito este domingo tras 25 días de viaje y dio cierre a la histórica misión no tripulada Artemis I, que circunnavegó la Luna y es la punta de lanza de un programa con el que la NASA planea fijar una presencia permanente en el satélite terrestre y mandar astronautas a Marte.
La Orión cayó en aguas del Océano Pacífico, frente a Baja California (México) a la hora prevista, sobre las 17:40 horas GMT, tras desplegar en la secuencia planificada un sistema de once paracaídas que le permitieron reducir las 325 millas por hora (523 km/h) de velocidad hasta poco menos de 20 millas por hora (32 km/h).
Justo antes de la reentrada en la atmósfera el módulo tripulable y el de servicio se separaron y solo el primero --en este primer vuelo sin astronautas-- regresó a la Tierra, mientras que el módulo de servicio se desintegró en la atmósfera terrestre. Aplicando una nueva técnica, el módulo de tripulación se sumergió en la parte superior de la atmósfera de la Tierra y usó esa atmósfera, junto con el ascenso de la cápsula, para salir de nuevo de la atmósfera, y luego volver a entrar para el descenso final en paracaídas y amerizar. Esta técnica permitirá un reingreso seguro para futuras misiones Artemis, independientemente de cuándo y dónde regresen de la Luna, informa la NASA.
Orion ingresó a la atmósfera de nuestro planeta viajando a 40.000 kilómetros por hora y con temperaturas de aproximadamente 2.760 grados Celsius, que soportó gracias al mayor escudo térmico jamás construido. La atmósfera inicialmente redujo la velocidad de la nave espacial a 523 km/h y luego los paracaídas redujeron la velocidad a medida que la nave descendió a través de la atmósfera de la Tierra.
El despliegue del paracaídas comenzó a una altitud de unos 8 kilómetros, con tres pequeños paracaídas que despojaron las cubiertas delanteras de la nave. Una vez separada la cubierta delantera de la nave, dos paracaídas flotantes redujeron la velocidad y estabilizaron al módulo de tripulación para el despliegue del paracaídas principal. A una altitud de menos de 3.000 metros con una velocidad de la nave espacial de 210 km/h, tres paracaídas piloto levantaron y desplegaron los paracaídas principales. Esos paracaídas de 35 metros de diámetro de tela de nailon, redujeron la velocidad del módulo de tripulación de Orión a una velocidad de amerizaje de solo unos 30 km/h.
El sistema de paracaídas incluye 11 paracaídas hechos de 11.000 metros cuadrados de material. El dosel está unido a la parte superior de la nave espacial con más de 20 kilómetros de líneas de Kevlar que se despliegan en serie utilizando morteros similares a cañones y propulsores pirotécnicos y cortadores de pernos.
Una vez en el agua los equipos de rescate procedieron a recuperar la cápsula y todo el hardware posible desechado durante el aterrizaje, incluida la cubierta delantera de la nave y tres paracaídas principales.
Artemis I es la primera prueba de vuelo integrada del cohete del Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS) de la NASA, una nave espacial Orión sin tripulación y los sistemas de tierra en el Centro Espacial Kennedy de la agencia. La misión allanará el camino para un vuelo de prueba tripulado y una futura exploración lunar humana como parte del programa Artemis.
Durante este vuelo de 25 días, la nave espacial Orión voló más lejos de lo que jamás haya volado ninguna nave espacial construida para humanos, a más de 450.000 kilómetros desde la Tierra, miles de kilómetros más allá de la Luna, y permaneció en el espacio más tiempo que cualquier nave para astronautas sin acoplarse a una estación espacial, regresando a la Tierra más rápido y soportando más temperatura que nunca.
Orión voló a poco más de 100 kilómetros sobre la superficie de la Luna al principio de su misión, y luego usó la fuerza gravitatoria de la Luna para impulsarse a una nueva órbita retrógrada profunda, u opuesta, a unos 70.000 Km. de la Luna. La nave espacial permaneció en esa órbita durante aproximadamente seis días para recopilar datos y permitir que los controladores de la misión evaluasen el desempeño de la nave espacial.
Para su viaje de regreso a la Tierra, Orión realizó otro sobrevuelo cercano de la Luna y utilizó otro encendido del motor sincronizado con precisión del módulo de servicio, proporcionado por la ESA, junto con la gravedad de la Luna para acelerar de vuelta hacia la Tierra.
Tras la vuelta de hoy, los planes de la NASA son enviar la Artemis II en 2024 y al año siguiente la Artemis III, en la que los astronautas tocarían el suelo del satélite por primera vez desde 1972, cuando lo hicieron los enviados a la Luna con la misión Apolo XVII.