El 2 de julio entró en vigor la Orden Foral en la que se permitían, entre otras cosas, comidas populares con hasta 150 personas y encierros de vaquillas. Sin embargo, el aumento de casos de coronavirus relacionado con los brotes de Salou, Lesaka o los no Sanfermines han hecho que el Gobierno de Navarra recule e imponga, de nuevo, medidas como el toque de queda.
Estas nuevas restricciones afectan directamente a estos sectores que organizan los actos festivos, que ven cómo los pocos servicios que iban a ofrecer se han visto cancelados.
Desde que el pasado 26 de abril se cancelasen por segundo año consecutivo los Sanfermines debido a la pandemia, un rosario de localidades han ido suspendiendo sus fiestas patronales hasta quedar vacío el calendario festivo de Navarra. Unas fiestas que todo el mundo espera poder volver a celebrar el año que viene, pero son sobre todo las empresas que viven de este tipo de celebraciones los que más confían en poder trabajar en 2022.
Y es que son muchos los sectores que se encargan de que las fiestas populares sean un éxito año tras año. Desde la música hasta las barracas, pasando por las comidas populares y los espectáculos taurinos. Todos ellos afirman que la suspensión de las fiestas el año pasado les dejó en un estado crítico, pero este segundo año ya les pone a muchos de ellos en una situación insostenible.
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