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"Los flujos comerciales mundiales van a cambiar y Europa tiene que protegerse"

El director general de Siderex, Asier San Millán, teme que las empresas siderúrgicas vascas, con sus 20.000 empleados, acaben sufriendo por la guerra de aranceles de Trump
El director general de Siderex, Asier San Millán.
El director general de Siderex, Asier San Millán. / Borja Guerrero

Asier San Millán fue uno de los hombres más buscados el pasado lunes. Todos querían conocer su opinión tras el anuncio de Donald Trump de imponer aranceles al acero y las consecuencias que ello podría traer para un sector que ya enfrenta muchos desafíos. Y es que la siderurgia ha sido la primera damnificada en Europa de una guerra comercial que crece rápidamente. El viernes, el mandatario estadounidense anunció sus planes de imponer nuevos aranceles sobre los automóviles. Un día antes, aseguró que aplicará un arancel recíproco sobre todos los países que gravan la importación de productos estadounidenses. Y así cada día. “Chequeo las noticias todas las mañanas”, reconoce San Millán como reflejo de la preocupación e inquietud existente en los sectores industriales vascos.

¿Cómo ha vivido esta semana?

Con intensidad. Hay que esperar a conocer los detalles, la letra pequeña.

¿Sigue confiando en los matices?

Sí, confío en matices porque Estados Unidos no fabrica todas las tipologías de acero ni todas las calidades y, por lo tanto, depende del exterior. Tiene que importar sí o sí material para poder desarrollar su propia industria, una industria muy potente, desde la energética, la automoción, etcétera. Para este tipo de sectores necesitas unas calidades que Estados Unidos no es capaz de producir y que tiene que importar. Si el importador tiene que pagar un arancel de un 25%, quien sufre las consecuencias es el cliente final. Por lo tanto, estás generando una subida de precios en el mercado, estás generando una inflación y no estás siendo competitivo. Y ahí entran esas exenciones que confío que haya.

Tubacex decía esta semana que confiaba en que los aranceles no le afectaran mucho por su penetración en el mercado americano y Tubos Reunidos apostaba a que Estados Unidos va a seguir necesitando cierto tipo de producto que no produce.

Aquí hay dos temas que nos preocupan. Uno, cómo puede afectarnos en el mercado norteamericano, porque Estados Unidos es nuestro principal cliente fuera de la Unión Europea. Pero nos preocupa más una segunda derivada, que terceros países, principalmente asiáticos, que no tienen las mismas reglas de juego acaben inundando otros mercados. Y que como en Europa, a veces, las medidas proteccionistas no son del todo exigentes, se produzca una avalancha de material. Todo esto lleva a bajada de precios y de producción, porque hay una mayor disponibilidad de producto en el mercado.

El otro dijo que esperaba de la UE que se pusiera las pilas.

Lo que nosotros demandamos es que actúen con rapidez. En Estados Unidos, de un día para otro, un ejecutivo establece una serie de medidas; en cambio, en Europa somos muchísimo más lentos. Necesitamos una política industrial muchísimo más ágil y muchísimo más proactiva. Espero que Europa nos diga dentro de poco qué tipo de acciones va a tomar.

¿Espera que entre a la guerra de aranceles con medidas recíprocas?

Algo hay que hacer, al menos tener esa reciprocidad inmediata y luego ya negociaremos. Es verdad que proteger, proteger, proteger con aranceles no es bueno para nadie, pero también tenemos que protegernos frente a todos estos países que no están cumpliendo las mismas reglas del juego.

Lo que le pide a la Unión Europea es proteger el mercado europeo de terceros países.

Las empresas vascas, europeas, están haciendo fuertes inversiones en descarbonización para ser cada vez más limpias, para buscar esa neutralidad climática. Evidentemente, son inversiones multimillonarias que cargan a la estructura de la organización y resulta que, al mismo tiempo, estás dejando entrar acero de otros países que no están cumpliendo esas mismas reglas de juego.

El acero ‘low cost’.

Sí, es acero sucio por llamarlo de alguna manera. Es producto que no tiene las mismas reglas en cuanto a descarbonización, en cuanto a capital humano, en cuanto a requisitos, una serie de reglas para que todos podamos competir en igualdad de condiciones. 

Esto pilla a la industria y al sector en un momento complicado.

Tenemos varios retos en la industria siderúrgica. Lo primero que quiero decir es que estos aranceles que ha impuesto Trump no nos pillan de sorpresa porque ya los teníamos encima de la mesa los anteriores dos mandatos. En su primer mandato, Trump ya impuso aranceles al acero y al aluminio y con Biden no se eliminaron, aunque era algo más moderado. Estableció aranceles por cuotas. El tema ahora es que estamos hablando de que se van a aplicar aranceles a todos, da igual si eres socio comercial, vecino o lo que sea. Y ahí está el problema, porque va a cambiar el flujo comercial.

¿Y los otros?

Uno de los problemas que vamos a encontrar a corto plazo va a ser el de la disponibilidad de materias primas, en concreto de la chatarra. Además, venimos históricamente con un problema de costes energéticos. A nivel europeo, el coste de la producción es más o menos parecida, pero otros países competidores tienen otro tipo de mecanismos a nivel de exenciones fiscales, etc. Y el coste de la factura de electricidad a final de año es más competitiva que la que tenemos en España. Así que nos encontramos con factores de materias primas, factores energéticos y factores de proteccionismo. Eso son básicamente son los principales retos. Y, dentro del ámbito de la descarbonización, tenemos un tsunami legislativo verde en el que las empresas tienen que adaptarse a toda esta normativa y a todas estas inversiones que hay que hacer.

Un buen cóctel.

Estamos en un nivel proteccionismo que no se ha visto en mucho tiempo y va a cambiar el flujo natural del comercio.

Además, la guerra arancelaria no ha hecho más que empezar. ¿Cómo está recibiendo los anuncios más recientes?

Entiendo que es una estrategia de negociación.

Aranceles a la automoción pueden perjudicar al sector, ¿no?

Uno de los principales sectores clientes de muchos de los aceros que se fabrican en Euskadi es la automoción, junto con el sector energético, la construcción, los electrodomésticos. Lo que ocurre en Alemania nos está afectando, existe debilidad en la demanda. Seguimos alerta, yo chequeo cada día las noticias.

Hemos hablado de la Unión Europea, pero el Gobierno vasco también se está moviendo. Esta semana ha creado el Grupo para la Defensa Industrial, en el que están, entre otros, todos los clústeres industriales. ¿Cómo fue el primer encuentro?

Me parece una buena iniciativa. Tenemos que remar todos en la misma dirección. Desde la administración, las empresas y organizaciones como la nuestra. Y aportar en lo que buenamente podamos, porque todos estamos en un barco. No queda otra.

El lehendakari fue claro. La industria se enfrenta a la mayor amenaza en décadas. ¿Comparte la preocupación?

Esta es una coyuntura que hace tiempo que no se veía. Euskadi es un país industrial, por lo tanto, que se den pasos es positivo y aportemos todos. Podemos hacer palanca en el gobierno central, en Bruselas. 

¿Qué es lo que más teme?

Buena pregunta. Que las empresas lo acaben sufriendo y, volviendo a esa sobrecapacidad que podía producirse en el mercado europeo, que no hubiese pedidos. Hay muchos puestos de trabajo pendientes. Eurofer, la patronal europea, sacó el otro día una nota de prensa que decía que la capacidad de producción se redujo en la Unión Europea en 9 millones de toneladas el pasado año y que eso se tradujo en 18.000 empleos menos. Si a esta reducción le añades las toneladas que terceros países no van a poder enviar a Estados Unidos, imagina…

¿Cuántos empleos dependen en Euskadi del sector?

En torno a unos 20.000 empleados. Euskadi factura 5.400 millones de euros, exporta en torno a 3.240, un ratio de 60% de exportación, que está muy bien. Se ve la clara visión exportadora de la empresa vasca. Hay unas 100 empresas que se dedican al sector siderúrgico y estamos hablando de empleo un directo de unas 20.000 personas. Y por cada uno directo suele ser dos, tres indirectos.

Vamos, que hay preocupación.

Preocupados estamos. Lo que necesitamos es que Europa proteja el mercado europeo.

2025-02-17T06:00:03+01:00
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