La pintura española de la Frick Collection, una de las colecciones de arte más importante de Estados Unidos, llega a Madrid en una ocasión única que permite ver obras de Goya, Murillo, Velázquez y el Greco que no se exhibían en la península desde hace más un siglo.
Se trata de nueve obras de grandes maestros españoles, y “puede parecer poco”, pero el “altísimo nivel de calidad y la variedad” de las piezas convierten la muestra en una “oportunidad única”, según palabras de Javier Portus, jefe de conservación en el museo.
Las nueve obras estarán expuestas hasta el 2 de julio en la sala 16A del museo, junto a una breve explicación sobre el coleccionista Henry Clay Frick (1848-1919), una acaudalado industrial estadounidense, y su colección. El centro ha emparejado las obras procedentes de Estados Unidos con otras de sus fondos con las que mantienen afinidades.
Las piezas son Vicenzo Anastagi, La expulsión de los mercaderes del templo y San Jerónimo, de El Greco; Felipe IV en Fraga, de Velázquez; y un autorretrato de Murillo. De Goya llegan tres retratos y otra pintura de gran calidad: los retratos son los del noveno duque de Osuna, el de un oficial, posiblemente el conde de Teba, y el de una mujer desconocida, hecho en sus últimos años.
También llega La fragua, una pieza de extraordinaria calidad y claro ejemplo de la cima de Goya en lo relativo a la expresión corporal. En la escena se puede ver una composición con tres herreros que emplean toda su fuerza en un yunque, con una perspectiva monumental. El retrato femenino en cambio es una de las obras de sus últimos años (1824) cuando se encuentra ya exiliado en Burdeos, y en él se puede ver la influencia de Édouard Manet y cómo el aragonés supo adaptar en sus retratos las nuevas técnicas de la época.
La expulsión de los mercaderes del templo, de El Greco, es un óleo de pequeñas dimensiones que el magnate estadounidense adquirió en España por unos 120.000 dólares a principios del siglo XIX, toda una fortuna en la época. En el mismo se puede ver la gran habilidad como compositor, su conocimiento de la perspectiva arquitectónica y su destreza en el uso de atrevidos colores.
El museo ha acompañado las piezas de la Frick con obras de su propia colección como La Anunciación y Retrato de un médico, de El Greco; El primo, de Velázquez, que fue pintado a la vez que el Felipe IV, de la Frick; y Juan Bautista Muguiro, en el caso de Goya.
Fondos norteamericanos
La Frick Collection está integrada por más de un centenar de obras de grandes maestros europeos como Rembrandt, Vermeer, Bellini, Ingres, Tiziano, Van Dyck, Turner, Monet, Degas o Renoir, además de los españoles mencionados.
Uno de los motivos que ha hecho posible la muestra es que la sede de la colección en Nueva York, una imponente mansión ubicada en la Quinta Avenida, está siendo sometida a una renovación integral que ha cerrado sus puertas y no las abrirá hasta finales del año que viene.
El Frick, que abrió sus puertas en 1935, se conserva como una mansión de principios del siglo pasado, y las obras están expuestas en muchos casos tal y como el magnate las dispuso en su despacho, el comedor y otras estancias. “No somos el típico museo”, explica Ian Wardropper, director de la Frick Collection. Estos fondos, además de pinturas, incluyen esculturas, muebles, porcelanas o relojes, entre otros elementos.