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Los forenses del crimen de Castro apuntan a una muerte "altamente sospechosa de criminalidad"

La autopsia determina que el cráneo fue "extraordinariamente manipulado" y fue sometido a una fuente de calor para "retrasar la putrefacción y desprender las partes blandas"
La acusada de asesinar a su novio en 2019 en Castro Urdiales, Carmen Merino.

La autopsia del cráneo de la víctima del crimen de Castro Urdiales (Cantabria) en 2019 ha desvelado que fue "extraordinariamente manipulado" y, aunque no se ha concretado la causa de la muerte, los forenses han rechazado que ésta se produjera por causas naturales y se han decantado por una muerte violenta.

Este viernes se ha celebrado la quinta sesión del juicio contra Carmen Merino, natural de Sevilla y de 64 años, que se enfrenta a 25 años de prisión por asesinar y descuartizar al que era su novio, y en la que los peritos han aportado la información que revela el cráneo de la víctima, ya que el resto del cuerpo no se ha encontrado.

La médico forense que examinó el cráneo ha señalado que los restos óseos estaban en "malas condiciones" debido a esa manipulación, por lo que ha advertido de que el estudio forense ha tenido una "gran limitación".

"No hemos podido acreditar la causa de la muerte", ha señalado la forense, quien ha detallado que el resto de lesiones que presentaba el cráneo podrían haberse dado tras fallecer.

Sin embargo, según lo hallado en el cráneo, el criterio de la perito forense es que se produjo una muerte "altamente sospechosa de criminalidad".

Aunque tampoco se ha podido determinar la fecha exacta del suceso, sí se ha dicho que es compatible con el período de tiempo que sugiere la Fiscalía, que la data sobre el 13 de febrero de 2019, cuando desapareció Jesús Mari, de acuerdo a sus familiares y amigos.

La forense ha explicado que la cabeza se separó del resto del cuerpo "después de la muerte" con una superficie cortante, como un cuchillo, y ha indicado, al ser preguntada por el jurado popular, que, aunque era un acción difícil, lo pudo haber hecho una mujer "porque no requiere de fuerza.

También que se le sometió a una fuente de calor que, a preguntas de la Fiscalía, ha indicado que podría ser compatible con "retrasar la putrefacción y desprender las partes blandas" y para "reducir los olores".

La autopsia ha revelado que el cráneo se conservó, después de su manipulación, en un espacio con "humedad y falta de aire", lo que coincide con el momento del hallazgo, ya que Carmen Merino se lo habría entregado a una amiga envuelto en varias bolsas y un neceser.

La autopsia ha determinado también que Jesús Mari tomó Diazepam antes de morir, muy probablemente "en una dosis alta".

En su declaración, Carmen Merino, que tenía recetado por un médico este medicamento, señaló que Jesús Mari, quien no lo tenía prescrito, le pidió en varias ocasiones dosis de esta pastilla porque tenía problemas para dormir.

La médico forense, además, ha indicado que la motosierra que supuestamente compró la acusada tras el fallecimiento de su novio "se atascaría" si se intenta seccionar un cuerpo con ella.

La práctica de la pericial forense no ha podido determinar de quién son los 37 pelos adheridos al cráneo de la víctima.

También han declarado los peritos que analizaron las huellas dactilares de las bolsas que envolvían el cráneo y el ADN hallado en la vivienda de la pareja.

En las bolsas que envolvían el cráneo solo se han encontrado siete huellas en la parte de abajo, pertenecientes a Carmen Merino, aunque según han detallado los peritos, había "fragmentos de huella" con calidad insuficiente para ser estudiada.

12/11/2022