Amenazaba lluvia, pero el cielo al final perdonó el segundo día de San Fermín Txikito. De hecho, había tantas ganas de jarana que el frío y el xirimiri testimonial que cayó no fueron impedimento para que miles de pamploneses y pamplonesas salieran a las calles del centro de Pamplona a celebrar las fiestas de septiembre: los Sanfermines Txikitos, esos que se esperan casi con más cariño que los de julio, porque, como se suele decir en la Vieja Iruña, son para los de casa.
Miles de personas participaron en las actividades repartidas por todos los rincones de los burgos de Navarrería, San Cernin y San Nicolás. La mañana arrancó con las dianas de la mano de los gaiteros de Muthiko Alaiak y los gigantes de Alde Zaharra, que partieron desde Plazara! y desfilaron por las calles del Casco Viejo. A la par, la música de los trikitilaris y la fanfarre Izugarri, que salieron desde Auzonea, inundaron las calles del barrio. “Los txikis y también nosotros teníamos ganas de sacar a los gigantes después de dos años sin San Fermín Txikito”, confesó Iñaki Gil Piño, miembro de la Comparsa de Gigantes del Casco Viejo, que el viernes salió en kalejira, “pero a la media hora llovió y nos tuvimos que dar la medida vuelta”, lamentó. Por eso disfrutaron de lo lindo.
La Comparsa del Casco Viejo se constituyó en 2001, está formada por cuatro gigantes – Tierra, Fuego, Agua y Aire– y está integrada por una veintena de porteadores a los que acompañan otros 18 músicos de Alde Zaharreko Gaiteroak: “Lo especial de este grupo es que todos somos del barrio y participamos en la Jai Batzorde o en otros colectivos del Casco Viejo. Por eso la comparsa es tan querida”, reveló Piño. Los gigantes Tierra, Fuego, Agua y Aire los portean personas mayores de edad porque hay que levantar figuras de entre 60 y 65 kilos, aunque en la Comparsa del Casco Viejo también hay sitio para los jóvenes. “Son los encargados de llevar a los kilikis Napoleón, Payaso, Pamplonica y Demonio”, explicó Piño.
En la actualidad, cuentan con unas siete dantzas, coreografías que crean entre todos, aunque antes Iñaki Gil, que fue dantzari de Iruña Taldea, y ahora Iker, otro miembro del grupo, están más al tanto.
COMIDAS POPULARES
A pesar del xirimiri, el Casco Viejo estuvo de bote en bote desde la hora del vermú y fue misión imposible comer en un restaurante si no se contaba con una reserva previa. Establecimientos hosteleros como El Redín, Oreja, Niza, Café Iruña, Ñam, Bearan, La Viña, La Vieja Iruña, La Mandarra de Ramos, Olazti, Catachú o Askartza ya llevaban varias semanas con el cartel de completo.
Por suerte, los centenares de personas que no pudieron saciar sus estómagos en los restaurantes degustaron el calderete preparado por la Jai Batzorde en la plaza de Santa Ana y la comida popular en el Auzogune. “Este año solo hemos podido tener sitio a cubierto para 200 y pico personas”, indicó Toni Iragi, miembro de la Comisión de Fiestas del Casco Viejo y de Alde Zahar Ekimena. “La carpa ha sido más pequeña porque hemos tenido que reducir gastos. Además, por la amenaza de lluvia no pudimos ampliar aforo”, lamentó Toni.
También hubo comidas en las peñas Irrintzi y Anaitasuna y Bullicio – las dos a rebosar– y comida popular en el Arrano, que desde hace varias semanas ya habían vendido todos los tickets.
KILIKIS Y GIGANTES
El destino a veces es muy caprichoso y, casualidades de la vida, tanto el 6 de julio como este sábado estuvieron condicionados por el mal tiempo. La lluvia mojó a la mañana a los gigantes y kilikis del Casco Viejo, pero San Fermín de Aldapa echó su capotico y centenares de familias disfrutaron de la Comparsa de Gigantes de Pamplona.
A las 17.00 horas, un reguero de silletas y padres, paraguas en mano, aguardaban en la Estación de Autobuses, de donde partió la comparsa. Como ya es tradición, Caravinagre fue el más aclamado y temido por los txikis, que incitaban al kiliki para que les persiguiera y pegara con la verga. Caravinagre, que lleva el miedo y los sustos allá donde va, provocó algunos llantos entre los más pequeños. Por parte de los gigantes, la reina americana, Braulia, fue la otra protagonista de la tarde, que fue vitoreada en la Herriko Taberna mientras bailaba Txoria Txori.
Este año, a pesar de que era uno de los actos más populares, se retiró del programa el Cross de los Carrozas porque lo que nació un poco “más de broma y para los abuelos del barrio”, se estaba convirtiendo en una auténtica competición. “Hacemos un parón para intentar recuperarlo el año que viene con otras ideas, que le den un carácter más popular y participativo”, explicó Iragi.
ESFUERZO DE TODO UN BARRIO
Detrás de la organización de San Fermín Txikito hay un grupo motor de la Comisión de Fiestas que integran 40 personas, pero hay más de 300 que
participan de forma voluntaria haciendo turnos, venta de pañuelos... Toni Iragi, de la Jai Batzorde, explicó que en la mayoría de actos culturales participan los propios vecinos porque “si no sería inasumible costearlos todos”. Iragi recordó que el 80% del presupuesto, que supera los 30.000 euros, lo asume el barrio, ya que solo reciben un 20% de subvención. Por eso agradeció la implicación de hosteleros y comerciantes, ya que “este año más de 250 han colaborado económicamente”.
Iragi también lamentó que Navarra Suma no hubiera colocado baños públicos en las calles del Casco Viejo. “La falta de baños ha sido patente y la calle Aldapa o la bajada de Santo Domingo estaban impracticables de orines”, denunció.