El Gobierno vasco ha puesto en marcha una nueva estrategia con la que busca generar un cambio social para revertir la situación de desigualdad que sufren los gitanos -en Euskadi viven más de 15.000- y poner fin al antigitanismo y a los discursos de rechazo a los que se enfrentan.
De hecho, según un estudio del Observatorio Vasco de Inmigración, Ikuspegi, elaborado en 2020 los gitanos son el colectivo que mayor "incomodidad" declarada despierta entre la población vasca para convivir, según ha revelado este miércoles la consejera vasca de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, ante la comisión de Derechos Humanos, Justicia e Igualdad del Parlamento Vasco.
Durante la presentación de la Estrategia Vasca con el Pueblo Gitano 2022-2026 que ha elaborado su Departamento, la consejera ha destacado que "la discriminación que experimenta el pueblo gitano se manifiesta en forma de violencia, discurso de odio y estigmatización".
Artolazabal ha admitido que aunque no hay datos oficiales sobre los gitanos que viven en Euskadi por la imposibilidad legal de realizar censos étnicos, se calcula que pueden ser entre 15.000 y 20.000, aunque algunas asociaciones gitanas reportan cifras superiores. Se trata de una población mayoritariamente joven, en crecimiento, con una alta tasa de natalidad.
Más de la mitad de la población gitana son mujeres con una creciente esperanza de vida, aunque esta se sitúa todavía muy por debajo de la media del conjunto de la sociedad vasca. Por ello, la nueva estrategia incorpora una perspectiva de género para revertir la desigualdad.
El documento, que recoge un total de 70 acciones a realizar en los próximos 5 años, incide en la importancia de desarrollar acciones en materia de educación, salud, vivienda, inclusión social, cultura e identidad y, de forma especial, igualdad efectiva e igualdad entre hombres y mujeres.
Sus tres ejes estratégicos son, en primer lugar, generar un cambio social hacia el pueblo gitano para acabar con el antigitanismo; en segundo lugar, favorecer la promoción del pueblo gitano para evitar su exclusión en ámbitos como el del empleo, la salud, la seguridad, la educación o la vivienda, y por último el tercer eje fija su atención en el reconocimiento y la interculturalidad.
"Es fundamental apostar por la construcción de una identidad acorde a los valores democráticos contemporáneos", ha dicho Artolazbal, para quien la clave es "encontrar un equilibrio en la tensión entre identidad propia, diferenciada y fuerte frente a una identidad abierta, cosmopolita y en permanente cambio".
Con esta tercera estrategia del Gobierno vasco, que cuenta con veinte años de experiencia en el desarrollo de políticas específicas para el pueblo gitano, se pretende sintetizar aprendizajes anteriores y alinear el marco vasco con el estatal y, sobre todo, con el europeo.
Por ello, el nuevo texto integra los diez principios comunes para la inclusión de las personas de origen romaní reconocidos a nivel europeo, como su integración social, la conciencia de la dimensión de género, un planteamiento intercultural y la participación de las administraciones regionales y locales, de la sociedad civil y del propio pueblo gitano, que también ha colaborado en elaborar la estrategia vasca.