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Los grandes remedios de una centenaria botica

Comercio
Íñigo Puente, tras el mostrador de esta histórica farmacia de la 'Cuesta' de Vitoria, fundada en 1826, de la que es su titular. Foto: Alex Larretxi

Siete generaciones han tomado sus riendas

Es entrar en la farmacia Puente de Vitoria y parece que se van todos los males o, al menos, que se olvidan en ese rato en el que uno se queda absorto admirando el histórico fresco de su techo o los distinguidos arcos de madera tras su mostrador, los cuales exhiben los antiguos tarros de porcelana de Limoges (Francia), los originales de esta veterana botica, la más antigua de Vitoria. Se fundó en 1826, en la calle San Francisco, 2 y desde entonces no se ha mudado de la 'Cuesta'. Pero si hay algo que alivia al cliente es esa sonrisa, que se adivina tras la mascarilla, de Íñigo Puente, la séptima generación de farmacéuticos que ha pasado por ella, cuando saluda antes de preguntar en qué puede ayudar. Aunque a veces no es ni necesario que lo haga, porque "por aquí han pasado también generaciones enteras de clientes: Tenemos abuelos, nietos e hijos, incluso. Y muchos nos dicen que conocían a mi abuelo o a mis tías cuando trabajaban con mi padre", recuerda con orgullo.

Un trato cercano y confianza que, en ocasiones, se ha llegado a traducir en peticiones del estilo, "dame esas pastillas azules que tomo yo, las pequeñitas", como si fueran adivinos, mismas artes a las que en ocasiones han recurrido sus farmacéuticos cuando les pedían, "el Txagorritxu que tomo siempre", "cuando no se acordaban del nombre del Trangorex, para la arritmia", aclara Puente, que lleva trabajando en ella desde el año 2000, al poco de acabar una carrera que empezó por "una mezcla" de vocación y también por el interés por esta profesión que previamente le había contagiado su padre, Gonzalo.

No en vano, los grandes remedios y las anécdotas no faltan en los 195 años de vida de este comercio, que sigue en pie, gracias al "compromiso, sobre todo de todos los titulares que ha tenido", como destaca el último de ellos. Si bien, sus riendas las han llevado dos familias distintas. La primera fueron los Fernández de Arellano, con tres generaciones hasta 1911. "Luego cogió la farmacia mi bisabuelo Lucas, que ya tenía una en Bizkaia, y vino a Vitoria porque la tercera generación de Fernández de Arellano, aparte de farmacéutico, era abogado y se fue a Madrid a ejercer esa profesión", precisa.

 

"Potentes" instalaciones

Por eso, como añade, la estructura de la farmacia mantiene la del siglo XIX, con una zona de atención, "no muy grande porque como dentro, había que elaborar toda la medicación, necesitaba unas instalaciones muy potentes, porque en aquella época la farmacia era un laboratorio como tal y aparte, tenía que elaborar las fórmulas y, por lo tanto, necesitaba mucho espacio".

De ahí que en la actualidad tengan una rebotica "muy grande" y aunque siguen haciendo formulación, "no es al mismo nivel de antes, porque el 99% viene manufacturado y lo poco que hacemos son fórmulas magistrales que receta el médico para una persona determinada y preparados, como cuando necesitamos adaptar las dosis de un medicamento determinado para un niño".

 

Sabios consejos

De hecho, si hay algo que aprecian sus clientes, son sus sabios consejos, los cuales les han pedido más que nunca durante el confinamiento. "Hasta aclarábamos dudas por teléfono. Creo que las farmacias hicieron una labor muy importante en esa época", resalta.

Y teniendo en cuenta la solera de este local, hasta de vez en cuando se pasan 'falsos' clientes. "Nos dicen: 'No, que solo venimos a verla, ¿eh? A alguno hasta le ha dado apuro y nos ha comprado caramelos", ríe.

Digitalización de la farmacia

Pero pese a su antigüedad, este negocio, miembro de la plataforma de comercio urbano de Vitoria (Gasteiz On), también se ha puesto al día en el mundo digital, para adaptarse al siglo XXI: desde su página web, que acepta encargos, lo mismo que su WhatsApp. Y también ofrece servicios, como asesoramiento nutricional o el test de sequedad ocular.

Relevo generacional

El único remedio que aún no tiene listo esta botica es el de si va a tener relevo generacional, porque aunque su actual titular tiene cuatro hijos, aún no lo puede asegurar. "El mayor tiene 17 años y creo que le gusta más la ingeniería o informática", añade Puente, quien preguntado sobre si le gustaría que siguieran con el legado aclara que sí, "pero siempre que sea decisión de ellos y les guste".

 

25/06/2021