"¿Qué le hemos hecho a Israel?", se preguntan horroizados los habitantes de Gaza que desde el viernes viven bajo un intenso fuego israelí que ha dejado al menos una treintena de muertos en la franja palestina.
La mañana del sábado, Nadia Shamalakh tomó la mano de su hija discapacitada para salir corriendo de su casa tras ser advertida a gritos por sus vecinos de que el Ejército israelí iba a bombardearla en el intercambio de disparos que desde hace tres días mantiene con milicianos de la Yihad Islámica Palestina (YIP).
"Me pareció ver el día del juicio final", dice esta mujer de 67 años y madre de ocho hijos, sentada en una silla de plástico frente a la colina de escombros calcinados que ahora ocupa el lugar donde se erigía su casa, en Gaza Capital.
"¿Cuál será nuestro destino? Nos hemos convertido en nuevos desplazados", dice la mujer para sí misma y con la voz quebrada: "¿Qué le hemos hecho a Israel para que nuestro hogar sea atacado?"
Israel comenzó el viernes una ofensiva "preventiva" contra presuntos objetivos de la Yihad Islámica en la franja, argumentando que se enfrentaba a una "amenaza inminente" de ataque por parte de la YIP tras capturar a uno de sus lideres en Cisjordania ocupada días antes.
Desde entonces, el Ejército israelí dice haber atacado más de 140 objetivos del grupo, en bombardeos que no solo destruyeron blancos militares sino que también derrumbaron múltiples estructuras civiles, incluyendo una torre residencial.
Estos ataques causaron la destrucción de al menos 650 viviendas, 45 de las cuales quedaron inhabitables, según cifras del movimiento islamista Hamás, que gobierna de facto en Gaza.
La Yihad, por su parte, ha lanzado ya más de 600 cohetes hacia Israel, la mayoría de los cuales fueron interceptados por los sistemas de defensa antiaérea o impactaron en áreas despobladas.
VÍCTIMAS INFANTILES
Desde el comienzo de la actual escalada bélica, el ministerio de Sanidad palestino ha contabilizado 31 muertos y más de 265 heridos, muchos de ellos niños. Israel no ha registrado víctimas fatales y contabiliza unos 20 heridos leves.
La Yihad Islámica identificó al menos a nueve de los fallecidos como miembros del grupo, incluyendo a los dos principales comandantes de su brazo armado.
Cinco menores palestinos murieron la noche del sábado tras el impacto de un proyectil en la ciudad de Yabalia, en el norte de Gaza y de cuyo disparo la YIP responsabilizó al Ejército israelí.
Según Israel, el incidente se debió a un lanzamiento fallido de un cohete del grupo miliciano.
Otra niña palestina de cinco años, Alaa Qaddoum, murió durante un bombardeo israelí el primer día de la ofensiva.
Las imágenes de su funeral, con su abuelo cargando el pequeño cadáver, se hicieron virales en las redes sociales.
"¿Qué culpa tuvo Alaa? ¿Estaba disparando misiles a Israel?", se pregunta el devastado abuelo, Mahmoud Qaddoum, entre lágrimas.
Según relata, Alaa estaba jugando frente a su casa de Gaza capital cuando las fuerzas israelíes bombardearon las cercanías y una metralla le perforó la cabeza.
CRISIS HUMANITARIA
Acostumbrada a los bombardeos, la Franja de Gaza -donde se hacinan dos millones de personas en un territorio costero de una decena de kilometros de ancho por unos cuarenta de largo-, permanece bajo férreo bloqueo del estado judío desde 2007, y su población ha sufrido periódicas ofensivas israelíes en 2008, 2012, 2014, 2018 y 2021.
El enclave ve repetirse en la actualidad en sus calles las mismas escenas que los conflictos anteriores; veredas vacías de peatones, ambulancias recorriendo las avenidas, y todas las escuelas y comercios cerrados, a excepción de las panaderías.
Tres días antes de comenzar su ofensiva, Israel cerró los cruces fronterizos con Gaza, agravando aún más la crisis humanitaria del empobrecido enclave.
Desde entonces, los gazatíes con permisos para salir no han podido acceder a Israel a trabajar o a recibir atención médica y los comerciantes no pudieron meter o sacar alimentos ni mercancías. Lo más grave, sin embargo, fue la interrupción de la entrada de combustible, vital para mantener funcionando la única central eléctrica de la franja, que debió detener ayer su funcionamiento.
Así, los más de dos millones de gazatíes cuentan únicamente con cuatro horas de electricidad al día y los servicios básicos operan de manera muy limitada. Además, el Ministerio de Sanidad informó de que los servicios de salud se interrumpirán en 48 horas de no renovarse el flujo de energía.
El corte eléctrico "afectará gravemente el suministro de agua potable, la higiene y la atención sanitaria" en Gaza, advirtió la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), al subrayar que hay "pacientes que no han podido viajar para recibir atención médica fuera de Gaza".
Por su parte, el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) hizo "un llamamiento urgente a todas las partes para que se abstengan de atacar a los civiles y trabajen para conseguir un alto el fuego inmediato".
"Cada escalada de violencia en Gaza se produce a costa de la gente, que paga el precio más alto de las acciones militares. Instamos a todas las partes a que protejan a los civiles por todos los medios", declaró Carsten Hansen, director regional del NRC para Oriente Medio.